Colombia es un país de heridas abiertas y cicatrices mal curadas producto de un conflicto de más de medio siglo de duración. Y la firma de la paz con las FARC plantea a los medios de comunicación nuevos desafíos y roles.Ricardo Silva Romero, el escritor y columnista de los diarios El Tiempo y El País (España), en esta entrevista habla acerca de los medios de comunicación colombianos, su papel en este momento histórico y la importancia de ser columnista en un país que lee poca prensa.SEMANA: ¿Usted cree que los medios aún se pueden considerar como un cuarto poder?Ricardo Silva Romero: Creería que sí, pero en el sentido de equilibrar, de fiscalizar, de poner las cosas en su sitio. Por supuesto, los medios sirven al poder, hacen parte de la clase dirigente del país. Y aunque están llenos de mezquinos y de lagartos, también hay gente valiente, corajuda, que dice exactamente lo que piensa pase lo que pase, que investiga a fondo lo que están haciendo los poderosos, que no se queda callada ante la corrupción y la injusticia.SEMANA: ¿Cómo quiénes?R.S.R.: Digo algunos nombres para probar mi punto: Daniel Coronell, Cecilia Orozco, Ignacio Gómez, Martha Soto, Yohir Akerman, Matador, Daniel Samper Ospina, Vladdo, Maria Jimena Duzán, Antonio Caballero, Alberto Donadío, Gonzalo Guillén.SEMANA: Según usted, ¿hay medios independientes en el país?R.S.R.: Sí, si por independencia se entiende la capacidad de contar el país como se quiere contar, como se pretende contar. Sí, si se acepta que los medios pertenecen a personas llenas de intereses, pero permiten que los periodistas independientes trabajen en ellos. Cada medio tiene su modo de ser y su modo de ver, y lidia a sus dueños, pero también permite que la gente opine e investigue lo que quiera.Sugerimos: “Necesito escribir para no terminar de enloquecerme”SEMANA: ¿Se debe priorizar en Colombia el periodismo investigativo y de región?R.S.R.: Se les debe dar mucho valor, mucha fuerza, porque revelan la tras escena de la política. Y nos salva de resignarnos a que el país sea lo que quieran los políticos.SEMANA: ¿Temen los medios tradicionales (prensa, radio y televisión) integrarse a los nuevos medios (internet, redes sociales)?R.S.R.: Ya no. Ya están integrados. Temieron a lo nuevo, pero los nuevos medios ya son viejos, y los medios de siempre han conseguido capitalizar sus marcas, sus nombres ganados a pulso durante un siglo. Quizás las redes sociales les tomaron ventaja, y cuentan primero las noticias, pero ello solo es malo si los medios tradicionales renuncian a su labor de contar la historia con veracidad, con seriedad. Las redes sociales son una gran oportunidad para que los medios se vuelvan narradores serios, que verifican, que van lentos, pero seguros. SEMANA: ¿Qué tanta importancia da a las redes sociales?R.S.R.: Mucha. Pero no porque quiera, sino porque la tienen. Crean atmósferas, versiones de los hechos, reacciones que a veces no tienen pies ni cabeza. Crean personajes. Lapidan. Sin embargo, soy básicamente un tuitero que pega links porque me aburre perder el tiempo en discusiones inútiles y para opinar tengo mis columnas.Recomendamos: “El comunismo no ha dejado de ser útil para la derecha”: Ricardo Silva RomeroSEMANA: ¿Por qué el nombre de su columna en el diario El Tiempo es "Marcha fúnebre"?R.S.R.: Mi columna se llama así porque es sobre la vida, en general, y la vida es, desde cierto punto de vista, una marcha fúnebre.SEMANA: ¿Cuál es su objetivo como columnista?R.S.R.: Yo trato de entregar un texto que valga la pena, que articule lo que he estado pensando desde mi experiencia como ciudadano colombiano, que en últimas sirva como una manera de registrar lo que está pasando de un modo particular, en la medida de lo posible sin rabia, sin intereses aparte de que los poderosos no hagan lo que les venga en gana.SEMANA: ¿De qué sirve ser columnista en un país en el que se lee poca prensa?R.S.R.: Creo que cada vez se lee más gracias a las redes. A mí me sirve para dos cosas obvias: escribir lo que pienso y ganarme la vida. Y creería que a los demás les sirve para organizar sus sospechas.SEMANA: ¿Qué impacto tienen sus columnas en los lectores?R.S.R.: Pensaría que tienen un grupo de lectores que buscan argumentos para enfrentar lo que está pasando. Pero la medida se da en las cifras de internet y en los estudios de lectura, que al parecer son a favor de la columna. Y en todo caso no soy el mejor juez de ese impacto.SEMANA: ¿A qué otros columnistas lee y por qué?R.S.R.: Leo a Daniel Samper Ospina porque es un amigo muy cercano y nos recuerda de manera brillante que es difícil no escribir sobre Colombia sin humor. Leo a Juan Esteban Constaín porque es un alivio. Leo a Daniel Coronell, a Cecilia Orozco, a Antonio Caballero porque son tres maestros del género.SEMANA: ¿Cuál es el papel que están jugando las columnas de opinión?R.S.R: Las columnas de opinión cuestionan, denuncian, entretienen como lo han hecho siempre, pero hoy en día canalizan una cantidad de emociones vivas que se ponen en escena en las redes. Las columnas confirman sospechas, articulan sensaciones, enardecen a quienes estaban indignados, apaciguan a quienes estaban enardecidos, contrarían a quienes quieren que la versión de los hechos sea la suya.Está disponible: La carta de Ricardo Silva explicándoles a sus hijos el proceso de pazSEMANA: ¿Debe cambiar el lenguaje hacia la audiencia en este momento histórico? ¿En qué sentido?R.S.R.: Indudablemente. Debe contarse la historia como es, debe mostrarse el horror pero también su redención.SEMANA: ¿Cree usted que la sociedad colombiana está preparada para vivir el posconflicto?R.S.R: Creo que tiene mucho miedo de vivirlo, porque es lo desconocido, porque es un posconflicto en medio del conflicto, pero creo que merece semejante alivio y que sabrá valorarlo más temprano que tarde.SEMANA: ¿Es posible comenzar la era del posconflicto cuando los espacios dejados por las FARC los están tomando otros grupos armados?R.S.R.: El posconflicto con las Farc sí, y es sumamente importante, pero el posconflicto en general está lejos de empezar. Hay 6000 hombres armados poniendo sus reglas en muchos lugares de Colombia.SEMANA: ¿Es la posverdad una manera de disfrazar la mentira?R.S.R.: La posverdad es el descubrimiento de que quien grita primero grita dos veces, pero la verdad es la verdad y la posverdad es la manera de llamar a las mentiras de los políticos, al descubrimiento de que la realidad puede fabricarse como los perfiles de Facebook.SEMANA: ¿Contar la historia de Colombia desde su historia personal, desde su presente hasta el pasado que no imaginó encontrar, cambió su perspectiva acerca del país apaleado que se muestra en medios todos los días?R.S.R: Me confirmó que tenemos en común un infierno, pero también una manera muy conmovedora de lidiarlo.* Texto escrito por Susana María Rico, estudiante de la maestría de periodismo de la Universidad del Rosario y SEMANA.