En 2010, para conmemorar el bicentenario de la Independencia, el Distrito retomó uno de los proyectos urbanísticos más ambiciosos del centro de Bogotá: remodelar el parque de la Independencia. Así mismo, extenderlo sobre la avenida 26, en una especie de costura para reconectar lo que separaron, a principio de los años sesenta, las obras para abrir esa vía. En los próximos días el Tribunal Administrativo de Cundinamarca fallará la acción popular que logró frenar, hace casi dos años, uno de los desarrollos urbanísticos más polémicos de Bogotá. Interpuso la acción el grupo Habitando el Territorio, conformado por arquitectos y vecinos de las Torres del Parque que se oponen al proyecto tal como está planteado, porque según ellos traiciona los ideales urbanísticos de la ciudad.El proyecto, tal como fue propuesto por el arquitecto Rogelio Salmona, iba desde la calle 24 hasta el Museo Nacional para que el parque de la Independencia abarcara edificios emblemáticos como el Museo Nacional, el Museo de Arte Moderno de Bogotá, y la Biblioteca Nacional en una explanada que siguiera armónicamente la topografía del terreno. En esta nueva etapa de construcción se encargó de dirigir la intervención el reconocido arquitecto Giancarlo Mazzanti. “Este proyecto siempre ha representado una integración o reconciliación de la ruptura espacial y social propiciada por la aparición de la avenida 26 en esta zona, como una de tantas intervenciones viales que se hacen con la intención de mejorar la movilidad automotriz sin considerar al peatón con la misma prioridad”, le dijo a SEMANA. Para Clarisa Ruiz Correal, secretaria de Cultura, Recreación y Deporte de Bogotá, aunque la obra tiene afectaciones importantes, su avanzado estado de construcción, las advertencias de los órganos de control y su relación con el trazado de TransMilenio hacen imposible que se piense en demolerla. “Esta obra se debió suspender cuando se encontraron limitaciones que provocaron alturas desproporcionadas y la desconexión del puente de sus costados, pero el Tribunal de lo Contencioso debe decidir en este caso”, le dijo Ruiz a SEMANA.El grupo de vecinos sigue en desacuerdo. “El proyecto carece de todo sentido de ubicación y respeto por el lugar”, le dijo a SEMANA el arquitecto Alberto Saldarriaga, “es un conjunto de plataformas que invadieron buena parte del parque de la Independencia y se enfrentaron violentamente contra las valiosas edificaciones del costado sur”.“El problema nunca fue que afectara o no las Torres del Parque sino su calidad arquitectónica”, le dijo a SEMANA el arquitecto Guillermo Restrepo, “los habitantes del barrio La Macarena y Bosque Izquierdo somos arquitectos, diseñadores, artistas, y nos quieren hacer ver como una comunidad tonta que se opone a una buena idea”. Lo mismo opinan el arquitecto Daniel Bermúdez y María Elvira Madriñán, directora de la Fundación Salmona, quienes se abstuvieron de opinar para este artículo porque, según ellos, el proyecto definitivo no ha sido socializado con la comunidad.Lo que el colectivo Habitando el Territorio pide es que se tumbe la plataforma actual. Al colectivo se enfrenta la Asociación Centro Internacional San Diego, un grupo que pide terminar la obra. Hilda María Henao, directora ejecutiva de la asociación, le dijo a SEMANA: “Quienes abogan por demoler nos pondrían a esperar por lo menos diez años y para la gente del sector ese es un calvario difícil de sobrellevar, pues el abandono de esa obra ya le ha hecho daño a la zona”.Por lo pronto queda esperar el fallo del Tribunal, que se dará en los próximos días y zanjará un debate que le ha costado mucho a la ciudad.