Bárbara Schock-Werner, la antigua maestra de obras de la Catedral de Colonia, aún recuerda la consternación que sintió al saber que la catedral de Notre Dame, en París, estaba en llamas. “Me senté frente al televisor y vi la catedral arder, completamente aterrada”, recordó.
Fue “un shock” ver la parte superior de la torre desprenderse y caer, dijo la también arquitecta e historiadora del arte. Inmediatamente supo que tenía que ofrecerse a ayudar en la reconstrucción de la iglesia.
Un símbolo europeo
La catedral de París es conocida mundialmente y tiene gran importancia histórica y cultural. El escritor francés Víctor Hugo (1802-1885) la inmortalizó en la novela “El Jorobado de Notre Dame” y el compositor austríaco Franz Schmidt (1874-1939) escribió la ópera romántica “Notre Dame” basándose en la obra de Hugo.
La iglesia también ha sido un ícono para reyes y emperadores. En ella, Napoléon Bonaparte (1769-1821) fue coronado regente de Francia, tal como lo hiciera el rey inglés Enrique VI (1421-1471) años antes. Construida entre 1163 y 1345, Notre Dame se erige en el centro histórico de París y es uno de los principales referentes de la identidad cultural francesa.
Cuando las imágenes del incendio se viralizaron tres años atrás (15 de abril de 2019), las expresiones de solidaridad no tardaron en llegar. El presidente francés, Emmanuel Macron, declaró entonces la restauración de la iglesia un proyecto nacional de cinco años. Donantes franceses prometieron destinar 840 millones de euros (920 millones de dólares) para tal fin, mientras que donantes alemanes recaudaron cerca de 700.000 euros. Tres días después del incendio, Bárbara Schock-Werner fue designada coordinadora de la ayuda alemana por el Ministerio de Cultura.
Incendio en directo
La catedral estaba en proceso de renovación cuando ocurrió el incendio. Un guardia revisó la iglesia luego de que una primera alarma se activara el 15 de abril de 2019, pero no halló nada. Minutos después se desató el fuego. Las llamas ya habían arrasado con la estructura del tejado central para el momento de la evacuación. Cientos de bomberos estaban en el sitio cuando la torre más alta del edificio se derrumbó.
El fuego iluminó el cielo de París al atardecer. La gente en las calles de la ciudad se preguntaba si podría salvarse “Nuestra Señora de París”, la emblemática estatua de piedra de la Virgen María y Jesús que estaba dentro de la catedral. A la mañana siguiente, y tras arder por más de 12 horas, los bomberos extinguieron el fuego.
El “milagro” de Notre Dame
Los investigadores aún desconocen la causa exacta del accidente. Sin embargo, Bárbara Schock-Werner concluyó que la destrucción pudo haber sido peor. “Gracias a Dios no todas las bóvedas se derrumbaron”, dijo.
La especialista pensó que la estatua de la Virgen María había sido destruida, pero quedó intacta pese a que una torre se derrumbó junto a ella. “Ese es el milagro de Notre Dame”, añadió. El incendio causó daños considerables y los esfuerzos por contener las llamas provocaron un nuevo problema. “El edificio sigue estando muy, muy húmedo”, dijo Schock-Werner. Y podrían pasar hasta 10 años para que todo se seque. “Lo que se está pintando y cincelando no durará mucho porque la humedad acabará por aflojar todo de nuevo”.
Tensiones diplomáticas
La restauración de Notre Dame pasó a ser un proyecto logístico, financiero y político. La noticia de que expertos alemanes de la catedral de Colonia restaurarían las vidrieras de Notre Dame causó indignación entre sus pares franceses, contó Shock-Werner. Pero los ánimos se calmaron cuando el equipo alemán explicó que solo participarían en la restauración.
Al día de hoy, las cuatro ventanas de 300 cristales individuales elaboradas por el vidriero Jacques Le Chevallier (1896-1987) no han llegado a Colonia. La especialista señaló que el proceso requiere de “más precaución diplomática”.
Presión política
La promesa de restaurar la catedral para los Juegos Olímpicos de 2024 en París añade aún más presión a un proceso complicado, aseguró Schock-Werner.
No hay certeza de que la armadura del tejado esté lista para entonces. Está programado instalar las ventanas en la primavera de 2023, pero después habrá que retirar los andamios para incorporar el órgano.
Turistas y residentes podrán entrar a Notre Dame en 2024, según el plan actual del gobierno. Pero restablecer el antiguo esplendor de la catedral puede tardar más.