Tres meses después del incendio en Notre Dame de París el parlamento francés se dispone este martes a dar luz verde a un proyecto de ley sobre las obras de restauración de la catedral, que deberán concluir en un plazo de cinco años. El objetivo "es brindar a Notre Dame una restauración que esté a la altura del puesto que ocupa en el corazón de los franceses y en el mundo entero", abogó el ministro francés de Cultura, Franck Riester. El presidente francés, Emmanuel Macron, se ha marcado como objetivo reconstruir la catedral en un plazo de cinco años, justo a tiempo para los Juegos Olímpicos de París de 2024. Un objetivo irrealista, según varios parlamentarios. El texto, que será sometido al voto definitivo de los diputados el martes por la tarde, tiene como objetivo organizar y controlar la colecta y el uso de las donaciones que han afluido de todo el mundo y coordinar las delicadas obras de reconstrucción. El proyecto prevé una exención fiscal excepcional de 75% para los particulares que donen hasta 1.000 euros, en lugar de 66%, y la creación de una suscripción nacional para recibir los más de 850 millones de euros de donaciones prometidos tanto por empresas como particulares. Le puede interesar: Así visualizan los arquitectos a "Nuestra nueva señora de París"

Una imagen aérea de la catedral de Notre Dame tomada el pasado 12 de junio en París y en la que se observan los daños del incendio devastador del 15 de abril. Foto: Lionel Bonaventure/AFP No obstante, el ministro llamó a la prudencia entre aquellos que dicen que el monto excedería el costo de la reconstrucción. "Apenas se han concretizado un poco más del 10% de las promesas de donaciones" y "el costo de las obras aún no ha sido establecido", recalcó. Asimismo, el texto prevé encargar a un establecimiento público, bajo la supervisión del ministro de Cultura, la supervisión de las obras, con la ayuda de un consejo científico. Sin embargo, una parte de la oposición denuncia un texto realizado de forma "precipitada" que introduce "derogaciones inaceptables" a las reglas sobre patrimonio, urbanismo y medioambiente para acelerar los trabajos. El tema arquitectural está también en el centro de las discusiones, aunque no está abordado directamente en el texto. Algunos parlamentarios, preocupados por las declaraciones de Macron que dijo estar a favor de dar un "gesto arquitectónico contemporáneo" a la mítica aguja de la catedral, que se derrumbó en el incendio junto al techo, exigen que sea construida como la original. Le sugerimos: Notre Dame, o cómo la dama sobrevivió al infierno Presencia de plomo

La aguja de la cubierta central de la catedral de Notre Dame se viene abajo devorada por las llamas, durante el incendio del pasado 15 de abril en París. Foto: Geoffroy van der Hasselt AFP  Pero, por el momento, las obras se limitan a limpiar y consolidar la estructura, un trabajo que se ha complicado por la presencia de plomo, tóxico, que se derritió durante el incendio y se extendió por todas partes. La prefectura de policía de París ha alertado sobre "la presencia puntual muy significativa" de polvo de plomo en la plaza de la catedral y las calles aledañas, que actualmente están prohibidas al público. Escépticos, representantes electos de partidos de izquierda en el Consejo de París exigieron la semana pasada que se establezca un mapa de los índices de contaminación de este metal observados alrededor del monumento. Lucile Monbrun, dueña de una librería desde hace veinte años, dice estar "preocupada" por su salud desde estas revelaciones, pero no más que por la contaminación urbana en general. Aún así, critica la falta de comunicación del ayuntamiento sobre este tema. Le recomendamos: Incendio en Notre Dame: cómo el titanio puede ser la clave para reconstruir la catedral

AFP / El incendio de Notre Dame de París. Foto: Sophie Ramis/AFP  Otros están resignados, como Pascal Remy, que no tiene otra opción que trabajar cerca de la catedral. "Cuanto menos sé, mejor estoy, como Chernóbil", señala fatalista este librero. Pero, además del plomo, los comerciantes del barrio de Notre Dame, que recibía a 13 millones de visitantes cada año, se muestran cabizbajos. Lucile "siente" la disminución del número de visitantes en su librería. El cierre temporal del puente frente a la catedral y la modificación del circuito de algunos autobuses turísticos son en gran parte responsables, cree ella. Aún así, la catedral sigue atrayendo a turistas de todo el mundo, que la admiran desde detrás de unas rejillas e intentan tomarse selfis. A pesar de los andamios de hierro que la sostienen "se ve maravillosa. Sé que hay mucho trabajo por adelante pero se recuperará", señala optimista Ryan Fitzpatrick, un turista estadounidense.