El 17 de junio de 2022, ratas gigantes invadieron Bogotá. ¿Proselitismo político? Mucho se especuló. Durante varios días. Las redes dieron cuenta de ello. Como si se tratara de una película de terror, dos ratas de casi diez metros de alto aparecieron en el centro, frente al Museo Nacional y al Parque Bicentenario.
Los ciudadanos que se encontraron en sus recorridos diarios estas figuras quedaron sorprendidos con su tamaño y aspecto, pues fueron pintadas de forma bastante bizarra, y sus dientes y garras dieron de qué hablar.
El 24 de junio se destapó el misterio. Todo obedeció a una campaña de expectativa del anuncio de la exhibición Banksy, ¿genio o vándalo?
“La vida útil de las piezas de Banksy en la calle es muy corta”, así empieza su relato Alexander Nachkebiya, productor y creador de la exhibición Banksy: ¿genio o vándalo? A lo que se refiere es a que, en cuanto Banksy hace algo en la calle, la gente lo “etiqueta, lo corta o pinta”.
Quizá por ello el éxito de la exposición que continúa en Bogotá, porque —y en palabras de Nachkebiya— esta exposición da la oportunidad de ver muchas veces en un único lugar piezas originales del grafitero más famoso del mundo.
Y es que lo que el visitante encuentra en Villa Adelaida, la casona de más de cien años en el corazón de Chapinero, es una exposición a la que hay que dedicarle tiempo, prestarle atención, perderse en ella para intentar entender “este arte multicapa”, como dice Nachkebiya. Hay que “ir con el corazón abierto, porque ver las piezas originales que Banksy hizo con sus manos es una parte de su alma”.
Muchos han visto piezas de Banksy en el mundo, en internet, como las de Ucrania, pero en vivo y en directo se entiende “la chispa” de Banksy, “un genio del vandalismo; no es un ‘genio’ ni un ‘vándalo’, es un genio del vandalismo”, asegura el productor.
Para este curador, Banksy es un “artista genial, un mercadólogo, un líder de opinión”, de quien hay que conocer el alcance de sus talentos. Según él, asistir en Bogotá a esta muestra es “ver el arte de uno de los más grandes artistas contemporáneos que vive en nuestro mismo tiempo”.
La exposición recoge las piezas que representarían el arte de Banksy en el mejor museo y, por así decirlo, de la forma más completa. De ahí que Bogotá sea importante para este curador, quien invita a sus residentes y visitantes a aprovechar y ver “al verdadero Banksy”. Y así como Banksy, hay muchos artistas y copiosas exposiciones a las que ir es un reto al intelecto, a la incomodidad, a la “apática” política, lejos de los cánones de museografía.
Banksy, revela Nachkebiya, tiene un equipo y hay muchos artistas que le ayudan. “En Ucrania hay artistas que le ayudan a hacer esas piezas. Se pone en contacto con el mundo del arte local, encuentra gente que le ayuda sin saber lo que está haciendo, pero está involucrada en ese proceso de hacer la obra de arte en la calle”.
Y es que Banksy causó revuelo este año cuando se conocieron piezas suyas en Ucrania, sobre Ucrania, invadida por Rusia desde febrero. Nachkebiya revela que Banksy tenía en ese país a artistas ucranianos y rusos, por lo cual el trabajo no fue fácil: “Creo que el hecho de que hiciera esas obras, pero no entrara en cuestiones propagandísticas, es genial y muestra que detrás de esa propaganda militar y de las armas hay vidas de personas heridas, y que es eso en lo que deberíamos pensar”.
Banksy estuvo esperando mucho tiempo para mostrar su arte en Ucrania, según su productor, y Nachkebiya cree que la razón es que no quería herir los sentimientos de nadie, teniendo en cuenta que en su equipo había seres humanos de ambas nacionalidades.
