“Yo creo que el boom de los vinilos es por qué los amantes del vinilo nunca se fueron”, comenzó diciendo José Arteaga, periodista, escritor, realizador, y experto en la historia de la música latina, así como del caribe, quien habló con SEMANA sobre el regreso de los discos de acetatos, aquellos que llenaron de alegría y marcaron una era en el mundo, y que ahora, en plena era de la digitalización y la inteligencia artificial, regresaron para recordar que la convergencia tecnológica sigue marcando la pauta.
Tanto los melómanos, como los sibaritas, los coleccionadores y alguno que otro romántico de la época, fueron los que mantuvieron en sus casas aquellas tecnologías que, a pesar del avance y las facilidades que se vienen brindado al hablar de la reproducción musical, también traen la “magia” y el “cariño” que la digitalización trae.
El vinilo precedió a los casetes, estos a su vez anticiparon la llegada de los CD’s, luego vinieron los MP3 y ahora, cualquier persona puede escuchar casi que cualquier canción al reproducirla desde su celular a través de internet. Y a pesar de este tipo de facilidades, según recalcó Arteaga, la producción de vinilos está superando nuevamente la de los CD’s, y millones de personas están volviendo a comprar tocadiscos, pero ¿por qué?¿es la nueva moda?¿realmente los artistas modernos están optando por distribuir su música de esta forma? y ¿cuál es el futuro de los vinilos en medio de la digitalización? Estas son las cuestiones que respondió el experto en charla con SEMANA.
SEMANA: ¿Qué es lo que enamora de los vinilos?
José Arteaga: El boom del vinilo ha venido por diferentes vías. Por un lado está el coleccionismo, por la gente que quiere tener aquel tesoro que fue pensado en 1970, por aquella primera edición del disco de Eddie Palmieri con su banda de 1965. Pero por otro lado, también por las nuevas producciones; y ambas partes expresan un cariño especial, de una de un amor por ese formato que va, por supuesto paralelo a un amor por la música.
SEMANA: ¿ Por qué regresaron los vinilos o nunca se fueron?
J.A.: Yo te digo que pusieron a los amantes del vinilo contra la pared, porque cada vez la cosa se fue haciendo mucho más digital. Y cuándo llega el momento del MP3, qué fue lo que precedió a todas estas plataformas que hoy tenemos como en Spotify, la música al alcance del celular, el álbum como tal dejó de ser importante porque pasaron a ser más importantes las canciones.
Nosotros escogemos de Spotify una gran cantidad de canciones, creamos nuestras listas. Pero no nos detenemos a pensar en que todo eso parte de un álbum que, fue concebido como un álbum que tenía 12 o 15 canciones en su momento y que, eso es un producto físico muy bonito, muy bonito.
En este momento la producción de vinilos supera la producción de CDS.
Y por otro lado está el tema de los coleccionistas. Los coleccionistas siempre han estado compartiendo, cambiando, buscando, comprando. Pero, de pronto vuelve a surgir la necesidad de cosas que no se encuentran en nuestras plataformas, que nunca llegaron al MP3 y que a veces ni siquiera pudieron ser editadas.
A propósito de la Feria de Cali, el encuentro de melómanos, Gary Domínguez (vocero del grupo de melómanos en la sucursal del cielo) lo que hizo fue decirle: “Oye tú tienes un disco de vinilo en tu casa porque no lo traes y lo presentas”, y entonces llegaba ese señor con el orgullo, se le notaba la emoción que al subirse al escenario y decir es que ese disco lo heredó de su padre, y ponía la canción. A partir de eso, cientos miles de personas estaban haciendo lo mismo.
Eso fue maravilloso, un acto de emoción y de cariño, y de contacto porque, es decir: “es que es el momento en que yo puedo mostrar algo, que siempre estaba en mi casa porque yo lo he tratado y cuidado con mucho cariño, lo quiero, les quiero contar esta parte de mi vida”. Y eso es emocionante, así que el vinilo ha vuelto porque hay un gran cariño detrás, y ese cariño se ve a través de estas expresiones o bien de los músicos modernos, también de la gente que los ha conservado.
SEMANA: ¿Cuál es el boom de los vinilos?
