A través de la historia y de las distintas civilizaciones que han pasado por el mundo, las religiones han formado parte clave de la sociedad, a partir de ciertas creencias o cultos, los cuales han dado paso a que las personas puedan sentirse protegidas o afortunadas durante el desarrollo de la vida.
Muchas de estas creencias varían de acuerdo a las regiones del mundo, sin embargo, la gran parte de ellas se rigen a través de un Dios y de unas escrituras sagradas, dentro de las cuales se narran ciertos hechos canónicos durante los cuales se pueden comprender y asimilar las percepciones de la sociedad a partir de dichas creencias.
Dentro de estas escrituras, también se suelen estipular una serie importante de figuras de culto, así como narrar o explicar la realización de rituales u otras costumbres, a partir de las cuales se puede rendir devoción a estas religiones.
Dentro de estos rituales mencionados, se suele incluir el rezo de algunas oraciones o salmos especiales, a través de los cuales se pueden realizar ciertas peticiones, con el fin de poder atraer ciertos beneficios a su vida, como lo son por ejemplo, la prosperidad, la salud o la fortuna frente a ciertas adversidades.
A partir de esto, pueden existir algunos de estos rituales, los cuales pueden ser realizados con ciertos fines específicos, como por ejemplo, atraer la riqueza económica, especialmente ante las obligaciones del día a día.
Con estos fines, puede llegar a existir un salmo específico, el cual puede ser realizado de manera diaria y es capaz de atraer este tipo de beneficios para el día a día.
¿Cuál es este salmo?
“Señor Todopoderoso, creador del infinito cosmos, (o la fuerza en la que usted crea).
Hoy necesito tu poder de atracción, para que el dinero venga a mí y junto a mí quede para siempre. Oh San Cono de Teggiano, que viviste y también moriste ayudando al necesitado, ahora estás al lado del Todopoderoso, por eso solicito tu mediación para que la prosperidad nunca me falte, se abran mis caminos y el dinero venga a mí. ¡Dinero Ven! ¡Dinero Ven! ¡Dinero llega a mí! Amén”.
Esta oración es capaz de fortalecer de gran manera la estabilidad económica del hogar y del ser humano, por lo que se recomienda que sea realizada de manera constante y con el poder de la intención presente de manera principal, para que así esta pueda ser beneficiada de forma adecuada.