“¿Por qué los productores ceden el material a los estadounidenses?”, preguntó con enfado un diario alemán ya en 1959 cuando se mostraba en las salas de cine la producción hollywoodiense de “El diario de Ana Frank”. La versión del director George Stevens de 1955 no conquistó a todos los espectadores, muchos la consideraban cursi. Ha tenido que transcurrir más de medio siglo para que el público pueda ver “El diario de Ana Frank” realizada por una producción alemana.En esta edición de la Berlinale, el filme se estrenó en la sección “Generation”, dirigida sobre todo a gente joven. El director, Hans Steinbichler, relata los hechos conocidos de forma convencional sin gran ambición artística, pero la película ofrece solidez, actores que sobresalen por su interpretación, una porción de dramatismo y es sobre todo comprensible todo el tiempo. Una película que podrían ver perfectamente los estudiantes en las escuelas.“El diario de Ana Frank es uno de los documentos históricos que destacan en la historia alemana, y siempre nos hemos sorpredido de que no se hubiera hecho un filme alemán sobre el tema. Creemos que ya era hora de que sucediera.”, comentaron los productores M. Walid Nakschbandi y Michael Souvignier antes del estreno.Ana Frank y su familia, recluidos en un espacio reducidoLa historia de la familia se cuenta cronológicamente. Emigró de Frankfurt a Ámsterdam en 1934. Tras la ocupación nazi de Holanda, la familia se escondió en el ático de la casa trasera en la Prinsengracht 263. Allí convivieron en un espacio diminuto durante más de dos años con otros cuatro judíos amenazados por los nazis. Ana Frank recibió un diario por su 13 cumpleaños en el que anotaba todo lo que le venía a la mente.Tanto el director como el guionista del filme investigaron el diario, las grabaciones de la familia y la información durante mucho tiempo. Todo el material fluyó al final en el filme. Pero también le dieron su nota personal: “Para mí había dos puntos de partida en el proyecto”, dice Steinbichler. “Primero, la subjetivación y segundo, convertir el diario en expresión oral.”El filme escenifica los miedos de una chica, pero el diario también deja ver a una muchacha “inteligente y muy normal”, dice Steinbichler. Para él era importante “sacar a Ana de un supuesto trono de un estado sacrosanto”. Y esto lo ha conseguido la película, porque describe el mundo imaginario de una chica durante la adolescencia. No pretendía solo explicar su inquietante vida en reclusión resultante de persecución nazi.Esta obra pretende acercar el mundo de una adolescente de 15 años a la gente joven. “Ana no es solo una víctima del nazismo, sino sobre todo una joven muy alegre con esperanza y sentimientos”, agregan los productores. El director Steinbichler añade que a Ana Frank “le robaron una vida normal”. El segundo tema relevante para el director, transformar lo escrito en lo hablado, se consiguió cuando la actriz que interpreta a Ana Frank, Lea van Acken, se dirige al público frontalmente.La ventaja de que cada cierto tiempo “El diario de Ana Frank” se lleve a la gran pantalla es que puede llegar a más público. ¿Vería el público joven un largometraje en blanco y negro de 1955? Sinceramente, no. El filme de Steinbichler tiene ahora más posibilidades de captar espectadores jóvenes.El contenido del filme además está conectado con el presente y aunque la película se ajusta a los hechos históricos, deja espacio para el mundo imaginario de los espectadores: “Mi deseo es transformar a Ana Frank en nuestra época actual de forma imperceptible”, dijo el director.