ArtBo, la Feria del Millón, Odeón y Barcú sacuden la escena artística nacional cada octubre con sus muestras de obras modernas y contemporáneas. En los corredores de Corferias, los estands de las galerías y las casas culturales de La Candelaria se siente un entusiasmo que atrapa, cada vez más, a nuevos compradores de arte. Lo más interesante es que la mayoría son jóvenes que, poco a poco, empiezan a romper el mito de la ausencia de coleccionistas en Colombia.En realidad hay varias leyendas alrededor del coleccionismo. Una muy extendida afirma que Marta Traba lo trajo a Colombia, pues muchos dicen que antes de su llegada al país (en 1954) nadie coleccionaba ni había un mercado del arte. Pero según el crítico de arte Halim Badawi, el primero en Colombia fue el historiador José Manuel Groot (1800-1878), quien coleccionaba arte colonial. Alberto Urdaneta (1845-1887) y Rufino José Cuervo (1844-1911) también fueron pioneros.Puede leer: Nicolás Consuegra recibió el premio KubikA lo largo del siglo XX, además, existieron artistas-coleccionistas como Fernando Botero, Enrique Grau, Carlos Rojas, Édgar Negret, entre otros. Ellos reunieron obras importantes con la necesidad de suplir sus propios intereses creativos, más que construir una línea temática en sus adquisiciones. Gracias a sus donaciones, gran parte de estas colecciones ahora hacen parte de instituciones como el Museo Iberoamericano de Arte Moderno de Popayán – (Miamp), o el Museo Botero del Banco de la República.También se dice que casi no hay coleccionistas. Pero lo cierto es que desde hace dos décadas se viene consolidando un grupo en América Latina que colecciona arte de forma más continua y con un interés en obras de la región. Según un informe publicado por Arteinformado, un medio digital especializado en arte, diez colombianos hacen parte de la lista de coleccionistas latinoamericanos más activos (ver recuadro).El crítico de arte Álvaro Medina coincide con este informe, pues, según él, el país “comienza a tener verdaderos coleccionistas, como los que uno encuentra en Brasil, Argentina y México. Que arman colecciones muy coherentes y definidas. Antes –añade– solo había compradores compulsivos. Pero ahora los coleccionistas sí se están informando para comprar”.Todo eso va en paralelo a un boom del mercado del arte mundial. De hecho, en el mundo ya se usa el término young collectors para describir a los profesionales menores de 40 que invierten entre 800 y 20.000 dólares en arte.Los ejemplosYohir Akerman, periodista y columnista de El Espectador, lleva 15 años coleccionando arte contemporáneo latinoamericano como una forma de rendir tributo al talento. Le compró su primera obra a un artista que se estaba graduando de la Facultad de Arte, cuando todavía estaba en la universidad. A sus 37 años ya tiene más de 200 piezas.Le sugerimos: Candelaria: La película colombiana que ganó en el festival de VeneciaAunque no se considera un coleccionista, pues no compra para vender o exponer sus obras, ha adquirido piezas hasta de 8.000 dólares y está atento a qué tanto se valorizan. Por ejemplo, adquirió una escultura de Miler Lagos en 1.500 dólares. Hoy podría valer 15.000.Para Akerman lo más importante es el acercamiento entre el artista y el cliente. “Es importante conocer a los artistas y entablar un diálogo con ellos para conocer su visión alrededor de cierta obra”. Por esto visita constantemente galerías como 12:00, Nueveochenta, Casas Riegner y talleres de artistas.Pero más allá de las ferias, las galerías y los talleres, los nuevos coleccionistas aprovechan otros espacios para comprar obras y conocer lo que ofrecen los artistas y las galerías internacionales. Sobre todo las páginas web como artnet, ArtList, Paddle8 y Artsy –el archivo digital más grande de arte contemporáneo–, que comercializan obras en la web y organizan subastas virtuales.EN VIDEO: ¿Cómo se determina el precio de una obra de arte?
Estos sitios atraen a compradores como Thor Borresen, un ingeniero industrial caleño de 36 años, que comenzó su colección de arte contemporáneo en 2013. Esta semana, por ejemplo, participó en una subasta en línea de Christie’s desde su celular. “Es una manera de tener el mundo del arte a la mano”, asegura.Él tiene 58 obras, en su gran mayoría de artistas como Eduardo Ramírez Villamizar, Federico Uribe y Miler Lagos. También es parte del programa de coleccionistas de ArtBo y visita la feria antes de la apertura al público general. También va a eventos asociados como Art Basel, en Miami, o ARCOmadrid, en España.Le recomendamos: Este fin de semana espere una edición especial sobre el poder creativo de BogotáOtros compran arte a un precio más asequible. Es el caso de Gina Borré, una politóloga de 29 años, que ha adquirido alrededor de 20 obras en los últimos tres años de artistas como Yosman Botero o Jorge Panchoaga, por debajo de los 900 euros.Boré, nacida en Magangué, Bolívar, se acercó a la historia del arte mucho antes de querer comprar y coleccionar. Es una seguidora de la Feria del Millón porque le abrió la puerta a obras con precios amigables. “Este evento desmitificó la idea del arte como un placer inalcanzable”. También se acerca a los artistas a través de redes sociales como Instagram, pues cree que son una forma de seguir el proceso creativo de primera mano.A incentivar la colecciónPara muchos de estos coleccionistas, lo que comenzó como la compra de obras de arte para el disfrute personal maduró en un ambicioso proyecto de vida. Es el caso de Camilo Martínez, que trabaja en crear la Fundación Colombia Colecciona, que busca incentivar esta práctica en el país, pues asegura que no solo las elites deberían ejercerla.Gloria Samper, con su firma de asesorías Paralelo 10, impulsa otra buena iniciativa. Trabaja en formar y orientar a las personas que compran obras. Para ella no todos los que adquieren arte son coleccionistas, pues cree que esta labor debe tener responsabilidad con el artista, con las obras y, sobre todo, con preservar el patrimonio.A pesar de todo, en Colombia aún hacen falta programas como los del Museo de Arte Moderno de Nueva York, el Whitney Museum of American Art y el Guggenheim, que han creado espacios para formar a los compradores jóvenes con eventos especiales, accesos vip a ferias y visitas a estudios de artistas.Esto impulsaría las buenas prácticas, ya que los coleccionistas podrían suplir la falta de interés de algunas instituciones. También fomentaría el compromiso con el campo del arte, los artistas y la ciudadanía. Porque más allá de promover el mercado, un coleccionismo ético y responsable ayuda a preservar y difundir la obra plástica como un patrimonio común.Los latinoamericanos en la lupaEntre los 100 coleccionistas más activos de América Latina hay 10 colombianos, según un informe internacional.El portal Arteinformado escogió a los 100 coleccionistas más activos de América Latina por la compra directa de obras de arte y el apoyo al trabajo de los artistas. Según este reporte, Colombia es el cuarto país de la región con más coleccionistas influyentes.Hay 14 argentinos, 14 brasileños, 12 mexicanos y 10 colombianos: Alejandro Castaño, Celia Sredni de Birbragher, César Gaviria Trujillo, José Darío Gutiérrez, Katherine Barón, Leon Amitai, Leo Katz, Mario Scarpetta, Mauricio Gómez Jaramillo y María Paz Gaviria.Entre ellos sobresale Alejandro Castaño, cuya colección tiene más de un millar de obras de artistas del subcontinente.