J.A.: Aquí hay dos cosas a tener en cuenta. Por un lado, es obvio que la industria se ha dado cuenta de este fenómeno y entonces han empezado a parecer ediciones de esos viejos discos, ya que los antiguos discos, pues no suenan igual tienen mucho polvo acumulado, es difícil conservarlos en buen estado, porque la gente básicamente no sabe no conoce.
Es verdad que, sí una revisión se hace muy bien la gente va a tener el producto musical de ese disco original. La gente va a poder acceder a ese día, esa versión original de la canción de Eddie Palmieri que se grabó en los años sesenta y maravilloso.
Pero un fenómeno paralelo es que claro, no solo basta con tener un disco porque, cuando tú tienes un MP3, música digitalizada me refiero, único que necesitas es una un celular, no necesitas más. Obviamente te venden un pequeño amplificado que tenga Bluetooth y todo funciona maravilloso. Pero si tú tienes un disco lo que necesitas es un tocadiscos.
Así entonces, ha surgido también la nueva producción de fábricas de tocadiscos y, ahora se encuentran por doquier las ofertas. Pueden haber para sibaritas que valen millones, pero también los pequeños aparatos reproductores que solamente tiene una entrada USB, o los hay muy económicos en Amazon, pero siempre hay la necesidad de un aparato que reproduce.
Es verdad, hay mucha gente que lo hace por moda y es una maravilla: “estaré, estaré superguay, seré la referencia de moda en tiktok (...)”. Sí por supuesto, eso siempre va a ver, pero sí, qué es verdad que lo que denota esto es todavía más cariño, porque sí además del producto, necesitas otro producto para poderlo escuchar, es porque tienes mucho cariño por esto y estás dispuesto a invertir.
Y la verdad, aquí entre tú y yo, lo bonito de todo esto es que es un gusto poder disfrutar de ese momento de volver a poner, como lo hacían nuestros abuelos, la música en un reproductor. Poner la canción y quitarlo y darle la vuelta y todas esas cosas, es muy artesanal, pero precisamente, por eso es muy atractivo.
SEMANA: ¿Hay una cultura alrededor de los vinilos?
J. A.: Uno tiene primero el sonido, obviamente la música es el principal, pero detrás de la música también está el arte gráfico, Por ejemplo: el CD pequeño está muy bien, está ilustración está muy bonita, pero compárala con este tamaño, o sea, me lleva está ilustración el impacto visual.
Pues aquí tienes una obra de arte que lo puedes poner como un cuadro en tu casa y queda muy bien, ¿vale? Entonces que pasa, que durante el siglo XX para hacer un vinilo se buscaron fotógrafos, diseñadores ilustradores, especialistas en tipografía, manejo del color, toda una gama artística, y eso le da, por supuesto, un valor agregado a un vinilo.
Detrás había gente súper importante para el mundo del arte, por ejemplo, grandes ilustradores de la revista Vogue diseñaban vestidos para esa cantante de turno que aparecía en la carátula de un vinilo, y luego alguien le tenía que pintar la cara, hacerle el peinado, o sea, una presencia del mundo del arte en torno a la obra gráfica.
El vinilo no es solamente música, sino que hay muchas cosas más allá. Es una cultura que abarca muchísimos frentes del arte.
SEMANA: Teniendo tantas facilidades a nivel tecnológico, ¿por qué conservar los vinilos?
J. A.: Porque estos objetos que albergan música y, albergan arte gráfico y, albergan diferentes formas de cultura responden a la historia de nuestro tiempo. Hay una frase de George Clooney (...): “al hombre le puedes hacer de todo, pero no quitarle sus obras, las cosas que ha hecho, porque en ese momento es como si no hubiera existido”.
Yo creo que estos discos son demostraciones artísticas del poder creativo del ser humano, porque aquí hay unos artistas absolutamente geniales. ¿Quiénes hicieron vinilos? Louis Armstrong, James Brown, Michael Jackson.
Cito un ejemplo básico de una trompetista de colombo holandesa, ella comenzó a hacer sus trabajos en vinilo porque le parecía que, de alguna manera, cerraba el círculo del artista con mucha fama. Cuenta con un público actual, pero esta enseñándole a ese público joven que hay todo un pasado detrás. Que esto tiene una serie de valores agregados que, está por encima de las tendencias modernas.
