El escritor Salman Rushdie, apuñalado en agosto de 2022 por Hadi Matar, un fanático musulmán en Nueva York, se siente incapaz de escribir por el momento, seis meses después de que se sintiera al borde de la muerte, aparte de tener una mano casi paralizada, lo que le impide teclear en un computador.
“Tengo eso que se llama trastorno de estrés postraumático. Estoy teniendo muchas, muchas dificultades para escribir. Me siento a escribir, y no sucede nada. Escribo, pero es una combinación de vacuidad y desechos, cosas que escribo y borro al día siguiente”, narró el autor en su primera entrevista tras el ataque y que concedió a la revista The New Yorker.
En el extenso diálogo de 20 páginas con el periodista David Remnick —ganador de varios premios Pulitzer— el autor, de 75 años, dice sentirse “afortunado” y “agradecido” de seguir vivo, pero no niega que su creatividad, que nunca decayó ni siquiera tras escribir Los versos satánicos, la novela que le valió una condena a muerte por parte del régimen iraní, ahora está profundamente afectada.
La sensación de estar sentado a la espera de la inspiración le parece “deprimente”, aunque gracias al terapista con el que ya se trataba desde antes del atentado tiene muy claro que no piensa “adoptar el papel de víctima”.
El brutal ataque, que por poco le cuesta la vida al autor, a manos de un hombre de origen libanés que ingresó con un cuchillo a una conferencia en la que se hallaba el autor, le dejó secuelas de por vida: perdió la visión de un ojo y en su rostro quedó una larga cicatriz que le atraviesa un lado de la cara de arriba a abajo, lo cual intenta disimular con gafas de sol.
Además, ha perdido 20 kilos y sufre problemas de movilidad en su brazo izquierdo. Como si fuera poco, le quedó un movimiento involuntario en un labio que por suerte no le impide “hablar con tanta elocuencia como siempre”, asegura el escritor.
Es que, como se recordará, el atacante le propinó más de diez puñaladas, que además le dejaron a Rushdie casi inutilizada su mano izquierda. Según le explicaron los médicos, tiene el nervio cubital muy dañado, por lo que perdió la sensibilidad en dos dedos y parte de la palma de la mano. Una situación que le impide teclear.
“Teniendo en cuenta lo que pasó, no estoy tan mal. Las grandes heridas están curadas, esencialmente. Tengo sensibilidad en los dedos pulgar e índice y en la mitad inferior de la palma de la mano. Estoy haciendo mucha terapia de manos y me han dicho que me va muy bien”, afirma. Aún no es capaz de teclear con normalidad y durante semanas ha sufrido pesadillas.
“Parece que van disminuyendo –explica–. Cuando digo que estoy bien, quiero decir que hay partes de mi cuerpo que necesitan revisiones. Fue un ataque descomunal”.
Una nueva novela
En medio de esa difícil situación personal, Rushdie presentó este martes Victory City, su más reciente novela, que ya estaba terminada antes del ataque.
“Es estupendo estar de vuelta, en un lugar que no es un hospital, que es donde más he estado. Y estar en esta oficina es... Llevo décadas viniendo aquí y me resulta un lugar muy familiar. Y poder venir aquí a hablar de literatura, a hablar de libros, a hablar de esta novela, ‘Ciudad Victoria’, a poder hablar de lo que más me importa...” dice Rushdie en el extenso perfil publicado por Remnick, director de la revista. “Soy afortunado. Lo que realmente quiero decir es que mi principal sentimiento abrumador es la gratitud”.
En la entrevista con The New Yorker, Rushdie cuenta que tuvo que dejar de lado un proyecto que tenía en una próxima novela inspirada al mismo tiempo en Franz Kafka y Thomas Mann. Y, si bien en un primer momento lo “irritaba” la idea de escribir sobre el atentado mismo, ahora no lo descarta, y piensa que debería ser una historia escrita en primera persona.
En cuanto a su seguridad, Rushdie, que prácticamente renunció a ella tras mudarse a Nueva York hace casi dos décadas, ahora admite que tendrá que reflexionar sobre ese tema.
Por el momento, y tras las primeras seis semanas de hospitalización, ha vivido recluido en su propia casa, con la única salvedad de las frecuentes visitas de distintos médicos.
“He sufrido pesadillas, que tienden a disminuir. Estoy bien, soy capaz de levantarme y caminar. Cuando digo que estoy bien, quiero decir que hay partes de mi cuerpo que necesitan controles constantes. Fue un ataque colosal”, dice el escritor.
El juicio contra su atacante, Hadi Matar, comenzará posiblemente en 2024. Se arriesga a una pena de 25 años de cárcel por intento de asesinato en segundo grado, más otros 7 años por apuñalar a Henry Reese, otro escritor que trató de impedirle su ataque a Rushdie, lo que probablemente le salvó la vida al padre de Los versos satánicos.