Una de las maneras más efectivas para establecer una comunicación directa entre Dios y sus fieles se da a través de la oración, un poderoso mecanismo con el cual la conexión espiritual del Cielo y la Tierra se pueden dar sin recurrir a extrañas prácticas como la santería, actividad que no es permitida por el cristianismo con base en los numerosos decretos pactados siglos atrás.
Para cada uno de los santos, religiosos y figuras destacadas del catolicismo existe una oración ideal para dedicarles en medio de una necesidad o angustia, o por el contrario para agradecer por un favor recibido o simplemente para sentir una verdadera conexión espiritual con alguno de ellos, entre ellos la Virgen María.
María: una figura irremplazable
Las sagradas escrituras realzan la figura de María al ser la madre de Jesús, pero también por ser la portadora de la esperanza del mundo y la salvación de los fieles. Asimismo, la iglesia ha considerado a María como la madre de la institución católica y de cada uno de los millones de cristianos alrededor del mundo.
El amor incondicional y la intercesión que la Virgen María le ofrece a cada uno de los hijos de Dios la han catalogado como “Reina universal de todo lo creado”, por lo que su figura y papel en el cristianismo ha sido, y sigue siendo, tan importante, que no se puede realizar algún acto religioso sin invocar su compañía.
Así como el Ángel de la Guarda tiene una oración ideal para poder venerarlo en las mañana, la Virgen María cuenta con varias oraciones para suplicar por su presencia durante todo el día como lo promulga el portal especializado Oraciones y Devociones. A continuación se enumeran varios de los rezos más poderosos para dedicarle a la Madre de Dios al comenzar el día los cuales se deben realizar con mucha fe y en un espacio propicio para que la conexión espiritual entre la Virgen María y el creyente no se vea perturbada:
- El Ave María
“Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén”.
- La Salve
“Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y, después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima!, ¡Oh piadosa!, ¡Oh dulce siempre Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén”.
- El Bendita sea tu pureza
“Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A Ti, celestial Princesa, Virgen Sagrada María, yo te ofrezco en este día alma, vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía”.
- La Consagración a la Virgen
“¡Oh Señora mía, oh Madre mía!, yo me ofrezco enteramente a Vos y, en prueba de mi filial afecto, os consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón. En una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo vuestro, oh Madre de bondad, guardadme y protegedme como cosa y posesión vuestra. Amén”.
- La Consagración de Juan Pablo II
“Virgen Madre de Dios, haz que yo sea todo tuyo. Tuyo en la vida, tuyo en la muerte, tuyo en el sufrimiento, en el miedo, en la miseria, tuyo en la cruz y en el doloroso consuelo, tuyo en el tiempo y en la eternidad. Virgen Madre de Dios, haz que yo sea todo todo tuyo. Amén”.
La Virgen María, es, para muchos fieles y sacerdotes, una figura protectora muy importante cuando el diablo quiere realizar algún mal hacia alguna persona, familia o institución, por lo que el Santo Rosario también es considerada como una oración muy poderosa para suplicar por la compañía de María, pero también para agradecer por las bendiciones recibidas a lo largo del día, como la salud, tener empleo, el alimento, el estudio, entre otras.