Colombia vivirá el próximo año una importante celebración literaria: el centenario de la publicación de la novela La Vorágine, del escritor José Eustasio Rivera, que data de 1924.
La icónica obra, cuyo inicio es uno de los más recordados de la literatura colombiana —”antes que me hubiera apasionado por mujer alguna, jugué mi corazón al azar y me lo ganó la violencia”—, será discutida también en las distintas ferias del libro que se desarrollan en todo el país, incluida la Internacional del Libro de Bogotá, FilBo, donde Brasil será el país invitado en 2024, tal como lo explicó en SEMANA el ministro de Cultura, Juan David Correa.
“La Vorágine es una obra que entraña todas las contradicciones de nuestro país, una novela que encierra la metáfora de nuestra relación tensa con la naturaleza, es la gran novela sobre el extractivismo en el Amazonas, donde fueron asesinados más de 50 mil indígenas a manos de una empresa cauchera”, asegura Correa.
Agrega el ministro que se trata de “una novela que, con el pasar de los años, de alguna manera se empezó a leer de manera solo escolarizada y eso la convirtió en un texto alejado de nuestras posibilidades simbólicas. Y yo quiero resignificar eso. La Vorágine ha viajado por todo el mundo, se ha traducido y estudiado en muchos países. Pero en Colombia, a pesar de ser una gran obra, la convertimos en una especie de manual que casi nadie lee”.
Una edición especial
En el marco de esa conmemoración, el grupo editorial Penguin Random House se unirá con la publicación de La Vorágine en una edición especial bajo su sello Penguin Clásicos.
Dicha edición la hará en asocio con la Universidad de Los Andes. La novela se publicará junto al célebre poemario Tierra de promisión, que encarna la relación lírica del autor con el paisaje selvático.
Para esta edición, explica Penguin Random House, se toma la última versión de la novela que publicara José Eustasio Rivera en vida y se rescatan los mapas que el autor incluyó y que fueron omitidos en ediciones posteriores.
La vorágine es “un extraordinario recorrido por la selva, una denuncia, una epopeya, una mirada a la vida de los habitantes de tierras alejadas del centro del país. A cien años de su publicación es uno de los grandes clásicos de la literatura latinoamericana. Como buen clásico, es una obra que apenas si hace falta su lectura para conocer la historia y tener una imagen de lo que representa. La novela ha pasado del ámbito de la literatura al de la cultura como un referente que prescinde, casi, del texto mismo y se eleva un poco por encima de él para multiplicarse como referente en diversos ámbitos”, afirman Erna von der Walde y Margarita Serje en la introducción del volumen editado por Penguin Random House.
Las dos expertas manifiestan también que “la novela de Rivera no es un canto a un idilio que ha de perderse ante los avances de la modernización, sino un retrato del proceso mismo, situado geográficamente en una zona marginal de la nación, que puede igualmente leerse como metáfora del margen que constituye la modernidad en la periferia. El mundo violento de la acumulación primitiva que la novela relata es una especie de máscara macabra de la modernidad”.
Agregan que “los estudiosos de La vorágine, en su gran mayoría, no logran salir de la restricción que impone su pertenencia a la novela de la tierra. Pero, ciertamente, tiene también que ver con la fuerza del discurso moderno como discurso civilizatorio que no permite ver, parafraseando a Walter Benjamin, el ‘documento de barbarie’ que constituye el ‘documento de civilización’”.