VLADIMIR FLOrez, más conocido como Vladdo, no se cambia por nadie. Aleida, su creación predilecta, la que desde diciembre pasado ocupa la esquina inferior de la Vladdomanía en SEMANA, se le creció y ahora es la protagonista del libro A flor de piel, editado por Planeta, una recopilación de varios de los dibujos que ha publicado en esta revista y varios más inéditos.Su autor es un quindiano que dice haber nacido en Armenia "en el año 35 A.T" (antes del terremoto) y que desde 1986 ha atormentado a los lectores de los principales diarios y revistas de Colombia. En realidad su prontuario es mas vasto, pues además de haber trabajado en distintas épocas en La Republica, El Nuevo Siglo, El Tiempo, El País de Cali, El Espectador y SEMANA, Vladdo publicó en 1989 el libro Mis memorias -Asi me recuerda Vladdo, uno de los mejores retratos del gobierno del presidente Virgilio Barco Vargas.UN ROSTRO ENIGMATICO A primera vista Aleida es una mujer común y corriente. Sin embargo una mirada un poco más detallada revela que no tiene boca. Este reto adicional lo ha sabido asumir Vladdo con gran maestría pues le bastan unos toques sutiles en sus muy pocos trazos para darle al rostro de Aleida aspectos muy diversos, que van de la tristeza infinita a la rabia y de la impotencia a la malicia.Este personaje, que encarna de un modo mordaz, tierno, ácido e irreverente el alma femenina, nació cuando Vladdo trabajaba en Guayaquil, Ecuador, y sus pinitos los hizo en la página Internet del dibujante.Al regresar a SEMANA Vladdo la incorporó a su Vladdomanía y desde entonces comenzó a cautivar a los lectores de la revista.Uno de los rasgos más significativos de Aleida es la capacidad que tiene Vladdo para interpretar el alma femenina. Según él, esto se debe a que habla continuamente con mujeres y toma atenta nota de sus reacciones, comentarios y enfoques en el momento de hablar sobre el amor, la vida en pareja, el divorcio y el despecho.Sobre Aleida ya se han referido grandes personalidades del país. En opinión del ex presidente César Gaviria, "Aleida nos alegra la vida, nos refresca, nos hace reír. Ella es inteligente, irreverente, mordaz, nos muestra como somos, trasluce el alma de todos y nos ayuda a entender la condición humana. Nos dice cómo son las mujeres pero también el resto de los humanos". Noemí Sanín, por su parte, considera que Aleida "transforma la realidad femenina con la hondura de su visión y la hace objeto de una diversión crítica sin concesiones". Gabriel García Márquez anota: "Lo único que le falta a Aleida para ser perfecta es un poco de amor".