En la Quincena de los realizadores, en 1978, Ciro Durán abrió la puerta para el cine colombiano en el Festival más importante del mundo con su película Gamín, que no pierde un ápice de relevancia en su tema y en su manera de abordarlo. Solo 44 años después, en la edición 75 del festival más prestigioso del séptimo arte, se estrenará Un varón de Fabián Hernández, una película con el corazón en las calles céntricas de Bogotá y en las dinámicas que viven en ellas los jóvenes que la inspiran.
Hernández, de 37 años recién cumplidos, realizador, asistente de dirección, docente, es uno de los dos directores colombianos que represen al país en esta edición de Cannes, junto con Andrés Ramírez Pulido, quien estrenará su thriller tropical La Jauría en la Semana de la Crítica. Ambas películas, muy distintas en tono y en género, sí comparten un punto de partida e inspiración: la juventud y lo que enfrenta. Pero, mientras que Ramírez Pulido ya ha navegado festivales como Berlín y Cannes con sus cortometrajes, Hernández jamás creyó que su película llegaría a estrenarse en el famoso evento. Por eso, se prepara para proyectarle al mundo el arte que creó desde las localidades de Los Mártires y Santa Fe, donde nació, creció, que lo inspiran todavía y donde enseña. Y todo este bombo servirá de antesala e impulso para el momento clave en el que la película llegue al país y le hable.
Dado que no le hemos podido ver, compartimos la sinopsis de Un varón antes de entrar en materia: “Carlos vive en un hogar para jóvenes en el centro de Bogotá, una especie de refugio donde se mitiga la dureza y los sinsabores de la vida. Carlos anhela pasar la navidad junto a su madre y hermana, inmersas en los círculos de violencia urbana. Al salir del internado, Carlos se confronta con el rigor de las calles de su barrio, donde impera la ley del más fuerte, del más macho. El deberá elegir entre seguir estos códigos de masculinidad o confiar en su naturaleza profunda”.
Sobre su ópera prima, sobre su camino, antes de tomar vuelo a Francia, hablamos con el director. Esto nos dijo.
SEMANA: Antes de empezar, ¿vio ‘Amparo’? Se estrenó en Cannes 2021 y ahora se exhibe en Colombia...
FABIÁN HERNÁNDEZ: La vi, claro. El productor con el que trabajo es también productor de esa película. Me gustó su propuesta audiovisual, su forma de trabajar el formato audiovisual cinematográfico. Su técnica me impresionó mucho. La fotografía fue lo que más me gustó.
SEMANA: ¿Por qué hace cine? ¿Desde qué punto conectó con esto y tomó el camino?
F.H.: La verdad, yo no tenía idea de qué iba a hacer con mi vida cuando terminé el bachillerato, y no me ubicaba en ningún lugar. Pero siempre tuve una inquietud artística. De pelao’ me vinculé a grupos de rap, a grupos de break dance, a la danza, al grafiti, al movimiento hip hop desde muy niño. La inquietud siempre estuvo ahí, pero, al no saber, escogí por descarte. Pedí un crédito en el Icetex y me metí a intentar estudiar cine, pero nunca terminé. Después comencé a trabajar como un técnico del cine, haciendo asistencias de dirección (*en Tantas almas y muchas otras producciones*), trabajando con directores como Rubén Mendoza. Ahí me empecé a vincular con esto y me empezó a gustar cada vez más.
SEMANA: ¿Qué temáticas aborda en su cine? ¿Profundiza en ‘Un varón’ las que abordó en los cortos que filmó?
F.H.: Los cortos fueron realizados de una forma muy independiente, hechos con recursos propios, muy caseros. Pero sí abordan temáticas que siempre me han interesado, que tienen que ver con la juventud, la adolescencia, con el tema de la identidad, de la construcción de la personalidad desde que se es joven. Esos son los temas que a mí más me interesan, que me han interesado mucho en contextos sociales que conozco bien como los barrios populares. Entonces, son filmados con actores naturales, con pelados de los barrios, con chicos que me cuentan sus inquietudes, sus problemas.
