Para los melómanos una ciudad se convierte en capital del mundo cuando tiene grandes festivales de rock. En ese sentido, se puede decir que Bogotá ya tiene varios. El pionero fue Rock al Parque que, aunque sigue siendo un evento relevante, ya no genera la misma pasión entre el público y está de capa caída. Por eso, desde hace ya un par de años, Estéreo Picnic llegó a llenar ese vacío y hoy en día es el festival más importante de música pop, alternativa, electrónica y rock del país.La edición del año pasado fue la prueba. Durante dos días se congregaron al norte de Bogotá más de 25.000 entusiastas que pudieron disfrutar de bandas como New Order, The Killers y Café Tacuba, entre otras. Fue tal el éxito que sus organizadores –dos productoras independientes– decidieron aumentar su apuesta. El festival de este año tendrá un día más: empieza el jueves 3 de abril y cierra el sábado 5. Pero no solo eso, pues esta vez el cartel de Estéreo Picnic es admirable y no tiene nada que envidiarle a otros grandes festivales del mundo. Los organizadores invitaron grupos y solistas de primer nivel. El primer día, los fanáticos del rock más oscuro podrán apreciar a Nine Inch Nails (con el sensacional Trent Reznor a la cabeza), Julian Casablancas (integrante de The Stokes), Phoenix, Babasónicos y Capital Cities. La segunda jornada también será muy rockera, con la presentación de Red Hot Chili Peppers, Zoe, Vampire Weekend, Cut Copy, Empire of the Sun y, desde luego, la mítica banda Pixies (ver recuadro). El día de cierre será más fiestero y los encargados de animar serán Los Fabulosos Cadillacs, el DJ Tiesto, Gogol Bordello, Bomba Estéreo y The Waillers. Además de los anteriores habrá otros invitados: en total son 41 invitados. Los organizadores esperan que 45.000 personas asistan a estos tres días de alto voltaje musical.Una leyenda que vuelvePixies, una de las bandas más representativas del rock noventero, es una de las invitadas de honor a Estéreo Picnic. Ellos han estado vigentes en las últimas tres décadas, con etapas diferentes. SEMANA habló con David Lovering, el baterista y fundador del grupo.SEMANA: ¿Cómo nacen sus canciones?DAVID LOVERING: Usualmente Black Francis (el cantante) o Joey Santiago (el guitarrista) llegan con una idea, nos reunimos y la tocan en la guitarra acústica. Luego empezamos a escuchar atentamente, a agregarle instrumentos. No diría que es una fórmula sino un modo de trabajo: todos vamos complementando ese sonido inicial.SEMANA: Por el grupo han pasado tres bajistas, todas mujeres. ¿Por qué han insistido siempre en que sea una mujer la que toca el bajo?D. L.: Originalmente buscamos incluir un aspecto femenino porque la banda nos sonaba muy masculina, muy obrera. La primera bajista llegó y le dio una identidad, una contingencia femenina que fue parte del sonido. Es un bajo que parece cantar. Entonces, cuando ella se fue, decidimos continuar con la idea de tener mujeres en la banda porque se genera un puente, un equilibrio. SEMANA: Cuando su disco Surfer Rosa se publicó en 1988, la prensa inglesa dijo que era el álbum del año, pero no tuvo tanto éxito en Estados Unidos. ¿Por qué creen que su público estaba más en Europa que en su casa? D. L.: No sé si se deba a que en nuestro país no tuvimos tanta presencia en la radio. Ser más famosos fuera de nuestro país era interesante; uno sentía la diferencia de energía según el país donde tocáramos. Es decir, hubo buenos shows en Estados Unidos, pero no se comparaban con el fervor europeo. Honestamente, no creo que los estadounidenses nos hayan entendido antes de 2004, cuando nos volvimos a reunir.SEMANA: ¿Qué pasó cuando se separaron por primera vez, en 1994?D. L.: Llevábamos una actividad de giras constante y habíamos grabado cinco álbumes. Necesitábamos un descanso. Nos estábamos volviendo un grupo disfuncional.SEMANA: ¿Y por qué decidieron volver diez años después?D. L.: Black Francis dijo algo en la radio acerca de una posible reunión de Pixies. Estaba bromeando, no lo había consultado con nadie. Pero se volvió algo viral, lo repitió la cadena CNN, se expandió por las redes sociales y creó tanta energía que terminamos diciendo: “Bueno, ¿por qué no lo hacemos?”. De repente pareció que era lo más natural. Recuerdo que el primer concierto de nuestra segunda etapa fue en Coachella, y fue una experiencia surrealista: miraba al público y todos tenían la mitad de mi edad. ¡Y luego entendí que mucha de la gente que nos seguía ni siquiera había nacido cuando publicamos Surfer Rosa! Eso significa que durante nuestra ausencia nos hicimos más grandes de lo que fuimos en nuestros primeros años de trabajo.SEMANA: En esta nueva etapa están más en contacto con las nuevas tecnologías: lanzaron una canción exclusiva para iTunes y no han hecho álbumes sino EP´s (discos de apenas 4 canciones). ¿Son conscientes de esa nueva forma de exploración?D. L.: Tal vez le deba hacer esa pregunta a nuestro mánager. Lo que puedo decir es que cuando nos volvimos a reunir en un estudio de grabación, solo teníamos cuatro canciones nuevas. Y nos quedó sonando la idea de hacer un EP en lugar de forzarnos a hacer mucho material. Actualmente hemos descubierto que resulta una sorpresa más agradable cuando haces aparecer tus canciones en dosis pequeñas.SEMANA: ¿Qué van a tocar en Bogotá?D. L.: En nuestra cabeza tenemos preparadas unas 70 canciones. Y antes de salir al escenario lo único que sabemos es cuál será la primera canción, quizá la segunda. No tenemos una lista. Sobre la marcha las canciones van saliendo. Y hacemos alrededor de 30, que equivale a una hora y media de show. Decidimos en el momento lo que tocamos y cada noche es diferente. Claro que sabemos que la gente quiere oír Here comes your man, Monkey gone to heaven o Debaser, y seguramente aparecerán. Pero no hay libreto definido.