Este 2024, las letras colombianas están de fiesta: el país recuerda el legado de dos grandes autores, Arnoldo Palacios y Jorge Gaitán Durán, ambos recordados este año por los 100 años de su natalicio.
Precisamente, a propósito del centenario de Palacios, nacido el 20 de enero de 1924, el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, por medio de la resolución 0020 del 18 de enero de 2024, declaró el 2024 como el Año Arnoldo Palacios.
Con ello se busca rendir tributo a la vida y obra de uno de los máximos exponentes de la escritura afrocolombiana. Por ello, se propiciarán actividades de formación, una variada agenda académica y otros espacios de reflexión en torno a la vida y obra del escritor chocoano.
Uno de estos espacios será la exposición fotográfica El que vive o ha vivido en el Chocó puede vivir en cualquier parte del mundo, que iniciará su itinerancia en Cértegui, su pueblo natal, a lo largo del mes de febrero. La muestra además viajará por todo el país. Se trata de un acercamiento íntimo, posible gracias al lente de del fotógrafo José Venancio Palacios García, sobrino de Arnoldo, y que revela aspectos y momentos emblemáticos del autor.
Además, Las estrellas son negras y Buscando mi madredediós, obras de Palacios, se podrán encontrar para consulta a partir del primer trimestre del año en 1.480 bibliotecas públicas del país, en 80 bibliotecas populares y comunitarias y en 600 bibliotecas rurales itinerantes.
“Arnoldo Palacios hace parte de una generación que se emancipó en un país aún más racista que el que tenemos hoy en día. Su emancipación consistió en traernos noticias de un territorio olvidado por la mayoría de la nación, con su novela Las estrellas son negras. Con esta declaración, junto a la Biblioteca Nacional de Colombia, queremos seguir leyendo e insistiendo en que las estrellas son negras. Debe leerse con mucha más convicción para entender cómo la literatura se ha adelantado por mucho a las crisis que nos parecen nuevas”, aseguró Juan David Correa, ministro de las Culturas.
Arnoldo Palacios nació en Cértegui, Chocó. Con apenas dos años sufrió un ataque de poliomielitis, infección que ataca la médula espinal y paraliza a quien la sufre, lo que lleva ―en algunos casos― a la muerte. Cuenta Palacios en un texto que, a pesar de su corta edad, recordaba el suceso y cómo la enfermedad hizo que no pudiera caminar, correr o nadar en el río.
En ese momento se convirtió en un agudo observador. “Tuve que permanecer mucho tiempo sentado y creo que eso me enseñó a meditar, a observar (…) eso, más tarde pudo influir en que me dedicara a escribir”, aseguró.
Un autor ‘mítico’
Al cumplirse también cien años del nacimiento de Jorge Gaitán Durán, Mincultura promoverá una serie de actividades académicas, espacios de formación, exhibiciones y reflexiones sobre la vida y obra de este poeta, intelectual y activista.
La programación tendrá énfasis en Norte de Santander y en la región del Catatumbo. Su legado está trazado por obras como Insistencia en la tristeza (1946), Presencia del hombre (1947), Asombro (1949), Si mañana despierto (1961) y Amantes (1958), en las que le apuesta a temáticas como el erotismo, la libertad y la felicidad humana.
Sin embargo, a través de ensayos, como La revolución invisible (1958), exploró la crítica política, la historia y movimientos como la industrialización y la reforma agraria, temas que todavía tocan a Colombia en el presente.
A Gaitán Durán también se le atribuye la creación del espacio cultural y literario más importante del siglo XX: la revista Mito, una publicación que proponía discusiones sociales a partir de la poesía y la conciencia histórica y filosófica.
Algunos la han denominado la verdadera vanguardia colombiana por los innumerables temas de interés, autores, discusiones y elaboraciones teóricas que se presentaron.
Esta revista sigue siendo un punto de partida para nuevas generaciones de intelectuales que buscan definirse en la historia nacional y mundial. Y es también inspiración para colectivos periodísticos y culturales que buscan replantearse la historia del periodismo y la gestión cultural colombiana en el siglo XXI.