La decisión fue tomada en el marco de la 44ª reunión del Comité del Patrimonio Mundial que se celebra de manera virtual desde Fuzhou (China) y combina las candidaturas de este año y de 2020, aplazadas a raíz de la pandemia de covid-19, anunció la agencia de la ONU.
Construidas hace 23 siglos sobre una colina en medio del desierto. Según determinaron dos arqueólogos en 2007, las 13 torres del observatorio de Chanquillo son mucho más antiguas que el imperio inca, que floreció en el siglo XV.
“Las 13 torres fueron ubicadas con mucha precisión sobre la cima de la colina. Parecen el espinazo de un gran animal”, explica a la AFP el arqueólogo peruano Iván Ghezzi, coautor del estudio publicado en la revista científica estadounidense Science en 2007.
“Los vértices de las 13 torres reflejan diferentes posiciones del sol, y por lo tanto marcan fechas exactas”, agrega Ghezzi mientras muestra el observatorio a un equipo de la AFP.
El significado de estas ruinas -situadas cerca de la costa y 370 km al norte de Lima-, fue un misterio para científicos historiadores durante mucho tiempo. Ghezzi y el arqueo-astrónomo Clive Ruggles, de la Universidad de Leicester en Reino Unido, lograron descifrarlo.
“Una obra de arte”
Construidas por la cultura Casma-Sechín, con una orientación norte-sur, las torres fueron colocadas para marcar el paso de los meses, los solsticios y los equinoccios. Este calendario gigante funciona como un reloj solar a lo largo de un año y posee una gran exactitud.
“Chanquillo es una obra maestra de los antiguos peruanos. Una obra de maestra de arquitectura, una obra maestra de la tecnología y de astronomía. Es la cuna de la astronomía en América”, destaca el arqueólogo de 51 años.
“Este lugar está dedicado al culto del sol”, agrega Ghezzi, director del Programa Arqueológico Chanquillo y académico de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
Además, el sitio confirma que los antiguos pueblos de la costa peruana realizaban observaciones solares muy minuciosas.
Los emplazamientos ubicados al este y al oeste de las 13 torres están decorados con los restos de objetos utilizados para sacrificios rituales y probablemente también servían como plataformas de observación.
El observatorio y su centro ceremonial fueron protegidos por una fortaleza fortificada, con grandes muros de piedra, barro y troncos de algarrobo.
Todo el complejo arqueológico mide 5.000 hectáreas, pero solo se ha logrado estudiar el 1%, dice Ghezzi.
Amenazas
En 2020, la pandemia del covid-19 paralizó las excavaciones arqueológicas en Perú y dejó a merced de saqueadores muchos sitios que contienen invaluables objetos precolombinos, que son traficados en el mercado negro.
Uno de los lugares donde ingresaron los intrusos fue el observatorio de Chanquillo, situado cerca de predios agrícolas regados por el río Casma, donde se siembran espárragos, mangos y maíz. Los invasores no robaron objetos para traficar, sino que hicieron siembras en el sitio arqueológico.
“Hemos tenido varios intentos [de campesinos] de construir pozos y cercar y de extender chacras agrícolas, pero fue controlado gracias al ministerio de Agricultura”, explica Ghezzi.
El observatorio no está actualmente abierto para ser visitado por turistas, porque se encuentra en proyecto de conservación.
Perú tiene otros 12 sitios en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, entre los que destaca la ciudadela inca de Machu Picchu, desde 1983.