No es dueño ni director de la Librería Nacional (LN), aclara Felipe Ossa para evitar la confusión que algunos tuvieron en el pasado. Es el hombre de los libros de la LN, el que lee siete horas al día y no está dispuesto a sacrificar ese ritual para hacer mayor presencia en redes sociales.

SEMANA: Ha expresado que las librerías son el reflejo de sus libreros y muchas ha recorrido. ¿Cuál es su favorita y qué librero admira?

Felipe Ossa: La que más me ha impactado es la del Ateneo de Buenos Aires, un antiguo teatro que se transformó en librería. Creo que es la segunda más bella del mundo. En cuanto a libreros, la LN es la imagen de quien la fundó, uno de los libreros visionarios que ha tenido Colombia, Jesús María Ordóñez, quien fue mi maestro. Él es, para mí, el librero perfecto: un humanista que amó los libros y tuvo visión comercial. Tengo amigos libreros, pero el más cercano fue un librero argentino, de Buenos Aires, se llamaba Héctor Yánover, y escribió sus memorias.

SEMANA: Menciona una librería en Buenos Aires y un librero porteño. ¿Las diferencias entre el escenario editorial argentino y el colombiano siguen siendo abismales?

F.O.: Argentina fue uno de los países de América Latina con mayor desarrollo en el mundo editorial. En la enorme migración que hubo de italianos, españoles, franceses y europeos del este, llegó gente que fundó grandes editoriales. Cuando los españoles emigraron por la Guerra Civil, muchas de las grandes editoriales se trasladaron. Unas fueron a México, y otras, a Argentina, y grandes editoriales españolas fundaron sus casas en Argentina cuando terminó la guerra. Aquí, nosotros desafortunadamente rechazamos esa oportunidad. Con un criterio absolutamente parroquial, no queríamos que nadie llegara a infundirnos ideas nuevas. Entonces, obviamente, el desarrollo de la industria editorial allá es una cosa extraordinaria. Ya no es el foco como lo era, España lo es, pero Argentina fue el centro de divulgación de los grandes autores. Y editoriales argentinas nos enseñaron muchas cosas a nosotros: Losada, Emecé, Sudamericana, que publicó las obras de García Márquez, en fin. Nosotros estábamos muy atrasados. Piense nada más que entre finales del siglo XIX y los años treinta se publicaban al año en Argentina 70 millones de ejemplares de revistas. En ese aspecto, México, Argentina y Chile nos llevan mucha ventaja.

SEMANA: En 60 de los 80 años de la Librería Nacional, la vio introducir avances. ¿Cómo se puede innovar aún?

F.O.: La LN fue innovadora por la gran visión de su fundador, y esa visión comercial y humanística ha seguido. Su familia la ha continuado, siempre a la vanguardia de los cambios en tecnología y desarrollo. Fuimos pioneros en venta online, y nuestra página es de las que mejor funciona en el país; en ese sentido, siempre pensamos en una librería más atractiva, moderna y encantadora para su clientela.

SEMANA: ¿Está el libro en riesgo o goza de buena salud?

F.O.: El libro físico no se ha terminado ni se va a terminar, el libro electrónico tampoco. El libro físico tiene una gran fuerza interior; tanto es así que hoy en el mundo se siguen abriendo magníficas librerías y se siguen publicando muchísimos libros en papel, sin mayor afectación por la venta electrónica. Por el contrario, la venta del libro electrónico parece haberse estancado.

Debemos hacer lo que se ha hecho en otros países, crear una ley del libro que proteja el precio único de venta. Esa ley existe en otros países y ha sido una barrera para que Amazon no avasalle al gremio

SEMANA: Amazon amenaza. ¿Cómo hacer frente a su inevitable llegada?

F.O.: Esta es una preocupación que toca a todas las librerías y al gremio editorial, y todo el gremio se tiene que blindar. Debemos hacer lo que se ha hecho en otros países, crear una ley del libro que proteja el precio único de venta. Esa ley existe en otros países y ha sido una barrera para que Amazon no avasalle al gremio. Si aquí no hay un interés para que exista esa ley y se proteja de manera legal al gremio, el peligro es enorme, pero se ha venido debatiendo. Amazon, se sabe, es un modelo depredador. No tiene un interés de librería, tiene un interés comercial, e imponiendo sus normas puede llevarse por delante a librerías y editoriales.

SEMANA: Se vive un boom de booktubers, de pódcast sobre libros, y en redes sociales se presenta un nuevo nivel de interacción entre autores y lectores. ¿Cómo vive estas iniciativas?

