La religión católica, a lo largo del tiempo, ha educado a las personas, culturalmente, para agradar a Dios, vivir en comunidad y no perder la fe en Él, por lo tanto, además de remontarse a las sagradas escrituras para conocer qué agrada y qué no a Dios, también es necesario conocer los 10 mandamientos que el Señor le reveló a Moisés, en donde se especifican las acciones principales que un fiel debe realizar, u omitir, para que su vida esté acorde a los planes de Dios.
Esta serie de 10 puntos, muy específicos, encierran acciones que van desde venerar la esencia de Dios hasta evitar efectuar algunas obras que atenten contra el prójimo. Estos mandatos se pueden encontrar en el libro de Deuteronomio, el último texto que conforma el Pentateuco, junto con el Génesis, Éxodo, Levítico y Números.
¿Hay un mandamiento más importante que otro?
De acuerdo con el portal especializado Catholic.net, cuando Jesús estaba predicando la Palabra de Dios, habló de dos mandamientos que reunían a los 10 que el Señor le había revelado a Moisés en su momento.
La Biblia ofrece una respuesta a esta pregunta de manera muy explícita en el Evangelio de San Mateo, en donde: “Y uno de ellos, doctor de la ley, poniéndolo a prueba, le preguntó: Maestro, ¿Cuál es el gran mandamiento de la ley? Jesús le dijo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente”. Este es el mayor y el primer mandamiento. Y el segundo es parecido: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas”.
Allí, Jesús dio una respuesta clara y contundente. No obstante, si un fiel quiere basarse en lo que Dios le dijo a Moisés siglos antes de la llegada de Jesús, debe recurrir al Deuteronomio, en donde el primer mandamiento se expone de una manera distinta y va más allá del comúnmente conocido “Amar a Dios sobre todas las cosas”.
Según las sagradas escrituras, el primer mandamiento se expresa en su totalidad como: “Escucha, Israel: el Señor, nuestro Dios, es el único Señor. Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Graba en tu corazón estas palabras que yo te dicto hoy”.
El mandamiento del amor
Los sacerdotes, religiosos y teólogos han aseverado en distintas ocasiones que el amor es el fin del primer mandamiento, ya que, por amor, Jesús vino a la tierra, cumplió la voluntad del Padre y dio su vida por sus fieles. Asimismo, una persona tiene la capacidad de amar a los demás, estando Dios en primer lugar, puesto que Él es el centro de la existencia misma.
Por tal motivo, la iglesia católica realiza un llamado constante a perdonar y amar a quien, de una u otra forma, atenta contra los demás, ya que, el amor de padre, que Dios contiene, y el amor de madre, por parte de María, también perdonan las ofensas que, de una u otra manera, los fieles cometen contra la creación.
Los demás mandamientos, como no jurar su Santo nombre en vano, santificar las fiestas, honrar a padre y madre, no matar, no robar, no cometer actos impuros, no dar falso testimonio, no cometer adulterio y no codiciar los bienes ajenos también son importantes, sin embargo, si una persona vive el sentimiento del amor en su interior, lo más probable es que no cometa las prohibiciones que dictan los mandamientos y sí efectúe la voluntad de Dios en cada momento y lugar, demostrando así, una verdadera vida cristiana.