Un par de desadaptados se fueron a los puños justo cuando Lenny Kravitz daba el discurso de vibración positiva que resume su experiencia musical, y claro, su concierto en vivo. A veces nos gana la naturaleza conflictiva aquí. Pero ahogar ese altercado poco después con cantos de Let Love Rule (Deja que el amor mande) también recordó lo que podemos ser. “I know Bogotá is on the side of love” / “Sé que Bogotá está del lado del amor”, dijo en su momento Kravitz. Así parezca increíble, a veces lo está y es emocionante verlo. En esta velada, junto a su conjunto de músicos excepcionales, Kravitz trajo algo que le ha hecho falta a la ciudad en estos días grises: luz, gozo, una razón para tirar para arriba. Le puede interesar: Cuando visita Colombia, Interpol marca la fecha en el calendario Lenny puede decir en entrevistas que profesa amor, y satisface sentir que es exactamente lo que hace en vivo. Su interacción con el público vino en inglés (se disculpó por su español de bachillerato), pero fue muy generosa. Y la llevó a niveles más físicos. En medio de Let Love Rule, primera canción del encore, se bajó del escenario, se dirigió a las tribunas y se perdió entre sus enloquecidos seguidores. La tribuna de arriba, la tribuna de abajo, ambas tuvieron su momento, pero no por eso el resto se sintió desatendido. La experiencia bañó a todos. Con uno que otro guardia, claro, pero Lenny Kravitz se trepó a la tribuna de arriba, luego se sumó a la de abajo. Fue uno con la gente.

Previo a su espectáculo, MNKYBSNSS lo hizo bien en la media hora que tuvo el escenario. Sufrió levemente del  síndrome del “sonido de telonero”, pero mostró su cancha, y con los tres músicos que sumaron sus dos cabezas, incluído un gran baterista, enriqueció su tumbado electrónico atmosférico. Sonó en los parlantes A Love Supreme de John Coltrane, y auguró algo elevado. Y pasadas las nueve de la noche se soltó el acto. El ataque de éxitos fue contundente. Kravitz arrancó con Fly Away y cerró dos horas y cuarto después con Are You Gonna Go My Way. En el medio, cada asistente gozó su joya. Personalmente, Believe sonó gloriosa, con su sublime coro, su emotivo solo de guitarra y cierre casi orquestado. Para otros habrá sido Again, It Ain‘t Over ‘Til It‘s Over, I Belong to You, American Woman, Always on the Run.  Y si bien los más conocedores siempre querrán una específica, con los tantos hits que deja una carrera de treinta años -más las canciones nuevas que presentó- es justo decir que le dio gustó a todo el mundo. Pedir más era pedir demasiado.  Sus músicos brillan por su talento y porque Kravitz se esmera en que se les reconozca. Craig Ross, guitarrista, provee inspirados solos, Gail Ann Dorsey, la bajista ex Bowie constituye la presencia rotunda, sólida e inamovible que todo lo permite (y se llevó un mundo de aplausos). Los vientos fantásticos de Harold Todd, saxo, Ludovic Louis, trompeta, y Michael Sherman, saxo barítono, se ganaron un capítulo aparte. Brillaron cuando se sumaron juntos, y cuando les tocó acaparar la atención con sus solos, no fueron menos que asombrosos. George Laks profesó órganos llenos de sustancia y soul desde sus teclados y Franklin Vanderbilt Jr, desde la batería, todo lo unió. Le puede interesar: “El trabajo de un artista es retar lo normal, explorar lo que va más allá”, Karl Hyde de Underworld Lenny Kravitz prometió volver, veremos si sucede. Por el momento, en su primera visita dejó un concierto para el recuerdo.  Esta fue la lista de canciones que tocó Lenny Kravitz en su primera visita a Colombia.