Sí hay una línea que une mi trabajo, que tiene que ver con adolescencia, juventud, las inquietudes, la construcción de la personalidad, las inquietudes sexuales... todo este es el universo que me ha interesado en Bogotá, donde todo se ha filmado en la localidad de Los Mártires
En esos trabajos también expongo los problemas a los que estaba expuesto cuando era adolescente. Entonces sí hay una línea que une mi trabajo, que tiene que ver con adolescencia, juventud, las inquietudes, la construcción de la personalidad, las inquietudes sexuales... todo este es el universo que me ha interesado en Bogotá, donde todo se ha filmado en la localidad de Los Mártires, básicamente.
SEMANA: ¿Ha cambiado mucho lo que viven estos jóvenes comparándolo con lo que usted vivió?
F.H.: No mucho, la verdad. Los cambios tienen que ver más con la tecnología, con propuestas musicales o cosas así, pero en el fondo las inquietudes siguen siendo muy parecidas. Es decir, cosas como la presión social a la que se enfrentan mucho estos muchachos frente a la violencia, frente a las construcciones de género, frente a las construcciones de su identidad, sí continúan siendo una interrogante en el tiempo. Digamos que cuando yo estaba creciendo, en esa época, tenía inquietudes sobre lo que significaba una construcción de “ganarme” un respeto, de ser un chico de una banda, en fin... Y hoy los chicos siguen en esa búsqueda, en esa inquietud de pertenecer a un grupo, de sentirse identificados con algo. Y más allá de que ahora se vistan de otra forma, o de que ahora se usen métodos digitales para escuchar música, las problemáticas siguen siendo muy parecidas, desde mi punto de vista.
SEMANA: Tiene muchos rodajes encima, pero cuéntenos del reto de asumir su primer largometraje...
F.H.: A la hora de enfrentar mi primer largometraje traía bastantes experiencias como asistente de dirección en varias películas, entonces eso me daba observaciones de cómo quería filmar mi película: con qué estaba de acuerdo, qué me interesaba, qué camino no tomar. Eso me fue construyendo una cierta idea de lo que me interesa hacer.
SEMANA: Su película recibió muchos apoyos, ¿qué cree que este proyecto despertó en otros?
F.H.: Cuando ya empecé a desarrollar el proyecto, lo fundamental, por lo que la gente lo apoyó desde el comienzo, por lo que creyeron en él, fue porque el proyecto atraviesa una cosa que tiene que ver con la honestidad, con la sinceridad. En este proyecto abrí algo que fue muy escondido de mí, de mi pasado, pero lo dije y empecé a contar verdades que me costaba trabajo socializar. Y desde la honestidad y la verdad transmitimos que era un proyecto que se hacía con corazón, que era algo muy catártico para mí.. Se ve y se siente la honestidad en la película. Por eso creo que el proyecto recibió estos apoyos: se construyó a partir de la verdad.
En este proyecto abrí algo que fue muy escondido de mí, de mi pasado, pero lo dije y empecé a contar verdades que me costaba trabajo socializar. Y desde la honestidad y la verdad transmitimos que era un proyecto que se hacía con corazón, que era algo muy catártico para mí.
SEMANA: ¿Cómo recibe uno la noticia de que estrenará película en el Festival de Cannes ?
F.H.: Para mí fue completamente una sorpresa. Yo no estaba muy optimista, no tenía expectativa en términos de enviarla a un festival como este, que para mí siempre ha sido el festival al que va gente muy importante que hace cosas maravillosas. Yo, la verdad, quedé muy sorprendido con la noticia. No me lo podía creer, y para mí sí fue un reconocimiento a un trabajo hecho con mucha honestidad y a los muchos años tratando de lograrlo. Llevo pensando esta película más de siete, ocho años, de los cuales cuatro ya fueron con un productor al lado, en serio. El resultado ha sido esto, algo muy gratificante para mí, para el productor Manuel Ruiz, que estuvo y ha estado siempre acompañando con su productora Medio de contención Producciones. Estamos muy felices por eso.
SEMANA: ¿Tiene claro cuando se estrena?
F.H.: El 24 de mayo. Creo que en el teatro de La Croisette.
SEMANA: ¿Dónde vive?
