La oración es una práctica fundamental para muchas personas, pues les permite acercarse a la divinidad. A través de ella, los creyentes expresan su gratitud por los momentos afortunados y buscan apoyo en momentos de necesidad, ya sea en asuntos de salud, trabajo o bienestar. Esta comunicación con Dios se considera una forma de obtener orientación espiritual, y también se utiliza para expresar arrepentimiento.

En el contexto religioso, las plegarias son vistas como un medio para fortalecer la conexión con un ser protector, y no solo se limitan a peticiones materiales, sino a la búsqueda de perdón y de una guía en tiempos de incertidumbre. La Biblia, libro sagrado para los católicos, contiene diversos salmos que sirven como apoyo en distintas situaciones. Uno de los más destacados para aquellos que buscan arrepentirse es el salmo 51, especialmente recomendado para quienes desean expresar su contrición y anhelo de redención.

La confianza en Dios es primordial en la tierra. | Foto: Getty Images

Así, la oración se convierte en una herramienta multifacética, utilizada tanto para agradecer como para pedir ayuda, orientación y perdón. En momentos de duda o de necesidad, muchos se sienten fortalecidos al recurrir a estos textos sagrados, que les brindan consuelo y les recuerdan su relación con lo divino.

Salmo 144 para pedir por trabajo y prosperidad

Muchas personas recurren al salmo 144 como una forma de invocar la protección y la prosperidad, especialmente cuando se enfrentan a dificultades laborales o económicas. Este salmo, que habla de la fuerza y la protección divina, es visto como un medio para solicitar la intervención de Dios en momentos de incertidumbre o necesidad. La razón por la que es tan recurrido en busca de trabajo y bienestar es que sus versos destacan la confianza en que Dios proveerá y ayudará a superar los obstáculos.

La oración es una forma en la cual el creyente se comunica con Dios. | Foto: Getty Images

Además, la plegaria refleja la esperanza de que, a través de la fe, se puedan abrir puertas en el ámbito laboral y económico, otorgando no solo estabilidad, también el éxito en los proyectos personales y profesionales. Para muchos, rezar este salmo se convierte en un acto de fe que les brinda fuerza, ánimo y la sensación de estar acompañados por una fuerza superior que guía sus pasos hacia la prosperidad.

¿Qué dice el salmo 144?

Bendito sea Jehová, mi roca,

Quien adiestra mis manos para la batalla,

Y mis dedos para la guerra;

Misericordia mía y mi castillo,

Fortaleza mía y mi libertador,

Escudo mío, en quien he confiado;

El que sujeta a mi pueblo debajo de mí.

Oh Jehová, ¿qué es el hombre, para que en él pienses,

O el hijo de hombre, para que lo estimes?

El hombre es semejante a la vanidad;

Sus días son como la sombra que pasa.

Oh Jehová, inclina tus cielos y desciende;

Toca los montes, y humeen.

Despide relámpagos y disípalos,

Envía tus saetas y túrbalos.

Envía tu mano desde lo alto;

Redímeme, y sácame de las muchas aguas,

De la mano de los hombres extraños,

Cuya boca habla vanidad,

Y cuya diestra es diestra de mentira.

Oh Dios, a ti cantaré cántico nuevo;

Con salterio, con decacordio cantaré a ti.

Tú, el que da victoria a los reyes,

El que rescata de maligna espada a David su siervo.

Rescátame, y líbrame de la mano de los hombres extraños,

Cuya boca habla vanidad,

Y cuya diestra es diestra de mentira.

Sean nuestros hijos como plantas crecidas en su juventud,

Nuestras hijas como esquinas labradas como las de un palacio;

Nuestros graneros llenos, provistos de toda suerte de grano;

El Santo Cura de Ars, un hombre que fue ejemplo de oración y paz. | Foto: Getty Images

Nuestros ganados, que se multipliquen a millares y decenas de millares en nuestros campos;

Nuestros bueyes estén fuertes para el trabajo;

No tengamos asalto, ni que hacer salida,

Ni grito de alarma en nuestras plazas.

Bienaventurado el pueblo que tiene esto;

Bienaventurado el pueblo cuyo Dios es Jehová.