Para los creyentes, reconocer a Dios como su proveedor en épocas difíciles es reconfortante, como aquellas donde hay una ausencia de ingreso económico por falta de empleo, que se puede extender por días, semanas, o incluso meses.
Sin embargo, las Sagradas Escrituras en el evangelio de Mateo 6:-26 hacen mención del cuidado que Dios tiene para con sus hijos, comparándolos con el bienestar que le brinda a las aves, criaturas que hacen parte de su creación.
“Fíjense en las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas?”, se puede leer en el texto bíblico.
Línea seguida en el versículo 26 del mismo libro los exhorta a no preocuparse aunque no haya trabajo:
“»¿Y por qué se preocupan por la ropa? Observen cómo crecen los lirios del campo. No trabajan ni hilan; sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplendor, se vestía como uno de ellos. Si así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, gente de poca fe?”, añade la Escritura.
“Así que no se preocupen diciendo: “¿Qué comeremos?”, o “¿Qué beberemos?” o “¿Con qué nos vestiremos?”, continúa.
Asimismo, a lo largo de la Biblia se puede encontrar varios versículos que fortalecen al creyente, en los cuales su alma puede encontrar alivio en una época de desempleo, como en el libro de los Salmos.
Salmo que se debe rezar para que lo llamen de un trabajo
Para empezar, es importante reconocer y creer que las oraciones son oídas y contestadas por Dios, tal cual lo expresa el Salmo 17:6 “Dios mío, a ti clamo, porque tú me respondes; inclina a mí tu oído y escucha mi oración”.
Luego, se puede leer y rezar con convicción el Salmo 23, una de las oraciones del salmista David más conocidas:
“El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes pastos me hace descansar. Junto a tranquilas aguas me conduce; me infunde nuevas fuerzas. Me guía por sendas de justicia haciendo honor a su nombre. Aun si voy por valles tenebrosos, no temeré ningún mal porque tú estás a mi lado; tu vara y tu bastón me reconfortan”, dice.
“Dispones ante mí un banquete en presencia de mis enemigos. Has ungido con aceite mi cabeza; has llenado mi copa a rebosar. Seguro estoy de que la bondad y el amor me seguirán todos los días de mi vida; y en la casa del Señor habitaré para siempre”, agrega.
No obstante, el Salmo 128 es una promesa de trabajo y prosperidad para los creyentes, siempre y cuando teman al Señor:
“Dichosos todos los que temen al Señor, los que van por sus caminos. Lo que ganes con tus manos, eso comerás; gozarás de dicha y prosperidad. En el seno de tu hogar, tu esposa será como vid llena de uvas; alrededor de tu mesa, tus hijos serán como vástagos de olivo. Así será bendecido aquel que teme al Señor. Que el Señor te bendiga desde Sión y veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida. Que vivas para ver a los hijos de tus hijos. ¡Que haya paz en Israel!”, menciona.