No demerito para nada lo digital, es súper importante para nosotros, porque nos ayudó a ver muchas cosas, por ejemplo, la economía despacio (...) Pero también es cierto que esto (los vinilos) tiene un poder atractivo muy especial y, qué es el mismo poder de atracción que sintieron nuestros padres y que sintieron nuestros abuelos, así que de alguna manera estamos preservando tradición.
SEMANA: ¿Lo digital quita esa magia?
J.A.: Magia, es justamente lo que se pierde con lo digital. Hay muchas cosas maravillosas de un celular, un código QR que transporta a una playlist, eso es fantástico, pero hay algo de magia que tiene esto, el objeto físico que no tiene lo digital.
SEMANA: ¿Cómo preservar el boom de los vinilos hacia un largo futuro?
J.A.: Te lo responderé con otro ejemplo. Hay un hombre que se llama Mario Galeano, es un excelente profesor de música en la Javeriana y tiene varios proyectos, pero cuatro te los voy a comentar.
El primero es que cogió a todos esos músicos antiguos de la época de la cumbia, de los años sesenta y setenta del siglo XX y los reunió en una sola banda, y junto a un músico de inglés crearon un proyecto y grabaron en sistema analógico en los estudios de Discos Fuentes.
Sacaron discos realmente excepcionales, de alguna manera no solamente estaban conservando el producto físico del vinilo, sino también estaban conservando diciéndole a la gente que estos músicos todavía tenían mucho que brindar.
El segundo proyecto, tiene una banda que hace nuevo tropicalismo colombiano, está haciendo muchas combinaciones, una banda súper buena que gira por todo el mundo y, responde a esa idea de decirle a la gente que nuestra música, no solo viene de atrás, sino que tiene toda una historia detrás.
El tercer proyecto, es DJ. Los DJ tiene la clave en la conservación de la cultura del vinilo. Arrastran la multitud y pueden hacer algo que el músico en directo no puede hacer que es poner música durante toda la noche. Seis horas seguidas, claro es imposible para una banda en vivo y en directo.(...) Cada noche están aquellos que van a determinados eventos y hacen estas mezclas con vinilos, que son súper atractivas.
El cuarto proyecto, Mario Galeano tiene su propia fábrica de vinilos y, eso es súper importante porque, claro, cada vez hay más vinilos pero fábricas no tanto. Es un puñado de fábricas para abastecer a todo el mundo, cada vez hay colas más largas a la hora de pedir un tipo de grabación, entonces, entre más allá, pues muchísimo mejor porque también le va a facilitar el camino a músicos.
SEMANA: ¿Los procesos de producción siguen siendo iguales que en el pasado?
J.A.: Tiene otro proceso. Volvamos al caso de Eddie Palmieri y su disco de 1960, primero que todo tienes que tener los derechos de reproducción, ¿vale? Los derechos fonográficos y los derechos de autor. Una vez cumplido todo ese proceso, tú dices: “ahora vamos a entrar a hacerlo”. Para poder hacerlo, tú necesitas ir a la casa discográfica, la casa disquera que tiene el poder y los máster, tú los metes a un estudio y sacas otra vez la versión en audio para poderla meter a fábrica y hacer las copias de vinilo
En teoría, la música va a sonar igual que la original y no cambia nada. Incluso, hay cosas que se pueden borrar en un proceso que se llama remasterización.
Ahora bien, sucede que vinilos se hicieron a lo largo de todo el siglo XX, 100 años en que la producción no se detuvo. Gladys Palmera es el mayor archivo de música latina del mundo y digamos que tenemos, solamente en vinilos 65.000. Esos 65.000 solo corresponden a un tipo de música. Imagínate en el rock, imagínate la música sinfónica, toda la cantidad de vinilos que hay en el tango, bueno, en fin.
Lo que ha sucedido es que, no todos se pueden utilizar para poder sacar una copia actual, no se pueden encontrar, se encuentran los que están en este momento en propiedad de las grandes compañías, Concord Music, Sony Music, grandes firmas. Pero las pequeñas, muy complicado. Entonces cómo se hace ese proceso: toca partir de encontrar la mejor versión posible de ese disco que se hizo en 1960, se saca una copia digital, esa copia en digital se masteriza, (...) y eso ya se convierte en el nuevo máster.