Una gran película es una gran película a pesar de circunstancias adversas. Eso demuestra The Flash, que nadando contra la corriente (el género de superhéroes vive un desgaste y DC Comics tiene personajes memorables, pero en cine suele decepcionar) deja más de dos horas recordables en las que se vive el absurdo, lo sentimental, la risa, la sorpresa, la lágrima, la acción y una nostalgia que cobra nueva fuerza.

Dirigida con enorme talento por el argentino Andy Muschietti (quien desde su adaptación de IT, de Stephen King, se probó capaz y aquí se ratifica un fenómeno), The Flash patea el tablero sacando provecho de un guion demente, entretenido y sensible, y de un arsenal de giros y sorpresas entregadas con respeto por el tiempo, la inteligencia y el asombro del espectador. Es acción, aventura, drama familiar, comedia, arte existencial y demente, todo al tiempo y en su justa medida.

asha Calle suma una carga dramática notable. La actriz de madre paisa destaca que el guion de The Flash lo escribió una mujer, y se siente. | Foto: © 2023 Warner Bros. Entertainment Inc.

La película se completó hace más de dos años, y sufrió demoras en su estreno por cuenta de los líos legales de su protagonista, Ezra Miller, quien con su impresionante papel doble lleva al público a separar la obra del artista, porque más allá de sus desequilibrios personales (difíciles de pasar por alto) sí deja un trabajo digno de premios (que no recibirá, pero merecería).

Miller y su Flash son el centro de este multiverso, ese concepto que tanto exploró Marvel y ahora DC explota a su manera, usando un spaghetti batmaniano de ilustración, y triunfa en el intento. En su deschavetada y matizada interpretación, Miller recuerda los mejores momentos de Jim Carrey, promediando en una sola película sus interpretaciones más cómicas y más físicas, y también las más dramáticas.

Pero The Flash es una gran película porque acompaña de manera genial a su protagonista. Muschietti y su guionista dotaron la historia de una mezcla perfecta de cómplices necesarios. En primer lugar, echan mano de un personaje icónico, que en 1989 y 1992, en dos películas de Tim Burton, dejó huella y que demuestra apenas aparece en la gran pantalla que mueve masas. El Batman de Michael Keaton regresa aquí, su batimóvil, su baticueva, descubierta en viejas dimensiones y también en mayor amplitud. Keaton no decepciona, le rinde honor a su propia creación.

En segundo lugar, y claramente no menos importante, un personaje que enorgullecerá a Colombia entera, pues la representa desde su sangre, su feminidad, su fuerza y su resistencia ante circunstancias apremiantes: la primera Supergirl de la historia que no es ni blanca, ni rubia, ni pelilarga, es interpretada por Sasha Calle, escogida entre más de 400 aspirantes por algo que se hace evidente cuando aparece en pantalla, incluso antes de volar: su fuerza, su presencia, su peso dramático. Sobre ese rol histórico en la cinta, que se estrena el 15 de junio en el país, SEMANA habló con la actriz, que fluye en su español, amable, abierto y de acento paisa, como su madre.

SEMANA: Kara Zor-El (Supergirl) describe a los kryptonianos como “gente de paz”. Difícil no pensar en Colombia, cuando se escucha esa frase…

Sasha Calle: Mi mamá es colombiana, toda mi familia por parte de ella es colombiana-colombiana, mis abuelitos están allá. Cada año voy, viví un tiempo en Colombia. Así que, claro, Colombia es una parte mía, de cómo crecí. La llevo en la sangre, así que, claro, fue una inspiración muy profunda. Pero en ese momento me enfocaba en los kryptonianos como gente de esperanza y de amor. No sé si respondí a tu pregunta…

SEMANA: Antes que actriz, se describe como artista, después de formar parte de una superproducción así, ¿a qué otro sueño inalcanzable le apunta?

S.C.: Yo desde muy pequeña canto y escribo. Y me mantengo haciendo música, y pues ese es el sueño que tengo, la música. Ser artista en la música es algo que he trabajado desde muy pequeña y que me he guardado muy cerca del pecho (close to the chest, muy en privado), pero ya, ojalá pronto, sacaré música. Así que estoy muy contenta por eso.