F.O.: Yo no soy asiduo a las redes sociales ni a los pódcast, soy un poco analfabeto en ese sentido, pero lo respeto y considero muy importante. Las redes sirven muchísimo para difundir los libros; ya no es la publicidad que antes se utilizaba la que funciona, es el contacto entre escritor, lector y librería.Yo, personalmente, comparto ‘El librero recomienda’ en la página de la librería y vía correo con clientes y comunicadores, una entrega que redacto sobre las muestras que recibo y los libros que leo. No tengo tiempo para las redes sociales, porque estoy inmerso en la lectura. Yo le dedico seis o siete horas a leer, tengo muchísimos libros, recibo muchos, y muchos temas me interesan y absorben, libros de historia, biografías, las novelas importantes que salen o que me atraen. Cuando uno está totalmente absorbido por los libros, es muy difícil dedicarles tiempo a otras cosas. Aparte de ser una profesión, es una pasión. Soy un apasionado de la lectura y de coleccionar libros. Es un vicio, una cosa que no puede uno quitarse de encima. Me gusta tener libros, guardarlos con la esperanza de que algún día los leeré, y eso le pasa a muchísimos bibliófilos. Tengo ese vicio. No es uno secreto, no es uno malo, pero absorbe la vida.

Es un vicio, una cosa que no puede uno quitarse de encima. Me gusta tener libros, guardarlos con la esperanza de que algún día los leeré, y eso le pasa a muchísimos bibliófilos. Tengo ese vicio. No es uno secreto, no es uno malo, pero absorbe la vida.

SEMANA: Despidió a su amigo Germán Castro Caycedo. ¿Ve alguien que pueda llevar sus banderas?

F.O.: No sé si la época de los grandes cronistas e investigadores se haya terminado. Vivimos épocas de prisa, de lo rápido, de la noticia fugaz, de la frivolidad, pero creo que no. Ese afán de investigar y de profundizar en la noticia, de ir a los hechos y a las circunstancias reales de los acontecimientos siempre será fundamental en el periodismo y en la historia. No sé quién podría ser. Hay muchos y muy buenos periodistas, y también grandes cronistas. Germán tenía dos condiciones: la tenacidad de investigar y profundizar en lo que iba a desarrollar como crónica y como libro, sus libros son grandes crónicas, en realidad; pero también tenía una condición fundamental, la parte literaria. Él era un gran escritor, sabía escribir muy bien. La fundamentación técnica del idioma y de su manejo son indispensables para quien quiera escribir.

SEMANA: ¿Qué hace para usted una gran revista?

F.O.: Yo he sido lector de revistas toda mi vida. Mi padre era absoluto aficionado a las revistas y a coleccionarlas. Desde muy niño me acostumbré a leerlas y ha sido otra de mis pasiones: leer y coleccionar revistas. Tengo casi toda la colección de Life en Español y otras Selecciones de los años cuarenta y cincuenta; de Time, libros de New Yorker, libros del Times de Londres que reúnen artículos y más. Una gran revista indudablemente la hacen los periodistas. Una revista de información es ética y veraz en lo que informa. Las revistas literarias son y fueron fundamentales para el desarrollo de grandes escritores. En las grandes revistas escribieron Hemingway, Faulkner, Fitzgerald… La revista también es algo que se hace con pasión y dedicación absoluta, por supuesto, pero con un gran conocimiento de lo que se escribe y de cómo se escribe. Una revista maravillosa es Vanity Fair, por donde han pasado enormes plumas y fotógrafos. No es lo mismo leerla por internet que tenerla físicamente, pero son otras generaciones las que llegan, y es posible que esto esté en una etapa de extinción. Pero la letra impresa, creo, tiene un encanto que va a perdurar.

SEMANA: Es un seguidor histórico de cómics, un coleccionista, ¿cómo ve el hecho que el cine de hoy esté permeado de superhéroes? ¿Ha impulsado o lastimado esto al género?

F.O.: Esa unión con el cine le dio un impulso mayor desde el punto de vista comercial a estos cómics, pero el cómic como elemento cultural, como fenómeno, ha evolucionado de una manera mucho más seria y profunda culturalmente. En la novela gráfica se han desarrollado grandes talentos que han creado grandes obras, tenemos el caso de Maus, de Persépolis, los trabajos de Joe Sacco, que es un reportero novelista gráfico de denuncia, además. Este es un género muy importante y que ha tenido un enorme desarrollo en Europa y en Estados Unidos. En México y en Argentina también, especialmente en este último, que ha sido un país de historietistas y grandes protagonistas de la novela gráfica y el cómic, de un cómic diferente.

Portada del cómic Maus, de Art Spiegelman. Biblioteca Nacional de España | Foto: Biblioteca Nacional de España

Aquí ha llegado de una manera muy incipiente, ya se han llevado a la novela gráfica obras importantes de la literatura colombiana y autores como Mario Mendoza, el gran novelista, incursiona como guionista en la novela gráfica con magníficos dibujantes que le están aportando a este género. Así que hay que diferenciar, es como hablar de literatura popular y la gran literatura. Sin demeritar el tema de cómics de consumo masivo, que veo como algo meramente comercial. El gran cómic, la novela gráfica, se acerca más al arte, se ha desarrollado por otra parte, y eso es lo que me gusta. Leo muchos de todas partes. En España hay muchos novelistas gráficos interesantes, Paco Roca es uno de ellos.