Título original: EshtebakAño: 2016País: EgiptoDirector: Mohamed DiabGuion: Mohamed Diab y Khaled DiabActores: Nelly Karim, Hani Adel, El Sebaii MohamedDuración: 97 minLo más impresionante de este filme ingenioso, tensionante y de bajo presupuesto es la dinámica de la destrucción: cuando comienza y coge impulso arrasa con todo lo que se le atraviese. Parece tratarse de una ola como las del mar, una energía y un movimiento que se transmite de persona en persona, dejando una estela de desazón y cansancio, de cosas rotas y miradas perdidas.Puede leer: La defensa del dragónTiene lugar en Egipto en 2013 y unos letreros al comienzo explican brevemente el contexto: en 2011 termina una presidencia de 30 años; en 2012 es elegido en las urnas el candidato de la Hermandad Musulmana, un partido islamista; en 2013 se dan unas manifestaciones enormes contra el presidente y el Ejército eventualmente lo tumba del cargo. Tras la caída, vienen choques callejeros entre quienes apoyaban al presidente, quienes apoyaban al Ejército y el Ejército mismo.La acción en la película tiene lugar en uno de esos días de enfrentamientos y se limita al interior de una furgoneta metálica usada para llevar prisioneros. Es un recinto con cinco ventanas a cada lado y una en cada extremo, e inicialmente –cuando meten a empujones a un par de periodistas– parece espaciosa y tranquila. Pero, con el desorden en las calles, el vehículo comienza a llenarse. Primero un grupo de manifestantes en contra de la Hermandad que explican en vano a los militares que los apoyan. Más adelante meten a empellones a un grupo de manifestantes a favor del partido islamista.El choque en el interior del vehículo es inevitable, pero la película, inteligentemente, va más allá para mostrar cómo este pequeño universo de personas (que incluye a una mujer y a dos adolescentes) hacen parte y sufren del caos que los rodea. Ahí, el camión se vuelve intermitentemente prisión y refugio y buena parte de la fuerza de Clash está en subrayar ese carácter doble y contradictorio del vehículo.Le sugerimos: NormanEl director, Mohamed Diab, maneja diestramente las tensiones en el interior entre estos dos grupos con creencias antagónicas, cada uno considerando al otro un traidor, y la cámara, restringida a esas cuatro paredes, transmite opresivamente el encierro, tambaleándose entre la gente ahí atrapada que discute y se amenaza, o asomándose por las ventanas para ver las manifestaciones que los rodean y que amenazan con desbordarse e incluir al vehículo en su caos.En medio de la conmoción, las personas se reducen a rostros y formas con unas personalidades mínimas, como si la violencia misma las aplanara, mostrando que, sin importar el bando al que se pertenezca, hay una humanidad básica que se comparte y que se limita a la aspiración más fundamental de sobrevivir, de seguir con vida mientras sea posible.Es una idea esencial que a menudo, ensordecidos por enfrentamientos ideológicos, tendemos a olvidar. Pero aún así, al final de la película, extenuado por el encierro y tensionado por la violencia desbocada, extrañé enterarme de algo más sobre estos enfrentamientos ideológicos fuertes y aparentemente insalvables que dieron origen a la violencia adentro y afuera de esta cárcel motorizada.Le recomendamos: Spider-Man: de regreso a casaCARTELERAEl planeta de los simios: la guerra ***El más deprimente de los blockbusters continúa su crónica de la decadencia de la humanidad.Dunkerque hhh½Christopher Nolan retrata opresiva y emocionantemente el rescate de miles de soldados aliados acorralados en un pueblo costero francés.La defensa del dragón hh½La ópera prima de Natalia Santa hace un retrato de la amistad entre tres hombres mayores en el centro de Bogotá.Le mirage hhEn esta cinta del Canadá francófono, el dueño de una tienda deportiva tiene una crisis existencial, entre otras cosas, por gastar más de lo que gana.