Hace varias semanas dije en estas páginas que la nostalgia era una enfermedad de fin de siglo. Eso se traduce, hablando en términos discográficos, en la aparición de ediciones especiales que recurren a registros de archivo para hacer toda clase de balances. Por eso no es raro ver ahora en el mercado colecciones de discos que desde el título anuncian una intención inequívoca: recopilar y evaluar lo que fue la trayectoria de una agrupación, o de un género. Algunas de estas colecciones son más afortunadas que otras. Y dos, en particular, han facilitado una reflexión histórica: han demostrado la gran importancia de Cuba dentro del gran desfile de sonidos que enmarcó este siglo. Con el título de El baile del siglo se nos presenta una retrospectiva de los años dorados de la Sonora Matancera. Fundada en 1924, se trata de la más longeva de las orquestas tropicales y, sin duda también, de una de las que caló más hondo en la exploración del son cubano y sus derivados. El álbum de dos discos se centra en un período que fue clave para la expansión de esta música a nivel internacional y, de paso, el más recordado en Colombia: las décadas del 40 y el 50, cuando la Sonora sirvió de plataforma a vocalistas como Bienvenido Granda, Daniel Santos, Nelson Pinedo y, por supuesto, Celia Cruz. Es la misma época de la que datan las grabaciones que conforman Los años maravillosos del bolero cubano. La diferencia es que, mientras la colección dedicada a la Sonora revive los viejos éxitos, los dos discos dedicados al bolero presentan grabaciones que aparecen comercialmente por vez primera. Son, desde luego, los boleros cubanos de siempre, pero las versiones han sido rescatadas de los archivos de Radio Progreso de La Habana, lo que las hace a un mismo tiempo especialidad y rareza. Así, hay al menos dos momentos en que la isla hoy bloqueada ha producido verdaderos clásicos_ Clásicos en la acepción que propone Mario Vargas Llosa cuando habla de aquello que "tiene la capacidad de atravesar las épocas, renovándose sin tregua con la marcha de la historia". Eso en cuanto a la temporalidad. Pero además habría que hablar de una cierta capacidad de convocatoria de muchas naciones en una. Por eso la muy cubana Sonora Matancera contó en sus filas con artistas boricuas como Daniel Santos, marplatenses como Carlos Argentino o barranquilleros como Nelson Pinedo. Por eso en Los Años maravillosos del bolero cubano se cuelan sin ningún problema composiciones del puertorriqueño Rafael Hernández y hasta la voz de la mexicana María Luisa Landín cantando Vereda tropical. Cuba resiste hoy un embargo que la margina y, paradójicamente, al mismo tiempo las ediciones discográficas de fin de siglo la ubican como un centro indiscutible. Tal vez resiste porque en el fondo tiene esa certeza: sabe que en otros frentes, como el musical, es más sólida que muchas naciones, supuestamente más ricas. n Novedades STING Brand new day A&M En este álbum Sting le rinde homenaje al amor. Pero no es una colección de simples baladas. Por el contrario, se trata de una muy compleja exploración musical en la que es posible encontrar ritmos y melodías de muy variado origen y, como suele ocurrir con los trabajos del ex líder de The Police, un sonido elaborado y una producción muy cuidada. En los textos Sting pretende mostrar una visión positiva y feliz del amor como parte de su estrategia para encarar con positivismo el nuevo milenio. En el disco participan músicos muy destacados, como el saxofonista Brandford Marsalis, el cantautor James Taylor y Stevie Wonder. PET SHOP BOYS NIGHTLIFE EMI Alrededor de la noche gira este nuevo trabajo de los Pet Shop Boys, cuyo sonido característico aún sigue vigente en estos tiempos en los que la música electrónica se ha diversificado de un modo casi que ilimitada. Este dúo británico logra mantener su identidad, cimentada en una curiosa y muy efectiva combinación de frivolidad, romanticismo y magnetismo, basado en las atmósferas que logran con su manejo de la electrónica. Una vez más, como lo vienen haciendo desde mediados de los 80, los Pet Shop Boys nos ofrecen canciones que sirven para bailar, para oír en la sala de espera de cualquier aeropuerto, y también para evocar estos últimos 15 años del siglo que termina, de los cuales, para bien o para mal, ellos han sido protagonistas de primer orden. PRINCE The vault... Ols friends 4 sale Warner Bros Prince, uno de los músicos más importantes de la historia del pop (y no es frase de cajón propia de este final de milenio), había guardado unas grabaciones que hizo para sus amigos entre 1985 y 1994. Un material de la época en la que aún se hacía conocer como Prince y no como F.A.K.A.P. (sigla inglesa de Artista antiguamente conocido como Prince) y, más recientemente, como The Artist. Este material muestra su versatilidad para incursionar en diversos géneros, incluido el jazz, y reencontrarse con el autor de obras tan determinantes de los 80 como 1999 y Sign o' the times. E.A. A propósito de glorias cubanas... Buena Vista Social Club presents Ibrahim Ferrer NONESUCH ¿Qué puede pensar uno cuando lee que, en las notas interiores de su primer disco, el artista agradece a sus siete hijos, sus 13 nietos y sus cinco biznietos? Nada, excepto que la música cubana (y nosotros como oyentes) estaba perdiéndose algo grande por no haber grabado antes a Ibrahim Ferrer. Hoy septuagenario, es recordado por los amantes de la música cubana gracias a participaciones esporádicas en registros de legendarias orquestas. Pero nadie le había hecho justicia grabándolo en calidad de solista, y a solventar aquel error imperdonable ha corrido el productor estadounidense Ry Cooder. El resultado es música de antaño con un sonido novísimo. Pareciera que Ferrer había estado guardando lo mejor de su voz para este disco. Y es así como, además de los números alegres, lo descubrimos como bolerista en versiones de Silencio, Aquellos ojos verdes y Cómo fue que desde ya son antológicas.