“Por supuesto, el tema de la guerra no podía pasar por alto a Banksy, Banksy no podía dejarlo en paz e hizo lo que creo que son piezas muy bonitas. Mi pieza favorita es Judo, muy aguda, pero hay que conocer el contexto porque no mucha gente joven sabe que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, era un judoka, así que tienes que conocerlo, hace falta un poco de contexto para entender lo que está pasando. Es [la obra de Banksy] un chico tirando al suelo a un tipo grande y parece que está fuera de contexto, pero luego, cuando empiezas a pensar, lo entiendes”, relata Nachkebiya.
Arte con sentimiento
En la obra de Banksy, aunque extremadamente política, parece primar la esencia del sentimiento. Aunque el autor no se separa de lo que está sucediendo y sus agudas piezas reflejan la parte militarista del conflicto, no hay atisbo de propaganda en ellas, solo sentimiento, emoción humana, real. En ese sentido, se aleja de decir, a su manera, quién tiene la razón o está equivocado, no toma partido y retrata que este conflicto ha tomado y ha tocado las vidas de muchos.
Esa narrativa no desvirtúa una muy clara de Banksy: mofarse del poder. Lo hizo con la fallecida reina de Inglaterra, Isabel II; también con la princesa Diana. Piezas de este calibre hay muchas. En general, en esta colección [la que se presenta en Bogotá], hay muchas piezas que están en contra del poder, del poder político, del poder policial y del militarismo. Banksy se dedica a la protesta, protesta por todo y esa es una de sus principales características.
Met Ball, por ejemplo, es un casco antidisturbios de la policía que está hecho, decorado, por Banksy, con pequeñas partículas de espejos, y en la exposición parece una bola de discoteca. “Todo se burla del poder”, asegura el experto.
Por eso que para Nachkebiya las piezas de Banksy son todas “multisignificantes”, “multicapas”: en cualquier pieza se encuentran varios mensajes, que necesitan un poco de pensamiento, un poco de concentración. Algo que pareciera no estar muy a la moda, para el experto: “La gente está acostumbrada, ahora es a que no profundiza en el tema, solo lee los titulares”. Y, sin embargo, según él, esto no pasa en Banksy: ¿genio o vándalo?
“El visitante presta atención, viene y ve las piezas de Banksy, se da un tiempo y piensa. Esto es lo que hemos visto en todo el mundo en nuestras exposiciones, la gente mira las piezas de arte de Banksy y piensa. Así que cuando piensan que pueden encontrar multicapas en todas las piezas de Banksy, sí”, arremete.
Eso sí, Banksy utiliza los mismos motivos, las mismas imágenes en sus obras de calle y también en sus obras de estudio —reconoce el mismo Nachkebiya—: La chica del globo se puede ver en Londres bajo el puente de Waterloo o en una impresión de edición limitada, o en un lienzo.
Para la colección que se presenta en Bogotá, el equipo organizador se puso en contacto con los coleccionistas privados que compran piezas de Banksy. Porque Banksy, aunque “antisistema”, está dentro de él. “Eso es lo que lo hace interesante, incluso para nosotros, él hace sus piezas de calle, hace sus piezas de estudio”, asegura el productor.
Y es que protesta contra el arte contemporáneo moderno en la calle y al tiempo hace piezas de estudio, las vende por mucho dinero, y eso le hace una gran parte de esa industria, que es muy particular, que es controvertida, pero controvertida como siempre, es lo que hace que la gente se interese.
Quizá eso sea lo que promueve su sentido anónimo. De Banksy no se conoce su identidad. Ni Nachkebiya asegura conocerlo. “Ni te lo habría dicho, si lo supiera, porque no querría ser yo quien te dijera que el Ratón Pérez no existe”, afirma.
Y aunque en la museografía lo normal es conocer al artista, su identidad y procedencia, su arte sí que lo quieren dar a conocer. O al menos su estencil, su obra en la calle y de estudio, una marca hecha identidad, desde la técnica, hasta la velocidad para evitar a la policía.