F.H.: Yo vivo en Bogotá, en el centro de la ciudad. A raíz de la película, me mudé a un barrio cercano al barrio en el que crecí, donde todavía viven mis papás. Ahí filmamos la película. Yo sigo muy vinculado acá a los procesos sociales del centro, de las localidades de Los Mártires y Santa Fe. Trabajo acá, me gusta filmar acá. Estoy abierto a filmar nuevas cosas, pero aquí hay algo que funciona mucho para mí, que tiene que ver con lo orgánico. Me siento muy orgánico en este lugar, filmando con los muchachos. Por eso sigo trabajando acá.
SEMANA: Usted ha sido docente, ¿cómo impacta la docencia su labor como director?
F.H.: He sido docente justamente con pelados de colegios públicos. He dado clases a adolescentes de colegios públicos del distrito, cosas así. Eso me ha permitido también analizar mi aproximación frente al cine, frente a mis ideas del cine, frente a los muchachos. Muchas veces me he encontrado con muchachos a los que no les interesa para nada esto, y luego terminan vinculados y con ganas de trabajar en proyectos así.
Entonces enseñar sí ha afectado mucho mi trabajo en términos del análisis de mi profesión: ¿para qué sirve?, ¿por qué lo hago?, ¿en qué sentido puede formar o ayudar a construir sociedad la educación pública? Y eso me ha gustado mucho. Ha sido una construcción con pelados que no tienen recursos, ha sido un proceso formativo para ellos y para mí.
SEMANA: ¿Qué cine lo ha marcado? ¿Qué referentes sigue de este y de otras artes?
F.H.: Es una pregunta demasiado compleja. Me gustan muchas cosas muy diferentes. No tengo “El referente”. De hecho, a la hora de hacer ‘Un varón’, evitaba pensar en un referente, me gustaba la idea de buscar algo mío, algo nuestro. La idea de los referentes siempre me ha parecido un arma de doble filo. Sí tengo ciertas tendencias, gustos, me gusta mucho el cine de Céline Sciamma, por ejemplo, una directora que justamente trabaja mucho con jóvenes en Francia. Me gusta mucho el cine francés, en general. Y me interesan también cosas comerciales, no todo es cine independiente o cinéfilo para mí. Hay cosas comerciales muy bien hechas.
Paul Beatriz Preciado, Léo Thiers-Vidal y Michel Foucault han sido fundamentales para la construcción de cómo veo el cine y la obra
Lo que sí hago mucho es leer. Y mencionaría estos pilares que para mí han sido fundamentales para la construcción de cómo veo el cine y la obra: uno es Paul Beatriz Preciado, lo leo muchísimo, un autor muy inspirador; otro es Léo Thiers-Vidal, que tiene mucho que ver con los temas que trabajo; y por último Michel Foucault. Cuando pienso en referentes, pienso en estos tres autores antes que en películas o en otros cineastas. Me inspiran la literatura, los libros, la filosofía. Me han forjado una idea del mundo y una inspiración. Estos escritores me han formado para pensar como pienso. Virginie Despentes, por ejemplo, deja un libro muy interesante, La teoría King Kong, que habla mucho de esto de construcción, de performatividad, cosas que me interesan.
SEMANA: ¿Ve series o le escapan como interés?
F.H.: No son mi fuerte como espectador. Me parece que es un formato interesante de explorar, que lo he explorado muy poco, pero no soy de los que esté pendiente del “capítulo siguiente”. El formato todavía tiene mucho por trabajar. Siento que se está trabajando y llevándose a ser una suerte de fórmula audiovisual para un cierto tipo de espectadores. Eso me asusta de las series. El cine para mí sí sigue planteándole retos al espectador, artísticos, espirituales incluso, y eso es lo que me gusta del cine.
SEMANA: Pasará por Cannes, no es loco pensar que le van a ofrecer algo. ¿Haría una serie?
F.H.: Claro. Como le digo, como formato me interesa en términos de plantearse retos. En este momento justamente estoy escribiendo una serie de una chica que hace rap, que se confronta con un universo bastante machista. Es una rapera de barrio que lleva su inquietud artística y se encuentra con muchos rollos sociales en las calles de Bogotá. Me interesan las series, escribo una, y me gusta la idea de que las series planteen complejidades, que no se vuelvan fórmula en la que todo es predecible.
SEMANA: Háblenos sobre ‘Un varón’ y la revisión a la masculinidad que propone desde ese choque entre lo que toca ser y lo que se es...
