La política italiana está en llamas. La coalición de gobierno de corte populista, que venía fracturándose desde hace meses por su incompatibilidad ideológica, acabó en pedazos y sumió al país en la incertidumbre. El martes pasó lo inevitable. La crisis política, que buena parte de los parlamentarios e incluso el presidente habían intentado contener, estalló con la renuncia del primer ministro, Giuseppe Conte. Lo hizo en respuesta a una mala jugada de su propio ministro del Interior y líder de la Liga, Matteo Salvini, quien el viernes, en plenas vacaciones de verano, presentó una moción de censura contra Conte, alegando que la coalición de gobierno entre los partidos mayoritarios –Movimiento 5 Estrellas (M5E) y Liga (anteriormente Liga Norte)–, ambos con tendencias populistas y nacionalistas, se había roto. La gota que rebosó la copa cayó cuando el Parlamento debatió la construcción de un tren de alta velocidad (TAV) entre Turín (Italia) y Lyon (Francia). Aunque finalmente aprobó el proyecto, el M5E y la Liga se enfrentaron duramente, y, de paso, dejaron en evidencia que su anómala coalición, que duró apenas 14 meses, no era viable. El M5E, ecologista y con tendencias euroescépticas, no se define como un partido, sino como “una libre asociación de ciudadanos”. Pese a que en sus inicios se identificaba con la izquierda, hoy busca eliminar la dicotomía izquierda-derecha para abarcar un electorado más amplio. La Liga de Salvini, un partido de extrema derecha de corte xenófobo, euroescéptico y nacionalista, ha sabido capturar la sensación de hastío de su base electoral con la clase política y con la Unión Europea. Le puede interesar: El incierto resultado de las elecciones en Italia Ambos partidos se definen como populistas, pero, salvo su postura antiinmigratoria, no tienen mucho en común. Así, cuando formaron la extraña coalición, no lograron acordar un líder que representase a ambas colectividades, y propusieron a Giuseppe Conte, un académico desconocido. Salvini, con su carácter histriónico y su agenda mediática, ha eclipsado la figura del primer ministro. Es famoso por sus comentarios cargados de odio, que generan simpatía en sus votantes, en especial porque a Italia, por su ubicación, le ha tocado la peor parte de la crisis migratoria. Ha dicho, por ejemplo, que promete “limpiar” al país de los migrantes, a quienes también se ha referido como “carne humana”. Lo cierto es que, independientemente de su futuro político, Salvini seguirá promoviendo una guerra contra los migrantes, como la semana pasada, cuando propició el drama del buque Open Arms. Pero enfrentará oposición en el Parlamento Europeo, pues la represión supone violaciones a los derechos humanos, y peligros para la vida de millones de personas. Salvini buscaba realizar elecciones anticipadas en octubre, porque goza de gran popularidad. De hecho, mientras que en los comicios al Parlamento Europeo de 2018 consiguió el 17 por ciento de los votos, en los de este año logró el 34 por ciento. Así, aparentemente embriagado de poder, Salvini pidió de los italianos “plenos poderes”, usando una frase famosa de Benito Mussolini, y sin ningún pudor mostró su deseo de ocupar el cargo de primer ministro. La frase preocupó a muchos parlamentarios, que, desde entonces, trabajan por conformar nuevas alianzas y frenar el ascenso de “il capitano”, como lo llaman sus seguidores. Pasó lo inimaginable: Matteo Renzi, ex primer ministro y líder –aunque no oficialmente– del Partido Democrático (PD), de centroizquierda, anunció su intención de aliarse con su enemigo, el antisistema Movimiento 5 Estrellas. De concretarse la coalición, el partido de Salvini perdería el poder parlamentario que tenía hasta el momento. Le puede interesar: La justicia italiana deja en libertad a la capitana alemana que retó a Matteo Salvini

La jugada de Salvini de romper la coalición de gobierno y pedir “plenos poderes a los italianos” tuvo un efecto inesperado. Despertó fuerzas políticas como la izquierda. El cómico Beppe Grillo, del M5E, y el ex primer ministro Matteo Renzi, del PD, volvieron al ruedo político. No obstante, para que ello pase, el PD pide al M5E cambiar su postura de mano dura con los inmigrantes. Renzi, además, advirtió de los peligros fiscales de ir a elecciones anticipadas, pues lo más seguro es que ello derivaría en una recesión económica. El euroescéptico Salvini ha planteado, en ocasiones anteriores, la posibilidad de abandonar el euro y revivir la lira. Asimismo, dice que, de gobernar, no descarta que el país transalpino salga de la eurozona. Lo grave es que su discurso ha calado en buena parte de los ciudadanos. “Yo lanzo un llamamiento no solo al M5E, sino a todas las fuerzas políticas para evitar el clima de odio y los excesos de Salvini. Después, una vez que la situación económica y cultural italiana esté asegurada, vayamos a elecciones”, dijo Renzi en entrevista con El País de Madrid. Así las cosas, con sus intenciones Salvini tuvo el efecto de resucitar a la izquierda italiana, desaparecida de la escena política desde hace tiempo. Otro que también reapareció, espantado ante las intenciones del ministro, fue el fundador del M5E, el cómico Beppe Grillo. “Vuelvo para salvar al país de los nuevos bárbaros”, dijo. Lea también: Italia y la política spaguetti Después de la tormenta...  ¿Qué viene ahora para Italia? ¿Se montará la extrema derecha como en los momentos más oscuros de la historia del país? ¿Podrán detener las ambiciones de “il capitano”? Para el analista Luca de Carolis, quien ha cubierto la política italiana por casi dos décadas, no hay nada seguro. “La situación puede cambiar también en cuestión de horas. El entorno es muy volátil”, le dijo a France 24. Hay dos opciones: formar una nueva coalición de gobierno, o disolver el Parlamento y convocar a elecciones. Tiene en sus manos la decisión el presidente Sergio Mattarella, un veterano político democristiano muy poco mediático, que prefiere guardar silencio en tiempos convulsos y que ha sido, a lo largo de su carrera, un garante para la democracia. Como le dijo a Al Jazeera el analista italiano Alberto Castelvecchi, “Todo está en las manos del presidente de la república, un hombre muy sabio. Ahora, la pregunta no es si iremos a elecciones, sino cuándo y cómo”.

El presidente Sergio Mattarella, quien tiene la última palabra. Hoy por hoy, la nueva coalición puede llegar de varias maneras. Algunos han especulado con una alianza entre los enemigos PD y M5E, o con una opción europeísta, propuesta por Romano Prodi –ex primer ministro italiano–, de aliar a todas las fuerzas que apoyaron la elección de Ursula von der Leyen como presidenta de la Comisión Europea (el PD, el M5E y Fuerza Italia, el partido de Berlusconi). Un tercer escenario implicaría la hasta ahora improbable reconciliación de la Liga y el M5E. Mattarella quiere resolver la crisis en una semana, y los nombres de los candidatos a primer ministro empiezan a sonar. El M5E prefiere continuar con Conte o con el presidente de la Cámara, Roberto Fico. Todo depende del éxito de la alianza. Con la renuncia del primer ministro, Salvini ganó una batalla, pero pocos creen que saldrá victorioso de la guerra. A la larga, todo parece indicar que, en su sed de poder, calculó mal, y ahora podría pasar a formar parte de la oposición.