Por tratar temas de los refugiados “en el abismo entre culturas y continentes”, el novelista tanzano Abdulrazak Gurnah gana el premio Nobel de Literatura.

Gurnah, que creció en la isla de Zanzíbar pero llegó a Inglaterra como refugiado a finales de la década de 1960, fue galardonado por su escritura “empática y sin compromisos de los efectos del colonialismo y el destino de los refugiados atrapados entre culturas y continentes”.

El escritor tanzano accede al premio más importante de las letras universales con novelas famosas como lo son Paradise (1994), nominada en el Booker Prize y en el Whitebread Prize; By the Sea (2001) y Desertion (2005).

En 1980 accedió a la Universidad Bayero Kano en Nigeria y luego fue a la Universidad de Kent, donde obtuvo su doctorado en 1982. En la actualidad, es profesor y director de los estudios de grado en el departamento de inglés.

Sus investigaciones se centran en el postcolonialismo, así como el colonialismo especialmente relacionado con África, el Caribe e India, lo que lo llevó a convertirse en el nuevo Nobel de Literatura.

De los 117 galardonados desde que se instauró este premio 95 han sido europeos o norteamericanos, es decir, un 80% del total. Entre ellos, ha habido 101 hombres y 16 mujeres, pero Abdulrazak Gurnah sería uno de los pocos escritores de origen africano.

Las predicciones para este año estaban puestas en que sería un escritor o escritora de Asia o África, tras un compromiso de hacer más diverso el prestigioso galardón.

La Academia insiste en que sus laureados son escogidos por sus méritos literarios y que no toma en cuenta la nacionalidad.

Pero tras el escándalo #MeToo que sacudió a la Academia y obligó a aplazar el premio de 2018 durante un año, el organismo dijo que ajustaría sus criterios para tener mayor diversidad geográfica y de género.

“Antes teníamos una perspectiva más eurocéntrica de la literatura, ahora estamos mirando a todo el mundo”, dijo en 2019 el jefe del comité Nobel, Anders Olsson.

Como se sabe, el premio consiste en una medalla y la suma de 10 millones de coronas suecas(unos 980.000 euros, o 1,1 millones de dólares).

El año pasado la galardonada fue la poeta estadounidense Louise Gluck.

Para este año la academia había prometido ampliar sus horizontes geográficos, aunque su presidente dijo a inicios de la semana que el “mérito literario” seguía siendo “el criterio absoluto y único”.

A causa de la crisis sanitaria, por segundo año consecutivo los laureados recibirán el premio en su país de residencia.

Entretanto, el Premio Nobel de Química fue atribuido este miércoles al alemán Benjamin List y al escocés instalado en Estados Unidos David MacMillan por haber desarrollado una nueva herramienta de construcción de moléculas que ha vuelto más “limpia” la química y ha mejorado la investigación farmacéutica.

Los dos científicos, ambos de 53 años, recibieron el prestigioso galardón por haber desarrollado en 2000 la catálisis asimétrica (o organocatálisis), un nuevo tipo de catalizadores revolucionario que ha avanzado “a una velocidad prodigiosa” desde entonces, explicó el jurado del Nobel.

Los catalizadores --sustancias que controlan y aceleran las reacciones químicas, pero que no forman parte del producto final-- son mecanismos fundamentales para los químicos.

Pero durante mucho tiempo, los científicos pensaban que sólo había dos tipos de catalizadores disponibles: los metales y las enzimas.

De manera independiente el uno del otro, List y MacMillan pusieron en marcha un tercer tipo, utilizando “pequeñas moléculas orgánicas” como la prolina, y siguen siendo punteros en este ámbito, precisó el jurado.

Al contrario de los metales y las enzimas, la prolina es el mecanismo “soñado” por los químicos: es una molécula muy simple, barata y que respeta el medioambiente.