Tomm Moore nació en Newry, en un territorio que el mundo conoce como Irlanda del Norte y los irlandeses consideran Irlanda pero creció a cientos de kilómetros, en la pequeña pero vibrante población de Kilkenny. Desde esta, el hogar donde se hizo y donde vive, fundó el Cartoon Saloon con otros afiebrados al cine animado, un estudio de animación que hoy le compite a Disney, a Pixar, a Ghibli, al que sea.
Las cinco nominaciones del estudio al premio Óscar hablan por sí solas, y el que no hayan ganado dice más de los Óscar que del maravilloso trabajo que llevan haciendo por años. Por eso, cuando Angelina Jolie se propuso contar la dura historia de una niña afgana que Deborah Ellis contó en su libro “The Breadwinner”, apeló al Cartoon Saloon a quien le entregó la historia. Acertó.
Aunque poco presume, Moore ha sido nominado tres veces a nivel individual. Y si bien esto ha dado a conocer su trabajo y le ha generado oportunidades creativas y laborales geniales, no pierde su norte. Hoy es padre, pero desde mucho antes de serlo ya era consciente de la responsabilidad de hacer cine que verán niños. “Hay que decir algo que necesiten saber, no se les puede solo distraer con animales que hablan y chistes de pedos”, sentenció en su momento. Su trabajo prueba que ha sido fiel a esa observación.
Fue el caso en “El secreto del libro de Kells” (que estrenó en 2009 y dirigió junto con Nora Twomey), en “La canción del mar” (que estrenó en 2014 y dirigió solo) y vuelve a ser el caso en “Wolfwalkers: espíritu de lobo”, que dirigió con su viejo colega de animación, Ross Stewart. La película se lanzó en 2020, en tiempos de alta angustia pandémica (que en Colombia siguen), en la plataforma AppleTv+, donde está disponible como contenido original.
Como cantaba Joe Arroyo, esta historia se desarrolla “en los años 1600, cuando el tirano mandó”, aunque a diferencia de la historia que contaba ‘el Joe’ en “Rebelión”, “Wolfwalkers” tiene lugar en los bosques de Irlanda, muy lejos de Cartagena. No por esto a la historia le falta calidez. Es un cuento mágico de amistad con lo desconocido, de asumir lo natural y lo animal como parte del ser humano. Esto mientras presenta una metáfora visual y poética contra las tiranías de quienes prometen la salvación a la fuerza y fuego. Y su retrato de las dinámicas entre padres e hijas y madres e hijas y los lazos que sobrepasan la lógica es sensible e inspirador.
Hablamos con el director de 44 años. Esto nos dijo.
El Cartoon Saloon a los Óscar cinco veces ha ido ya, y de esas tres nominaciones han sido para usted. En este punto son como Glenn Close, puede que no gane pero todo el mundo sabe que su trabajo es sobresaliente. ¿Cómo le ha ido en el circo de los Óscar?
T.M.: Fue bastante divertido porque este año distribuyeron la ceremonia por todo el mundo. Así que tuvimos una pequeña ceremonia aquí, en mi pueblo de Kilkenny, Irlanda. Fue muy linda, pequeña e íntima, y pudimos divertirnos mucho. Había estado en los premios Óscar antes, pero nunca la había pasado así de bien. Y, ahora que ya pasó, miro hacia atrás y me alegra muchísimo que tanta gente descubrió la película por cuenta de ese reconocimiento.
La película es una producción original para Apple tv+, ¿se limitaron los ejecutivos en Apple a darles la plataforma o tuvieron algo qué añadir o sugerir sobre la cinta?
T.M.: Más que darnos la plataforma, nos aconsejaron. Nos ayudaron a enfocarnos en la audiencia a la que queríamos llegarle, pero no hubo interferencia creativa. Lo que sí resultó increíble fue sentir el apoyo a la película en términos de marketing. Apple sacó su arsenal para asegurarse de que la gente supiera que esta película existía, a todos nivel, con vallas en Los Ángeles y más detalles que jamás había vivido.
Es una película hermosa, y sobre su trabajo previo no hay más que muestras de admiración. Cuéntenos qué películas lo hicieron querer ser animador, hacer esto que hace...
T.M.: Cuando era un niño chiquito, en los años 80 en Irlanda, el estudio de Don Bluth estaba en Dublín (nota: Bluth trabajó en Disney antes de independizarse). Irlanda es un país pequeño, y eso significaba que todo el que estaba interesado en estas artes o que trabajaba en ellas estaba conectado a ese estudio. Allí se hicieron películas como “An American Tail” “Fievel y el Nuevo Mundo”), “Land Before Time” (”En busca del valle encantado”), “All Dogs Go to Heaven” (”Todos los perros van al cielo”). Esas, diría, son las animaciones clásicas de mi infancia.
