La nueva edición del Diccionario de la Lengua Española se presenta este 16 de octubre en la sede de la Real Academia Española (RAE), tras la profunda renovación que se ha llevado a cabo para dar una visión más moderna y dinámica del léxico actual. El viernes, los reyes presidirán la presentación pública de la XXIII edición del Diccionario, en un acto al que asistirán los directores de las 22 Academias de la Lengua Española. La editorial Espasa publica simultáneamente, en todo el ámbito hispanohablante, el nuevo Diccionario de la RAE. Tiene 93.111 entradas –frente a las 88.431 de la edición anterior del 2001– y recoge 195.439 acepciones, entre ellas casi 19.000 americanismos. En esta edición se han introducido cerca de 140.000 enmiendas que afectan unos 49.000 artículos. Desde cuando se publicó la anterior edición del Diccionario, en el 2001, las Academias han volcado en la versión electrónica miles de novedades y de modificaciones. Hoy habrá ocasión de conocer una selección de las acordadas en los últimos meses. Algunas de ellas ya se hicieron públicas el pasado mes de marzo, cuando la RAE adelantó que se incluirían palabras como bótox, cameo, dron, pilates, impasse, feminicidio, multiculturalidad y precuela. También estarán mileurista (utilizada solo en España), tuit, tuitear, tuitero y red social. El criterio que han seguido las 22 Academias para incluir determinadas palabras es que, como mínimo, se usen en tres países. De la fusión de amigo y novio nace amigovio, una voz coloquial propia de Argentina, México, Paraguay y Uruguay que significa "persona que mantiene con otra una relación de menor compromiso formal que un noviazgo". Salvo en México, en esos países se emplea también el verbo cajonear cuando se retarda el trámite de un expediente administrativo. Mucho más extendido por Latinoamérica está el diminutivo basurita, esa partícula de suciedad que molesta tanto cuando se introduce en el ojo, así como la voz lonchera, el "recipiente pequeño que sirve para llevar comida ligera, especialmente los niños cuando van a la escuela". A los automovilistas del Cono Sur y de países como Bolivia, Ecuador y Perú no les hará ninguna gracia que les pinchen los neumáticos de sus vehículos con un miguelito, un "artefacto con clavos grandes y retorcidos" que también entra en el Diccionario de la RAE. A los que limpian los cristales y al producto que se utiliza para hacerlo se les llama limpiavidrios, mientras que un guardavidas es la persona encargada de la seguridad de los bañistas. Los niños latinoamericanos van al jardín de infancia o kínder (forma acortada de 'kindergarten'), otro término que se incorpora al DRAE, como lo hace motoneta, una "motocicleta con ruedas pequeñas, que tiene una plataforma para apoyar los pies". En el lenguaje coloquial de México, Paraguay y Puerto Rico, papichulo es un "hombre que, por su atractivo físico, es objeto de deseo". Y entre los mexicanos y los centroamericanos, platicón (o platicona) es un charlatán. En la edición digital del Diccionario lleva ya un tiempo la palabra nocaut, es decir, ese "golpe que deja fuera de combate". Y a la de papel llega ahora el notero, un término utilizado para designar al periodista que recoge y redacta noticias para prensa, radio o televisión. El léxico deportivo del Diccionario se enriquece con nuevos americanismos: En fútbol, el taquito es ese "golpe que se da al balón con el talón", y en el béisbol, un pícher es un lanzador. El réferi (o referí) es sinónimo de árbitro en Latinoamérica. Un bíper es, en buena parte de América, un aparato electrónico que registra llamadas y mensajes. Y cuando uno es muy lento en la realización de un trabajo, pueden acusarlo de tortuguismo. De Estados Unidos procede la acepción de billón equivalente a mil millones, frente al millón de millones que significa en otros países. El verbo conflictuar lo conjugan quienes provocan "un conflicto en algo o en alguien", y propagandear, aquellos que hacen propaganda o publicidad. El que se encarga del vestuario de los actores en cine, teatro o televisión es un vestuarista; mientras que en México y Centroamérica a la cremallera también le dicen zíper, clara adaptación del inglés 'zipper'.