Todo lo que J.M. Cotezee puede expresar ya está en su obra. Por eso no le gustan las entrevistas y menos si se trata de lo que ya escribió.Nació en Sudáfrica en 1940, en una época de violencia segregación racial, en pleno Apartheid. Estudió matemáticas en Inglaterra. Desde que publicó su primera obra, Tierras de poniente en 1974, la crítica reconoció su prosa como “transparente y dura como el diamante”.En 1983 obtuvo el prestigioso Brooker Prize, el galardón más importante de las letras británicas por su novela La vida y los tiempos de Michael K, y vuelve a obtener este premio en 1999 por Desgracia.Puede leer: Este es el primer capítulo ‘Los días de Jesís en la escuela‘ de CoetzeeSe trata de una narrativa sobria, profunda, demoledora, que queda plasmada en sus ensayos literarios así como en Infancia, Juventud y Verano, textos en los que mezcla la autobiografía y la ficción.En 2003 recibió el premio Nobel de Literatura por “la brillantez a la hora de analizar la sociedad sudafricana”. En esta ocasión el premio no fue polémico, el jurado lo eligió por unanimidad.Puede leer: Doce preguntas a J.M. CoetzeeSemana.com: ¿Cree que la aparición de Trump en la escena política mundial ha traído consigo sentimientos xenófobos y nacionalistas? J.M. Coetzee: A pesar de que me sentía tibio acerca de Barack Obama, mientras él era presidente, me parece desafortunado que un hombre bien educado y reflexivo como Obama sea reemplazado por un hombre mal educado e irreflexivo como Donald Trump. Pero la política tal como se practica en nuestros días debe parecer una carrera poco atractiva para gente bien educada y reflexiva. Lo que es una lástima.Semana.com: Un tema de su interés es la censura, está presente en su libro ‘Contra la censura’ y también ha sido el centro de varias de sus conferencias. ¿Cómo funciona eso que usted ha llamado “pasión por silenciar” en la actualidad? ¿Cómo ha sobrevivido a ella?J.M.C.: Durante los años setenta y ochenta, cuando vivía en Sudáfrica, la presión principal de los escritores fue la presión de la censura estatal: la capacidad del Estado para prohibir la venta o distribución de su trabajo. La censura estatal en esta forma llegó a su fin con el logro de la democracia en Sudáfrica en los años noventa. La situación actual es muy diferente. En primer lugar, los libros se han vuelto menos importantes en el panorama político, y la atención ha cambiado a los medios digitales. En segundo lugar, el interés del Estado ya no radica tanto en la supresión de la expresión como en la vigilancia masiva.Semana.com: A lo largo de su obra literaria (En Desgracia, Elizabeth Costello, por citar algunos ejemplos) y en sus conferencias, usted ha reflexionado sobre la crueldad del hombre hacia los animales. ¿Cree que el mundo ha avanzado en despertar esa conciencia?J.M.C.: El mundo es un lugar grande. No veo pruebas de que en Asia oriental, por ejemplo, haya habido mejoras en el destino de los animales, en particular de los animales que se cultivan para el consumo humano. El único sector de la sociedad en el que veo alguna mejora es entre gente educada de clase media en Occidente.Recomendamos: J.M. Coetzee: Lector en fábula*Este miércoles Coetzee leyó en la Feria del Libro de Bogotá El matadero de vidrio, un relato en el que reflexiona sobre las condiciones de crianza y muerte de los animales para el consumo humano.