La divina protección de Dios siempre estará al cuidado de cada circunstancia y batalla de la vida, por lo que todos los seres humanos nunca estarán solo, pues tienen de su lado la ayuda de Dios. De hecho, la Biblia dice que se tiene el privilegio de pedir protección de Dios y que, gracias a ello, se vive bajo su sombra.
Una forma particular de pedir alguna ayuda de Dios es por medio de salmos, colección de poemas sagrados que son alabanzas y oraciones a Dios. Por ello, el portal web Bibliaon, da a conocer el salmo 121, el cual habla específicamente de un camino difícil, como el de un peregrinaje, pero que en ese trayecto siempre está la protección de Dios, quien guarda a cuesta la salud de quien se pone en oración.
Salmo 121
A las montañas levanto mis ojos; ¿de dónde ha de venir mi ayuda? Mi ayuda proviene del Señor, creador del cielo y de la tierra. No permitirá que tu pie resbale; jamás duerme el que te cuida. Jamás duerme ni se adormece el que cuida de Israel. El Señor es quien te cuida, el Señor es tu sombra protectora. De día el sol no te hará daño, ni la luna de noche. El Señor te protegerá; de todo mal protegerá tu vida. El Señor te cuidará en el hogar y en el camino, desde ahora y para siempre.
Además de este salmo, se aconseja rezar la siguiente plegaria de protección luego de recitar este poderoso salmo.
Oración de protección contra las fuerzas del mal
“Señor, Dios Eterno todopoderoso, Dios nuestro misericordioso y omnipotente, Padre, Hijo y Espíritu Santo, oh Dios, principio y fin de todas las cosas, soberano de los siglos que solo tú eres grande, por la intercesión y con la ayuda de los arcángeles san Miguel, san Rafael y san Gabriel, nosotros, tus hijos, humildemente te rogamos que nos libres eficazmente de todo mal y adversidad, de todo enemigo y mala persona; revístenos con tu armadura, envíanos tu luz llénanos de bendiciones y danos tu protección para poder gozar siempre de tu paz.
Yo (tu nombre) pido tu auxilio y socorro, cúbreme con tus brazos altísimos y poderosos, purifica mi mente, corazón, cuerpo, alma y espíritu, y no permitas que nada perjudicial penetre en mí.
Señor Dios Uno y Trino, junto con María reinen sobre mí y los míos, hoy y por toda la eternidad y no permitas que nada ni nadie pueda causarme mal.
Señor a ti clamo, creo en Ti, en tu poder y en tu gloria, creo en tu palabra, que es la única que puede alumbrarme; pido perdón por todos mis pecados y faltas, y en el nombre de Jesús y por el poder de su Sangre, te ruego seas magnánimo conmigo, te pido disipes todo lo que me atormenta y lastima, aleja de mi vida y hogar todas las sombras tenebrosas, sálvame de todo mal que venga contra mí y rompe en pedazos las cadenas que me aprisionan, para que pueda cumplir tu santa voluntad sin impedimentos físicos ni espirituales. Amén.”