Soy parte de una generación afortunada. No tuve que ir a Hollywood o a Londres para hacer animación, pude hacerlo desde mi pueblo natal
Por otro lado estaba la versión animada de Las Tortugas Ninja, que también se hacían en Dublín. El director Jimmy Murakami, un animador japonés y estadounidense que vivía en esa ciudad, era una celebridad. Cuando yo veía el programa en televisión, pensaba “ese debe ser un trabajo divertido”. Me uní a un grupo, The Young Irish Filmmakers, una organización para niños que estaban interesados en el cine. Nos reuníamos después del colegio o en los fines de semana y hacíamos nuestras propias películas. En ese punto, en los 90, ya comenzaba a llegar Internet y todo lo que causó. Así que creo que soy parte de una generación afortunada. No tuve que ir a Hollywood o a Londres para hacer animación, pude hacerlo desde mi pueblo natal.
La historia de “Wolfwalkers” tiene lugar en los bosques de Irlanda, pero toca puntos muy globales. ¿Qué hace que esta cinta impacte en tantos lugares?
T.M.: Creo que la experiencia irlandesa resuena mucho en el mundo. Todos hemos estado de un lado o del otro de la colonización que sucedió, esa vida indígena que fue reemplazada por otra manera de vivir. Esos temas están en la película. Sabes, la niña inglesa, el personaje principal Robyn, viene de Inglaterra, y Mebh es la pequeña que ya vive en Irlanda. Su amistad representa una visión esperanzadora, en el fondo, porque cuando vemos alrededor del mundo, vemos esta misma historia repitiéndose: la necesidad de encontrar un lugar común entre quienes llegaron y quienes ya estaban allí.
La experiencia irlandesa resuena mucho en el mundo. Todos hemos estado de un lado o del otro de la colonización que sucedió, esa vida indígena que fue reemplazada por otra manera de vivir. Esos temas están en la película
Y sí que necesitamos encontrar una manera de hacer equipo, porque todos compartimos este lugar, todos compartimos los bosques, todos compartimos la naturaleza de la que dependemos para vivir. Si seguimos enfocados en nuestras diferencias, jamás vamos a unirnos para salvar el planeta, que lo necesita. Esa historia resuena en todos los países, creo yo, hay paralelos en todas partes.
En otras cintas como “Song of the Sea” (“La canción del mar”) también ha abordado la transformación, como sucede con estos personajes que se convierten en lobos. ¿Qué hay detrás de estas transformaciones recurrentes?
T.M.: En la tradición irlandesa, en la tradición celta, no se diferenciaba entre humanos y animales. Se entendía que éramos animales y parte del mundo. Y cuando leo relatos tradicionales de los nativos de Norteamérica, cuando leo sobre sabiduría aborigen australiana, incluso cuando leo cuentos de hadas de la India, he notado esa manera de vivir, en la que los humanos se sentían animales y los animales podían ser humanos. De esa manera, creo, respetábamos más el mundo en el que vivíamos y a las criaturas con las que lo compartíamos.
Es necesario recordar esa mitología, la que nos dice que el humano es parte del mundo animal y no una especie de Dios separados del resto. Entender que el daño que le hacemos al mundo natural y a los animales nos lastima a nosotros por igual
Es necesario recordar esa mitología, la que nos dice que el humano es parte del mundo animal y no una especie de Dios separados del resto. Entender que el daño que le hacemos al mundo natural y a los animales nos lastima a nosotros por igual. Somos parte de una gran continuación en la naturaleza, y creo que los pueblos antiguos entendían esto y lo transmitían en sus mitologías.
La cinta resuena en niños y en adultos, un balance que consiguen los grandes. Cuéntenos sobre ese proceso de llegar de ese folklore a esta historia enfocada en estas dos niñas, ¿fue necesario mover mucho?
T.M.: Ross (el co-director) y yo somos tipos ya en nuestra adultez, y nuestro impulso nos llevó inicialmente a enfocarnos más en el el del padre, o en el rol del Lord Protector. Así que sí fue todo un viaje el redirigir la narrativa en los niños. A través de todo el proceso de storyboards, reescribíamos constantemente, para asegurarnos de que fuera la historia de estas dos niñas, y más aún, de que fuera la historia de Robyn, la chica que llega desde el exterior, tal como la audiencia, que llega a este mundo desde fuera. Es a través de ella que descubrimos este mundo.
