La pérdida de un ser querido es un hecho trascendental para cualquier persona. De hecho, el tiempo posterior resulta bastante difícil, pues el vacío que queda deriva en un profundo dolor.
Los más devotos suelen refugiarse en la oración para no solo afrontar el tiempo de luto, sino también pedir por la luz y salvación de aquellos que se han ido. Por esta razón, la religión católica ha incluido numerosos versículos de la biblia en este tipo de oraciones.
El argumento detrás de estas prácticas acude al consuelo divino y cómo las palabras de Dios pueden servir para afrontar momentos de tal magnitud.
A continuación, algunos versículos de la Biblia para pedir por la paz de una persona fallecida:
Apocalipsis 21:4-5a:
“Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte ni llanto ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir. El que estaba sentado en el trono dijo: ‘¡Yo hago nuevas todas las cosas!’”
Salmo 147:3
“(El Señor) restaura a los de corazón quebrantado y cubre con vendas sus heridas”.
Eclesiastés 3:1-4
“Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo: un tiempo para nacer, y un tiempo para morir; un tiempo para plantar, y un tiempo para cosechar; un tiempo para matar, y un tiempo para sanar; un tiempo para destruir, y un tiempo para construir; un tiempo para llorar, y un tiempo para reír; un tiempo para estar de luto, y un tiempo para saltar de gusto...”
Isaías 49:13
“Ustedes los cielos, ¡griten de alegría! Tierra, ¡regocíjate! Montañas, ¡prorrumpan en canciones! Porque el Señor consuela a su pueblo y tiene compasión de sus pobres”.
2 Corintios 1:3-4
“Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que, con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren”.
1 Corintios 15:55-57
“‘¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?’ El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley. ¡Pero gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!”
1 Tesalonicenses 4:13-14
“Hermanos, no queremos que ignoren lo que va a pasar con los que ya han muerto, para que no se entristezcan como esos otros que no tienen esperanza. ¿Acaso no creemos que Jesús murió y resucitó? Así también Dios resucitará con Jesús a los que han muerto en unión con él”.
Romanos 8:38-39
“Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor”.