Aunque en la Biblia hay un sinnúmero de enseñanzas y pasajes para seguir caminando sin perder la esperanza, lo usual es acudir a algunos salmos para pedir a Dios que sea refugio en medio de la tempestad y fuerza para retomar el andar.
A diario muchas personas recurren a estas lecturas para poner en manos divinas el día que empieza y también pedir por la protección, la vida, y demás. Por ello, el portal dominicos.org comparte a diario el salmo que se debe leer para cada día en específico. Un ejemplo de ello es el que tienen para este miércoles, 4 de octubre de 2023.
Jon 2,3.4.5.8 R/. Tú, Señor, me sacaste vivo de la fosa
Invoqué al Señor en mi desgracia y me escuchó; desde lo hondo del Abismo pedí auxilio y escuchaste mi llamada. R/.
Me arrojaste a las profundidades de alta mar, las corrientes me rodeaban, todas tus olas y oleajes se echaron sobre mí. R/.
Me dije: «Expulsado de tu presencia, ¿cuándo volveré a contemplar tu santa morada?». R/.
Cuando ya desfallecía mi ánimo, me acordé del Señor; y mi oración llegó hasta ti, hasta tu santa morada. R/.
Seguido de esta lectura es importante el Evangelio del día (en este caso, el del 4 de octubre):
Lectura del santo evangelio según san Lucas 10,25-37
En aquel tiempo, se levantó un maestro de la ley y preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?».
Él le dijo:«¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?».
El respondió: «”Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza” y con toda tu mente. Y “a tu prójimo como a ti mismo”».
Él le dijo: «Has respondido correctamente. Haz esto y tendrás la vida».
Pero el maestro de la ley, queriendo justificarse, dijo a Jesús:«¿Y quién es mi prójimo?».
Respondió Jesús diciendo: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo.
Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba él y, al verlo, se compadeció, y acercándose, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y le dijo: ”Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré cuando vuelva”.
¿Cuál de estos tres te parece que ha sido prójimo del que cayó en manos de los bandidos?».
Él dijo: «El que practicó la misericordia con él».
Jesús le dijo: «Anda y haz tú lo mismo».
Una de las peticiones que más pueden aparecer son aquellas relacionadas con la protección del hogar, algo tan sagrado para aquellos que lo poseen. Por esta razón, los salmos de protección pueden ser los ideales para pedir esa protección que tanto se necesita.
Los salmos son escritos para alabar la divinidad, su grandeza, su bondad y todo aquello que hace por sus hijos. Atanasio, el obispo de Alejandría en el siglo IV, los describía como “la mayor parte de la Biblia nos habla, pero los salmos hablan por nosotros”.
Hay diversas situaciones en la vida en la que las personas se sienten inseguras, salen los miedos, que las cosas no salen bien o creen que algo malo puede llegar a pasar de forma inesperada. Es en estos momentos cuando buscar la protección de Dios es crucial para reencontrarse con la tranquilidad.