Mucho sucedió cuando encontramos a las actrices de voz. Las jóvenes mujeres que interpretaron los personajes, tienen la edad de los personajes, 12 y 9 años, y llenaron de vida a estos personajes e hicieron muy obvio que se trataba de su historia y de que nos teníamos que enfocar en ellas.
La canción de la artista noruega AURORA acompaña una de las escenas más emocionantes de la película de Tom Moore y Ross Stewart.
Háblenos de ese trabajo con los actores. Tiene a estas jóvenes talentosas, también a figuras reconocidas como Sean Bean...
T.M.: Los actores son demasiado importantes, son, como mínimo, el 50 por ciento del personaje. No los vemos a ellos, pero sus voces llevan la historia y la emoción. Antes de hacer las grabaciones finales, hicimos muchos talleres, especialmente con las niñas, para asegurarnos de que entendían los personajes.
Honestamente, tuvimos muchísima suerte de encontrar a Honor (Kneafsey, en el papel de Robyn Goodfellowe) y a Eva (Whittaker, como Mebh Óg MacTíre). Al final del proceso, ellas nos decían lo que los personajes harían o iban a hacer, no nosotros a ellas. Fue fantástico. Y ese proceso de casting fue largo.
Con los adultos también estuvimos de buenas. Queríamos a Sean Bean en el rol del padre y escribimos el personaje pensando en él. Por fortuna accedió, fue un sueño, perfecto. Lo mismo puedo decir de Simon McBurney, quien interpreta a Lord Protector. Era un papel difícil. Lo conocimos en la premiere de nuestra anterior película, “The Breadwinner”, que produjo Angelina Jolie. Él es su amigo, fue esa noche, y allí lo conocimos. Supimos desde entonces que era el indicado.
Sean y Simon son actores que se han forjado en compañías dedicadas as Shakespeare, y trajeron a la mesa su inteligencia y autenticidad. Fue un placer.
En Colombia estamos tratando de zafarnos de algo así como nuestro Lord Protector, háblenos un poco más de la construcción de este nefasto personaje.
T.M.: Se basa en Oliver Cromwell, un personaje histórico en Inglaterra e Irlanda, y así lo llamaban. Una especie de dictador que surgió de la Guerra Civil Inglesa. muy complejo, y muy duro con los irlandeses. Quería mostrarle a todos en Inglaterra que podía controlarlos y para hacerlo lideró una campaña brutal en los años 1600 (cuando el tirano mandó) en la que entre muchas cosas, arrasó con los lobos.
En Irlanda aún hay repercusiones hoy de esos episodios. El norte se dividió, y vivimos una larga historia de protestantes contra católicos desde ese periodo.
A Lord Protector necesitábamos distanciarlo de Cromwell, hacerlo una figura fuerte de regidor de la que el mundo aún no se recupera. Como lo mencionas, en tu país y en muchos otros aún se sienten las cicatrices de refugiarse en estos hombres que reinan desde el miedo, separando y estigmatizando al diferente
Ahora, Ross y yo sabíamos que este era un tema muy local, y que necesitábamos distanciarlo de Cromwell, hacerlo una figura fuerte de regidor más general, más ancha. El tipo de figura de la que el mundo aún no se recupera. Como lo mencionas, en tu país y en muchos otros aún se sienten las cicatrices de refugiarse en estos hombres que reinan desde el miedo, separando y estigmatizando al diferente. Para nosotros, es una preocupación, y queríamos anotarlo desde este personaje que queremos evitar a toda costa en el futuro.
La cantidad de trabajo que involucra una cinta así debe ser aterradora, ¿cómo se dirige una producción así de grande?
T.M.: Como dice la expresión, es como “mover una montaña a cucharadas”. No se puede pensar demasiado, hay que hacer. En el momento más efervescente teníamos a cientos de personas trabajando en el estudio aquí, en Kilkenny, en otro en Francia y otro en Luxemburgo. Y luego piensas en la música, en la orquesta, en el diseño de sonido, es un equipo enorme. Desde la primera idea hasta completarse, “Wolfwalkers” tomó unos siete años. De estos, unos pocos nos dedicamos tres años a escribir y desarrollar estos personajes. Luego, vinieron 2 o 3 años más de mucha intensidad, con mucha gente involucrada.
Y como hacemos animación tradicional, toma mucho trabajo diario de parte de los animadores. Digamos que aún me estoy recuperando de todo esto.
