En palabras de la Real Academia Española (RAE), perdonar es la “remisión de la pena merecida, de la ofensa recibida o de alguna deuda u obligación pendiente”. Por eso, las Sagradas Escrituras manifiestan que Dios perdonó todos los pecados del hombre a través de la muerte y resurrección de Cristo:
“Por la muerte de Cristo en la cruz, Dios perdonó nuestros pecados y nos liberó de toda culpa. Esto lo hizo por su inmenso amor. Por su gran sabiduría y conocimiento”, dice Efesios 1:7-8.
De tal manera que a través de Cristo, los creyentes se pueden acercar confiadamente al Señor, como lo expresa Hebreos 4:16: ″Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”.
No obstante, para pedir perdón a Dios, el texto bíblico asegura que debe haber confesión y arrepentimiento de pecados, tal y como lo dice el libro de la primera carta de Juan 1 al 9: “Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad”.
De hecho, en varios de los evangelios los discípulos y Cristo instan al pueblo al arrepentimiento, como lo estipula Mateo 4: 17: “Desde entonces comenzó Jesús a predicar: «Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca»”.
¿Cómo se le pide perdón a Dios?
Si bien la forma más práctica para comunicarse con el Señor es a través de la oración, asimismo es la manera en la que se le debe pedir perdón, teniendo en cuenta —como ya se señaló— la confesión de pecados y el arrepentimiento. Incluso la Biblia afirma en Mateo 6: 14-15:
”Porque si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre celestial. Pero si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre perdonará a ustedes las suyas”, indica. Es decir, que para que Dios perdone pecados también los creyentes (hermanos) deben perdonarse entre sí.
Adicional a ello, el Salmo 25: 11-15 escrito por el rey David es una guía para orar por dirección, perdón y protección a Dios. Aquí un breve fragmento del texto bíblico según la Nueva Versión Internacional (NVI):
“Por amor de tu nombre, oh Jehová, perdonarás también mi pecado, que es grande, ¿quién es el hombre que teme a Jehová? Él le enseñará el camino que ha de escoger. Gozará él de bienestar, y su descendencia heredará la tierra. La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, y a ellos hará conocer su pacto. Mis ojos están siempre hacia Jehová, porque él sacará mis pies de la red”, precisa.