SEMANA: “La vida te da sorpresas, sorpresa te da la vida”, ese verso suena en ‘The Flash’ cantado en español, y están Maribel Verdú, usted y el director Andrés Muschietti. Hay una sensibilidad muy hispanoparlante en esta película...

S.C.: Claro. La representación detrás de la cámara y en frente de la cámara es muy importante. Fui muy afortunada de trabajar con Andrés, porque yo a él lo quiero mucho, y nos manteníamos hablando spanglish, lo que nos saliera de la boca. A él lo considero un genio, y es también una persona muy dulce. Es un artista. Y Maribel también es una hermosura. Ojalá los latinos vean la película y se sientan representados y se sientan orgullosos.

SEMANA: De conseguir el papel a verse en la pantalla grande vistiendo ese traje debe haber un salto emocional tremendo. Lo que usted entrega en The Flash es poderoso, con un peso dramático notable. Háblenos de ese reto...

S.C.: Yo todavía no me la creo, todos los días me siento como... “Guau”. Y sucedió lo de la Barbie (*Mattel sacó una muñeca inspirada en su personaje, la primera Supergirl no blanca, pelinegra y pelicorta de la historia) y ahí pensé “Esta es mi vida, esto es en serio”. Y creo que a mí el corazón se me va a hinchar (diez veces, como The Grinch) cuando mi mamá y mi hermanito vean la película, cuando vayan conmigo a la premier. Ese va a ser un momento emocional, emocionante, y no veo la hora de mirarlos y preguntarles qué pensaron, si les gustó o no, de sentir ese orgullo que puedan vivir, porque ellos han estado conmigo siempre... y ya van dos años y medio desde que hicimos la película. Ya está cerca.

Los días de la Supergirl rubia y blanca terminaron.

SEMANA: Tuvo que ser una experiencia tremenda compartir pantalla con Michael Keaton, con este Ezra Miller, que entrega un papel tremendo...

S.C.: La historia, creo valioso que sepan, fue escrita por Christina Hodson, una mujer que admiro mucho. Hace un par de semanas tuve el honor de sentarme con ella, y hablamos como por tres horas de todo. Y le di las gracias por escribir un guion tan bonito. Le dije que sin ella no hubiéramos podido lograr esto. Es una historia que tiene de todo; todos los personajes somos escritos como un yin y yang, con las luces y su opuesto. Y Andy, como director, es fenomenal.

A los fans seguro les va a gustar mucho. Y obvio, hay factor nostalgia con Batman, y ver los sets clásicos, pero verlos más grandes además, porque en las películas iniciales el tiro de cámara es cerrado. Y fueron inmensos estos sets. Creo que es una experiencia muy emocionante, cómica, sentimental, nostálgica...

Quienes admiraron el Batman de Michael Keaton, en 1989 y en 1992, gozarán. Y Ezra Miller impresiona en su entrega doble, matizada y loca. | Foto: © 2023 Warner Bros. Entertainment Inc.

SEMANA: Se dice mucho en esta película que “las cicatrices nos hacen lo que somos”. ¿Qué cicatrices la hicieron a usted?

S.C.: ¿Sabes? Yo empecé desde abajo. He luchado demasiado, así como mi mamá. Ella vino a los Estados Unidos cuando tenía como 16, 17 años, y esta experiencia de no tener tantas oportunidades, de darle duro a la vida, de creer en uno mismo pasando esas adversidades que la vida te da... Y yo no cambiaría nada, porque si estoy aquí es porque las cicatrices también son bendiciones, a veces. Ahora estoy hablando con ustedes, viviendo este personaje por todo lo que he pasado en mi vida. Si no, no hubiera podido conectarme con Kara Zor-El.

SEMANA: Cuando la conocemos a ella, está casi desahuciada, azotada por las circunstancias... parece un buen punto de enganche...

S.C.: ¡A todos nos pasa! Todos los humanos somos así, todos tenemos días difíciles, días bacanos, felices, pero hay muchos días difíciles, y los sueños y las metas son difíciles, pero valen la pena. Esos sueños que uno tiene hay que escucharlos, hay que escuchar el pecho, hay que escuchar lo que le diga a uno el corazón.

SEMANA: Ojalá veamos más de su cine o escuchemos algo de su música pronto también...

S.C.: Todo, todo, hay que sacarlo todo de uno. ¡Chaíto!