Tiempo muerto retrata la historia de Lucía y Pablo: un matrimonio colombiano donde ni el silencio es bueno para convivir y donde el amor se esfuma cada vez más. Su autora, Margarita García Robayo, la escritora cartagenera radicada en Argentina, dice que la historia nació en Miami, durante unas vacaciones. “En una playita muy agreste –dice García- estaba con mi familia y vi a un grupo de personas, casi todas mayores, pero muy distintas entre sí, sentadas en una ronda tocando el ukelele. Me dio curiosidad la escena”. En una playa inicia y termina la novela.Rosa y Tomás son los hijos de la pareja, ambos de personalidades distintas. Pasan la mayor parte del tiempo con su mamá en la playa y en el apartamento de sus abuelos maternos. Allí están de vacaciones y los cuida Cindy, una niñera que les enseñó el ritmo latino y que, al parecer, disfrutan más su compañía.Le puede interesar: Enciclopedias: ni se compran ni se vendenLa novela, que narra las consecuencias que deja el paso del tiempo en una relación, se basó, según la autora, en temas “contemporáneos, complejos y definidos: el matrimonio, la paternidad, la alimentación, la educación de los hijos, la fidelidad”. Son estos los aspectos más relevantes de la historia en la familia de Lucía. Ella, una mujer que escribe sobre temas femeninos; y Pablo, un profesor con una vida desordenada y con la idea de escribir una novela. Ambos descubren que su matrimonio llegó a la etapa final del enamoramiento, marcado por la violencia que causa el silencio.Margarita García Robayo es también autora de Lo que no aprendí (2013) y Hasta que pase un huracán (2012); y libros de cuentos como Hay ciertas cosas que una no puede hacer descalza (2009), Las personas normales son muy raras (2011) y Cosas peores (2014), entre otros. Su trabajo ha sido publicado en Colombia, Estados Unidos, Italia y España, y traducido a varios idiomas.La mayoría de sus obras son de ficción, al igual que Tiempo muerto. Y para escribirlas se vale de las ideas que ella tiene del mundo, “a partir de una observación constante, intencionada e ininterrumpida de mi entorno”, aspectos humanos y familiares. Lo que define la narración de esta joven escritora, que recibió en 2014 el Premio Literario Casa de las Américas, por su libro de relatos Cosas peores, es el equilibrio que logra entre lo complejo y lo banal. “Me interesan los detalles circunstanciales más que los centrales, porque prefiero mostrar los contornos de las cosas, de los personajes, de las historias, más que lo coyuntural. Me gusta priorizar la sugerencia, los silencios, lo que está implícito”.Le sugerimos: La conmovedora historia de los enanos del campo de exterminio de AuschwitzAunque escribe cuentos, ensayos y novelas, el género que más le gusta escribir es la novela corta. Y todavía no ha escrito poesía, el que cada vez más le gusta leer.Los temas que relata no solo le preocupan a ella, sino a un mundo que cambia constantemente. No le quita el sueño saber si muchos o pocos la leen, lo que la afana es que “quien me lea, consiga tener un pequeño diálogo privado sobre aquello que el libro propone”. Y, con Tiempo muerto, novela publicada por la editorial Alfaguara, espera conmover, interesar, disentir, enojar o hacer reflexionar al público. En fin, causar alguna sensación.