La vida no es eterna y esta es esa realidad que no se puede cambiar por más que se quiera. Por esta razón, despedirse de un ser querido se vuelve un doloroso momento debido a que no se le vuelve a ver.
Una de las despedidas más complejas que existe es la de una mascota. Para aquellos que deciden compartir su vida con un animal de compañía y este se vuelve un miembro más de la familia, es todo un golpe de realidad decirle adiós.
Las mascotas viven muchos menos tiempo que las personas, es decir, que se irán antes y es inevitable. Cuando fallecen, este es un duelo que puede doler por mucho tiempo, ya que es despedirse de un amigo fiel e incondicional que acompañó cada paso.
Este es un momento difícil que se debe tomar con calma y saber que va a ser todo un proceso. Por esta razón, es ideal buscar a Dios para pedirle fuerza para poder sobreponerse a una pérdida tan dolorosa como puede ser la de una mascota que se ha ido.
Una de las maneras es hablar directamente con el Señor y otra es a través de diversas oraciones que existen para estas situaciones que son inevitable en la vida. Portales especializados en oraciones comparten esta plegaria para una mascota que murió.
La oración para dedicarle a una mascota fallecida
“Te agradezco, Señor Dios, creador de todas las cosas vivientes
por mi (decir el nombre de la mascota).
Te agradezco, Señor, que por tu inmensa bondad has creado los animales,
poniéndolos a nuestro servicio.
Te agradezco, Señor, por aquellos animales
que ayudan día a día en las faenas del campo,
por aquellos que acompañan los juegos de los niños
por aquellos que llenan los últimos días de un anciano,
por aquellos que socorren a los enfermos
por aquellos que salvan personas en las catástrofes
por aquellos que nos protegen de siniestros.
Te agradezco Señor por su amor fiel e incondicional,
por haberme concedido el gran don de su custodia
y te pido Señor, ahora que se ha ido,
me des la fuerza para recomponer mi corazón quebrado por su ausencia,
recordando por siempre toda la emoción que reinó en mí
con cada movimiento de su cola, con cada ronroneo,…
Una vez más quiero agradecerte porque sin Ti, Señor mío misericordioso,
no hubiese conocido esta tu hermosa creatura.
Alabado seas, mi Señor, en todas tus criaturas”.
Amén.