Se dice mucho la palabra imperdible. Pero créanos, esta muestra lo es, por lo que trae, por quién la propone, por el lugar que la acoge y por el mensaje humano que deja.
Hasta el 20 de julio de 2023, en la sala Fanny Mikey del novedoso Centro Nacional de las Artes del Teatro Colón, se puede ver, sentir y vivir Face to Face for Bogotá, una exhibición de Brian Eno que aterriza en Bogotá gracias a la gestión de Nova Et Vetera, con la curaduría de Santiago Gardeazábal.
En este novedoso y flamante espacio, asegura su director Iván Benavides, se pretende entablar diálogos con las comunidades locales (el lado cosmopueblita del espacio), y lo ha venido haciendo al ofrecer espectáculos representativos de las culturas que habitan y expresan a Colombia; pero también se apunta a acoger lo valioso que el arte mundial tiene para ofrecer (el lado cosmopolita). Y qué mejor que esta exposición del británico, un creador que marca tendencias y crea estados y sintonías, para empezar por lo alto esa misión.
La muestra del icónico artista que integró Roxy Music, que acuñó el término Ambient Music, que produjo a bandas como Talking Heads y U2 en sus máximos picos creativos, que trabajó con Robert Fripp, David Bowie e incontables genios más, se estrenó en 2022 en Japón y ahora, en su versión más pulida, llega a Bogotá.
En ella, Eno no teme bajarle las revoluciones a la cultura pop en un acto de subversión, y lleva con él a su audiencia a percibir ante sus ojos un proceso de cambio, animado por píxeles. En este, partiendo de 21 fotografías fijas de gente real, presenta el paso de un rostro a otro de manera casi imperceptible e indetenible a la vez. Y entre un rostro y otro, cuadro a cuadro, nacen nuevos seres que no existen pero que nos miran fijamente a los ojos de todas formas, que nos ponen a reflexionar sobre el otro, más allá de su color de piel o su género.
La idea, confiesa el artista que cumplirá este lunes 75 años, le vino de videos de Michael Jackson, en los que o Jackson o los protagonistas se transforman en algo. El caso de Black or White es particularmente ilustrativo, pues en su parte más famosa, al final, dejó huella innovadora al presentar ese cambio casi mágico entre rostros en cuestión de dos o tres segundos...
Pero, ¿qué pasa si le bajamos considerablemente la velocidad a ese cambio? Se preguntó Eno, con el ánimo de calmar también el bombardeo constante, tan típico del siglo XXI, que viven muchos de los que se exponen a su arte. El resultado, expuesto en la alta y amplia sala, perfectamente adecuada para la imagen, es sobrecogedor, contemplativo, reflexivo.
Son uno y mil rostros, son los seres que hemos conocido y los que no, los que existen y los que podrían existir en mundos paralelos. Proyecciones reales y mutantes, con su píxel en movimiento entre rostros, y con el envolvente audio en olas de Between Coming and Going, la pieza que compuso especialmente para la muestra.
En últimas, Eno ofrece una experiencia profunda que hace imposible no reconocer la otredad como parte de uno, y no reconocer el uno como parte de todos.
Esperen en próximas semanas nuestra entrevista con el maestro Brian Eno sobre esta muestra que lo conecta con Colombia desde 170.000 rostros. Algunos son humanos, otros son hijos del pixel movedizo que gestaron con software y técnicas pulidas Eno y su equipo de colaboradores (y aquí se cuentan los computadores potentes que le permitieron hacer realidad su sueño). Todos los rostros, reales o no, disparan reflexión y sensaciones.
Las entradas se pueden adquirir en TuBoleta.com.