Todo a la vez en todas partes, una comedia de acción y ciencia ficción, consigue la sorprendente proeza de homenajear a los clásicos del cine de artes marciales y, al mismo tiempo, ofrecer una película extraña y completamente fresca, que rompe los géneros.
Escrita y dirigida por Dan Kwan y Daniel Scheinert (conocidos como “los Daniels”), Todo a la vez en todas partes es una delirante aventura que entrelaza un análisis de las crisis personales y familiares con un alocado argumento de ciencia ficción y algunas de las escenas de lucha más extrañas y divertidas que jamás hayan aparecido en la pantalla.
Inspiradas en las comedias de kung fu de Jackie Chan, las escenas de lucha de la película combinan artes marciales rápidas y fluidas con el humor más bufo.
Los Daniels han reconocido que la película se concibió originalmente como un vehículo para Chan. Sin embargo, tras aprovechar la idea de cambiar el género de su improbable héroe, los directores decidieron darle las riendas a Michelle Yeoh, que experimenta un renacimiento tras protagonizar dos éxitos recientes, Crazy Rich Asians y Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos.
En el universo de Michelle Yeoh
Aunque nunca se formó profesionalmente en artes marciales, Yeoh, nacida en Malasia, alcanzó la fama en películas de acción de Hong Kong de los años 90 como Ultra Force y Supercop con Jackie Chan. Exbailarina, famosa por hacer la mayoría de sus escenas de acción, Yeoh suele entrenarse en el plató para ello.
En Todo a la vez en todas partes, Yeoh se ha aliado con los hermanos Andy y Brian Le para la pelea más extravagante de su carrera: una escena en la que el personaje de Yeoh debe luchar contra un par de esbirros armados con sendos juguetes sexuales anales.
Los hermanos Le, autodidactas, llamaron la atención de Hollywood a través del popular canal de YouTube Martial Club donde, junto con su amigo Daniel Mah, recreaban escenas de lucha de películas clásicas de kung fu de Hong Kong.
Trabajando con el coordinador de especialistas Timothy Eulich para coreografiar varias de las escenas de lucha de Todo a la vez en todas partes, el conocimiento enciclopédico del cine de kung fu de los hermanos Le ayudó, según ha declarado Eulich, a dar forma al enfoque que se le dio a la acción de la película.
Todo a la vez en todas partes
Desilusionada al echar la vista atrás y analizar su vida, Evelyn Wang (Yeoh), propietaria de una lavandería, se ve arrastrada a una batalla cósmica que le da la capacidad de viajar por el multiverso.
Saltando entre otras vidas alternativas que podría haber llevado, Evelyn recurre a los recuerdos y habilidades de sus otros yo para defenderse, incluyendo una chef Teppanyaki y una cantante de ópera. En un bonito guiño al estatus de Yeoh como estrella mundialmente reconocida gracias a películas como Tigre y dragón, uno de sus otros yos más significativos es una famosa actriz entrenada en artes marciales.
Evelyn descubre que ella es la única oportunidad que tiene el multiverso de salvarse. Mientras varios villanos la persiguen –y también a su familia– se ve obligada a pelear en varias ocasiones, utilizando como arma cualquier objeto que tenga a mano.
Todo es un arma
La fórmula de un héroe insólito que se ve obligado a luchar –normalmente con armas improvisadas– antes de revelar un sorprendente grado de destreza en las artes marciales es el ingrediente clave de numerosas comedias de acción de Jackie Chan, especialmente las realizadas para el público anglosajón después de que Chan se trasladara a Estados Unidos en la década de 1990.
Inspiradas en las comedias de Buster Keaton, las películas de Chan evitan las reglas tradicionales del género de acción. La diferencia más obvia es que los personajes de Chan rara vez entran en combate armados con algo más que su habilidad natural. Chan renuncia a la hostilidad directa en favor de demostraciones de acrobacias marciales combinadas con humor.
Cada una de las icónicas escenas de lucha de Chan está repleta de armas potenciales. Por ejemplo, el enfrentamiento de Chan con una banda de gamberros en Duro de matar comienza con Chan sobre una mesa de billar. El actor utiliza entonces diferentes objetos como armas, desde un frigorífico hasta un televisor, unos altavoces, un carrito de la compra e incluso una máquina de pinball.
En El súper canguro, Chan se ve atrapado en una cocina y, tras golpear a un matón con la puerta del frigorífico, le aporrea en la cabeza con ollas y sartenes. Aunque suene violento, el tono de la escena es más de Looney Tunes que de Harry el Sucio.
Todo lo viejo vuelve a ser nuevo
La escena es un homenaje a la comedia de los hermanos Hui de Hong Kong de 1976, Mister Boo: El intrépido. En la película original, un inepto detective privado está luchando contra un villano en la cocina de un restaurante. Lo ridículo de la pelea aumenta a medida que los contrincantes pasan de utilizar sartenes y coladores a un pez espada que corta calabazas, una mandíbula de tiburón, un nunchuck hecho de salchichas y un wok que se lanza como un búmeran.
Todo a la vez en todas partes recuerda esa icónica escena, esta vez cambiando las salchichas por dildos que se transforman en un par de improvisados tonfas (un tipo de porra). Otra escena destacada es la del marido de Evelyn, Waymond (Ke Huy Quan), que utiliza una riñonera con pericia para acabar con toda una banda de guardias de seguridad.
Todo a la vez en todas partes es una nueva incorporación al canon de las comedias de artes marciales.
A pesar de la premisa existencial de la película –y de la sorprendente profundidad del drama personal–, la ejecución de la acción es hábil. Y lo que es más importante, las escenas de acción no se toman en serio a sí mismas y el humor no se detiene cuando estas empiezan.
*Profesora titular de pantalla, medios y estudios culturales en la Universidad de Newcastle, Australia.
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