F.H.: Cuando se plantea el tema de la masculinidad y feminidad, son conceptos que para mí son construcciones sociales, y yo todavía no sé si creer en ellos. A mí me interesa la humanidad, el término de la humanidad, de lo social.
Cuando hablamos de lo que es ser un hombre, yo siempre me he preguntado “Pero, ¿qué es eso?”, y en estos contextos de los barrios esa definición se tiene que acentuar en un comportamiento, en una gestualidad, en una ropa, en unos ciertos estereotipos que lo empujan a uno (a veces) a asumir roles en los que uno no se siente cómodo
Cuando hablamos de lo que es ser un hombre, yo siempre me he preguntado “Pero, ¿qué es eso?”, y en estos contextos de los barrios esa definición se tiene que acentuar en un comportamiento, en una gestualidad, en una ropa, en unos ciertos estereotipos que lo empujan a uno (a veces) a asumir roles en los que uno no se siente cómodo... como el de ser “un hombre”, o ser “una mujer”, o ser “un macho”, o ser un “tipo convincente”, alguien que convenza a los demás de una cierta realidad, pero, que en el fondo uno también duda de ello. Eso es lo que a mí me interesa, ver hasta qué punto llegamos a autocrearnos unas ficciones políticas que tal vez son solo eso, ficciones políticas. Me interesa explorar eso en el cine y en todo, en la política, en los diálogos. Ahí hay mucha tela por cortar.
SEMANA: Sobre la Quincena de realizadores en Cannes, ¿alguien que admire con quien estrene en dicha selección?
F.H.: El director portugués Joao Pedro Rodrigues, que además fue un tutor que tuve para hacer ‘Un varón’. Esta será la segunda vez que lo encuentro, y para mí es un placer, porque él conoció el proyecto como guion, como idea, como sueño... y ahora, que él lo pueda ver como película, en el festival, con ambos en la misma selección, para mí es un honor, una muestra de que lo hicimos bien. Ahí está el resultado del trabajo.
SEMANA: Cuéntenos sobre cómo viven los pelados con los que filma la experiencia de verse en la pantalla, ¿piensa en ese impacto?
F.H.: Lo pienso (ríe), y sé que habrá muchas risas y mucha alegría. Sentirán alegría de verse, para ellos va a ser una suerte de reconocimiento muy especial en el que estoy seguro que están felices. Están muy emocionados con el proyecto, y para ellos es muy relevante que exista ese reconocimiento: no solo como pelaos problemáticos o pelados que están en rolos tenaces, sino como artistas y como personas tienen una capacidad. Para mí, es maravilloso ver esa capacidad. El protagonista es un excelente actor, increíble, y para mí es una satisfacción enorme verlos en esas condiciones artísticas, humanas, me parece genial. Y yo sé que ellos van a reconocer eso y que los emociona.
Para los muchachos es muy relevante que exista ese reconocimiento en pantalla: no solo como pelaos problemáticos o pelados que están en rolos tenaces, sino como artistas y como personas tienen una capacidad. Para mí, es maravilloso ver esa capacidad.
SEMANA: Háblenos de ese trabajo con su protagonista para armar el personaje de Carlos...
F.H.: A Pipe (Felipe Ramírez) lo conozco hace unos cinco años. Él ha venido acompañándome, yo lo he venido acompañando, nos hemos acompañado en el camino. No solo de este proyecto, en el de la vida, somos amigos. Con él, la experiencia fue muy interesante porque tiene chispa y un fuego actoral impresionante. Es alguien con el que no tenía que hacer una marcación tan certera, podía confiar en sus capacidades, en su forma de resolver situaciones, en su forma de entender el mundo y la vida, que tenían mucha coincidencia con lo que yo había pensado en esta película y con mi pasado.
‘Un varón’ es un encuentro entre mi pasado, mi adolescencia, el presente de Pipe y la construcción de Carlos, el personaje principal de la película que resulta de esa mezcla. A través de esa comunicación entre mi pasado y su presente
Un varón en realidad es un encuentro entre mi pasado, mi adolescencia, el presente de Pipe y la construcción de Carlos, el personaje principal de la película (que resulta de esa mezcla). A través de esa comunicación entre mi pasado y su presente llegamos a esa tercera dimensión, al personaje. Y eso fue lo más interesante, llegar a esa conclusión con mi compañero de trabajo.