Después de todo este trabajo, viene presentarlo. Háblenos de la reacción del público y si el público vio algo que ustedes no vieron...
T.M.: La reacción fue mucho mejor de lo que me pude imaginar. Y sí, cierta gente anotó detalles sutiles. Muchas mujeres jóvenes respondieron a la amistad entre estas dos jóvenes y les gustaba pensar que incluso era un romance. No fue nuestra intención, pero sabíamos que podría ser interpretado así. Pero nos sorprendió que la gente viera algo positivo y se sintiera representada.
La cinta se estrenó en tiempos de covid y encierro, y la gente vio en esta película una expresión sobre ser realmente libre, removiéndose las cadenas sociales, y es ese sentido le dio a la gente un sentido de escapismo de la cuarentena que vivía (nota: en Colombia, aún lo puede hacer). Y, ¿quién hubiera podido predecir esto?
Háblenos del estilo visual que maneja la cinta y de cómo ha evolucionado con respecto a sus otras cintas.
T.M.: Es una constante evolución pues se crece como artista. Ahora, que terminé este circuito de la película, vivo un momento parecido a volver a la academia de arte. Paso muchísimo tiempo dibujando, dibujando figuras. ¡Hay mucho más por hacer! todo lo que puedes dibujar lo puedes animar, y creo que hasta ahora estamos en la superficie de lo que se puede lograr con animación tradicional, especialmente en cine. Hay mucho lugar por dónde crecer.
“Wolfwalkers” se siente como la culminación de un estilo que Ross (Stewart) y yo veníamos evolucionando hace unos 20 años, y desde nuestra primera película “The Secret of Kells” (2009). Todas las ideas y todo lo que amábamos de la animación tradicional lo incluimos en esta película, como una hamburguesa triple
Ahora, “Wolfwalkers” se siente como la culminación de un estilo que Ross (Stewart) y yo veníamos evolucionando hace unos 20 años, y desde nuestra primera película “The Secret of Kells” (2009). Todas las ideas y todo lo que amábamos de la animación tradicional lo incluimos en esta película, como una hamburguesa triple, y estoy muy satisfecho con haber dicho todo lo que hemos dicho con este estilo.
Está respirando un poco ahora, sin certezas...
T.M.: Así es. El estudio (Cartoon Saloon) está ocupado con otros proyectos. Hay dos producciones en proceso y yo ayudo aconsejando, soy productor, no director. Mientras, busco resolver mi próximo paso, buscar qué haré ahora. No lo sé.
En la era del computador ustedes izan la bandera de la animación tradicional , y mencionó que apenas están explotando...
T.M.: Lo emocionante de este momento es que los computadores le permiten a la animación tradicional lograr cosas que antes no hubiera podido conseguir. Lo que sigue asombrando a las audiencias, creo yo, y lo que me sigue asombrando a mí como artista, es ver cómo los dibujos cobran vida y la expresividad que cargan. Todo lo que las grandes ilustraciones, arte, pinturas y dibujos tienen de intemporales, se encuentra en la animación tradicional . Y eso me mantiene emocionado.
No es que no usemos computadores, nos resulta emocionante lo mucho que los podemos usar para ayudar a hacer mejor la animación tradicional
Me gusta ver la buena animación CGI (animación por computador) que se hace en estos momentos, pero para mí pierde su vigencia muy rápido. El software mejora y mejora... Y si ves “Shrek” o “Toy Story” hoy, se ven viejas porque la tecnología ha avanzado mucho. La animación tradicional , repito, es intemporal y es especial. Entonces, no es que no usemos computadores. Nos resulta emocionante lo mucho que los podemos usar para ayudar a la animación y hacerla mejor.
Como animador y espectador, ¿qué recomienda ver?
T.M.: Hace poco vi una película en Netflix que se llama “Mitchells Vs. The Machines” que me gustó mucho. En esa misma plataforma vi el año pasado “How I lost My Body”, una película francesa muy buena.
Creo que si usted disfruta “Wolfwalkers”, va a disfrutar mucho del Studio Ghibli, “El cuento de la princesa Kaguya” o “La princesa Mononoke”, esos épicos de la animación tradicional que son hermosos y no les pasa el tiempo.
¿Ha visto algo proveniente de este continente?
T.M.: Me gocé un par de películas sudamericanas hace poco. Una se llama “Pachamama”, creo que es de Argentina, hermosa. Otra, “Boy and the World” (de Brasil), también es maravillosa. Esas dos recomiendo.