La figura de la Virgen María ocupa un lugar especial y reverenciado en la teología y la devoción católica. María es considerada la Madre de Jesús, y su papel en la historia de la salvación es fundamental. Además de su papel como madre de Jesús, la Virgen María también es conocida por haber experimentado profundos dolores a lo largo de su vida.

Estos siete dolores, que han suscitado una profunda devoción entre los fieles, son eventos y momentos clave que se relatan en los evangelios y que tienen un profundo simbolismo espiritual.

  • La profecía de Simeón: El primer dolor de la Virgen María se relata en el Evangelio de Lucas (2:22-35). Cuando María y José llevaron al niño Jesús al Templo de Jerusalén para presentarlo al Señor, un hombre justo llamado Simeón les profetizó sobre el futuro de Jesús y sobre el dolor que María experimentaría.
  • Simeón dijo: “Este niño está destinado a ser causa de caída y de elevación para muchos en Israel, y signo de contradicción” (Lucas 2:34). Esta profecía simboliza la misión de Jesús y los desafíos que enfrentaría, lo que causaría gran dolor a su madre.
Las oraciones a la virgen son poderosas para pedir por diferentes favores. | Foto: Getty Images
  • La huida a Egipto: El segundo dolor se relaciona con la huida de la Sagrada Familia a Egipto para escapar de la persecución del rey Herodes. Esta huida se narra en el Evangelio de Mateo (2:13-15). María y José tuvieron que huir a un país extranjero con el niño Jesús para protegerlo de la matanza de los niños ordenada por Herodes. Este evento simboliza el sufrimiento y la angustia que María experimentó al tener que dejar su hogar y vivir como refugiada.
  • Los tres días en que Jesús estuvo perdido: El tercer dolor se refiere al episodio en el que Jesús, a los doce años, se separó de sus padres durante un viaje a Jerusalén y estuvo desaparecido durante tres días. María y José lo buscaron angustiados y finalmente lo encontraron en el Templo, donde estaba discutiendo con los maestros. Esta experiencia de perder a su hijo y luego encontrarlo simboliza el dolor y la ansiedad que María experimentó como madre.
En la religión católica, la Virgen María es intercesora para que las súplicas sean escuchadas por Dios. | Foto: Getty Images / AlKane
  • La muerte de Jesús en el Calvario: El quinto dolor es la crucifixión y muerte de Jesús en el Calvario. María estuvo presente en la crucifixión, como lo relatan los evangelios. Ver a su Hijo morir en la cruz, clavado y torturado, debe haber sido un dolor inimaginable para cualquier madre. Este dolor simboliza el sacrificio de Jesús por la salvación de la humanidad y el papel de María como Corredentora.
  • La colocación en el sepulcro: El séptimo y último dolor es el entierro de Jesús. Después de su muerte en la cruz, el cuerpo de Jesús fue colocado en un sepulcro. María estuvo presente en este momento y participó en los preparativos para el entierro. Este dolor simboliza la agonía de la separación y la pérdida.
La Virgen María es la santa que interviene por la salud. | Foto: sedmak

La devoción a los Siete Dolores de la Virgen María es una parte importante de la espiritualidad católica. Cada uno de estos dolores representa aspectos diferentes del sufrimiento y el sacrificio de María como madre de Jesús. También simbolizan la importancia de María en la historia de la salvación y su papel como intercesora y madre de todos los creyentes.

La Iglesia católica ha promovido la devoción a los Siete Dolores de la Virgen María a lo largo de la historia, incluyendo la celebración de la Fiesta de Nuestra Señora de los Dolores el 15 de septiembre. Los fieles recuerdan y reflexionan sobre los dolores de María como una forma de conectarse con su sufrimiento y compasión, así como de recordar el papel central de María en la vida y la misión de Jesús.

La devoción a los Siete Dolores de María es una forma de profundizar en la comprensión del sufrimiento y el sacrificio que están en el corazón del cristianismo, y de honrar a la madre que compartió esos sufrimientos con su Hijo.

María es vista como un modelo de fe, compasión y amor, y su ejemplo inspira a los creyentes a vivir sus propias vidas con generosidad y devoción a Dios.