En sus palabras no puede ser más exacto y más abierto. Desde el corazón y la intención, “Como la flor” se presenta como “un libro sobre el amor y el deseo, sobre la flora y la fauna, sobre los muros que dibujan nuestras casas, lo que guardan adentro y lo que dejan por fuera. Cuir es diversidad: es conflicto, multiculturalismo, lenguaje y lengua, historia y anécdota: cuir es una flor que se abre como ocurre con todas las palabras que disparan, en todos nosotros, millones de sentidos”.
Concebido por Alejandra Algorta y Salomé Cohen, el poemario reúne letras de Alejandra Lerma, Alejandro Múnera, Amalia Andrade, Ana López H., Andrea Juliana Enciso, Andrea Salgado, Andrés Ardila, Carolina Dávila, Cris Tengono, Eliana Hernández, Estefanía Angueyra, Fátima Vélez Giraldo, Francisco Bárcenas Feria, Ivonne Alonso-Mondragón, Johanna Barraza Tafur, Juan de Dios Sánchez Jurado, Juan Diego Otero, Kirvin Larios,María Luisa Sanín Peña, Paula Alejandra Castillo, Pedro Adrián Zuluaga, Pedro Carlos Lemus, Pedro N. Villegas, Rodrigo Marel, Sebastián Barbosa Montenegro, Solara Sosa, Tania Ganitsky, Tina Pit, Violeta Gómez y Yenny León.
PRÓLOGO
SER ESTACIONAL
COMO UN CUERPO QUE SE ADORA
COMO UN CUERPO DE FLOR*
“Como la flor” es un poemario que habla sobre las palabras que nos fueron asignadas para señalar lo que vive y las palabras que hemos decidido usar en su lugar; es un libro sobre el amor y el deseo, la flora y la fauna, sobre los muros que dibujan nuestras casas, lo que guardan adentro y lo que dejan afuera.
Reunimos a treinta poetas cuyo trabajo explora identidades que no pueden ser fácilmente señaladas, clasificadas o normalizadas bajo un único significado. Poéticas que en su contexto de origen tienen poco espacio, son poco conocidas y siguen siendo marginales en lo literario, lo social y lo político. Textos en los que se explota, manipula y musicaliza un lenguaje que en algún momento ha sido opresor y que en el poema se vuelve personal y polisémico, como la flor.
Hicimos un llamado a poetas que, desde su obra o presencia, exploran formas alternativas de la identidad, la sexualidad, el amor y el deseo. El resultado fue una red de amistades que, por medio del voz a voz, fue tejiendo la telaraña de recomendaciones que hoy conforman este poemario. El voz a voz que construyó este libro también nos habla sobre cómo se construye una comunidad, a partir de la compañía y las redes de apoyo. Son estos lazos los que permiten que este libro reivindique también la amistad. Sabemos que toda antología que haga un llamado a la diversidad siempre estará incompleta. No solo porque toda selección es excluyente, sino también porque al intentar reunir la expresión de una comunidad que cambia y se actualiza constantemente negamos el movimiento que le ha permitido crecer y replantearse con el tiempo. Lo queer, en su definición original y escritura en inglés, se refiere a lo extraño y lo inusual. Sin embargo, lo que puede ser extraño en un momento, suele ser clasificado, etiquetado y normalizado en el siguiente.
¿Qué es lo queer, entonces? El filósofo Paul B. Preciado dice que «desde su aparición en el siglo xviii, queer servía para nombrar a aquel o aquello que por su condición de inútil, mal hecho, falso o excéntrico ponía en cuestión el buen funcionamiento del juego social». Esta palabra, como muchas otras usadas para designar a integrantes de la comunidad LGBTI+, tenía una carga ofensiva para referirse a ciertas expresiones de género o disidencias sexuales. Posteriormente la palabra fue reapropiada por el grupo a quien designaba para marcar la «huella de un fallo en la representación lingüística». Es decir, para demostrar la ineficiencia del lenguaje frente a la complejidad humana; la distancia entre la palabra que designa y el cuerpo que respira.
A pesar de la búsqueda por tener un lenguaje incluyente y flexible con el cual se visibilice y se defienda la existencia de la comunidad LGBTI+, identificarse como una persona cuir en Colombia implica aún una incomprensión del Estado y de la sociedad, lo que dificulta el acceso a políticas públicas, al debate público y, en ese mismo orden de ideas, al mercado literario.
*Hernández, p 48