Desde hace un mes, entre lunes y sábado a las 8:00 de la mañana, los habitantes de la vereda Pasquillita se levantan de sus camas escuchando lecturas, música y enseñanzas a través de los parlantes que la comunidad usaba para dar anuncios importantes. En la tarde, la actividad se repite, pero digitalmente. Campesinos de Sumapaz, a las 5:00 p. m., reciben en un chat de WhatsApp un audio con una lectura para que se reúnan en familia a escucharlo.

Esta ha sido la reinvención de la Red Distrital de Bibliotecas Públicas de Bogotá, que durante la cuarentena ha querido acompañar a los usuarios de bibliotecas públicas escolares de Sumapaz y Pasquilla que no pueden acceder fácilmente a otras actividades de la entidad, como cafés literarios por YouTube o talleres artísticos y de escritura por videollamada. A través esta iniciativa, llamada Voces de familia, usuarios que frecuentan esas dos bibliotecas rurales reciben cada día lecturas, recomendaciones literarias, retos para distraerse e incluso adivinanzas. “Voces de familia ha sido una estrategia de las bibliotecas públicas escolares de Pasquilla y Sumapaz que busca llevar la lectura a cada familia campesina de los territorios rurales mediante la contextualización de diversos contenidos como la literatura infantil y juvenil; para adultos tenemos crónicas, ensayos, cartas, textos informativos y textos de información sobre la actual pandemia que estamos atravesando”, contó a SEMANA la coordinadora de la Biblioteca Pública Escolar Pasquilla, Vielsa Marroquín.

Este programa se originó en un grupo privado de funcionarios de BibloRed donde se compartían lecturas y opiniones, pero el 30 de marzo esos audios se compartieron por primera vez con campesinos de la zona rural de Bogotá y pocos días después ellos mismos se convirtieron en los protagonistas enviando sus propias lecturas. Ahora, Marroquín y Nirza Morales, otra de las encargadas de coordinar esas bibliotecas, reciben a diario audios y videos de una comunidad que parece encantada con la posibilidad de expresarse a través de la lectura.

La funcionaria explicó que cada lectura se lleva “a un contenido netamente inclusivo al territorio, mediante audios, imágenes y hasta llamadas telefónicas. Incluso, con la colaboración de algunos líderes comunitarios hemos podido transmitir toda esta información por medio de altavoces y parlantes que tenemos en las veredas”. De esta forma, BibloRed logró que en este tiempo de incertidumbre y encierro varias familias campesinas lean en sus casas para compartir con sus vecinos la magia de leer para otros.