Fernando Vallejo, el escritor colombiano más crítico con su país, ha vuelto a Colombia para quedarse. Quizás vuelve al suelo que lo vio nacer para morir (como a veces insinúa). En 2002, en su novela La rambla paralela dijo "más o menos yo ya estoy muerto, pero para acabarme de morir, no sé, tal vez en Colombia. Colombia me puede ajustar las cuentas".Este domingo el diario Reforma de México publicó un recuento de la vida de Vallejo, el escritor, la persona y la pareja. El periodista describió sus primeros años, aquellos en los que Vallejo vio frustrado su sueño de ser cineasta, según él mismo contó, porque Colombia no se lo permitió.  El escritor llegó a México el 25 de febrero de 1971 cuando apenas tenía 30 años, "a decir suyo, no tuvo de otra”. Estudió cine en Europa porque quería hacer películas sobre su país. Sin embargo, en 2007 publicó y enumeró los incontables rechazos que recibió al intentar filmar películas que retrataban la violencia en la que vivía sumida la Colombia de esos años. Puede leer: Qué pensará Fernando Vallejo de que su hermano se lance a la políticaDe hecho, con esa carta con tinte de cúmulo de quejas renunció a su nacionalidad, aunque tiempo después la recuperó. Tal vez ahora regrese en busca de recuperar algo más que un certificado de nacimiento o un sueño perdido.Su película Crónica roja, la misma que no le dejaron rodar en el país, obtuvo un premio Ariel de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas a Mejor Ópera Prima, sin embargo, en Colombia además de vetada para grabarse fue prohibida en las salas de cine por ser considerada como una "apología al delito", cuenta Reforma.   En su momento Vallejo adujo a que eran "hechos reales que la opinión pública conoció y que salió en todos los periódicos", por lo que se lamentó de tal decisión. De Colombia partió en sus años de juventud y de ella se ha quejado duramente en los años que le prosiguieron, quizá la frustración de sus sueños contribuyó a ello. "Te lo resumo en una sola frase: Colombia, la mala patria que me cupo en suerte, acabó con mis sueños de cineasta", recoge la revista de una de sus afirmaciones públicas. En México conoció a su compañero sentimental por casi medio siglo, David Antón. Una motivación más para quedarse en el país donde "descubrió su vocación literaria", se lee en la nota. Le sugerimos: La violenta diatriba del escritor Fernando VallejoTodo comenzó a desmoronarse, al parecer, el 19 de septiembre de 2017. Vallejo y Antón sintieron cómo temblaba en México. Un terremoto agrietó sus paredes y rajó sus vidrios, además de marcar para siempre sus días. El escritor junto a la trabajadora del hogar lograron subir a la azotea, mientras que Antón decidió permanecer en su apartamento aguardando un hecho fortuito que los salvara."Cuando dejó de temblar, ante el estupor de lo ocurrido, Vallejo vio desde la altura, lejos de Antón, cómo el edificio de Ámsterdam 107, esquina con Laredo, colapsó por completo, apenas a media cuadra del suyo". Desde entonces cuentan sus vecinos, recoge Reforma, que su comportamiento se volvió violento, de hecho dicen que "los trabajadores que eran enviados para arreglar los desperfectos causados por el sismo, al ser vistos por él, eran corridos a gritos", pero las riñas no se quedaron en solo eso. Sino que un mes después de la tragedia "Vallejo comenzó a afrentar con mayor virulencia a uno de los vecinos, lo que culminó en un ataque con un cuchillo", además, de acuerdo con la denuncia "Vallejo desplegó una conducta que "actualiza las hipótesis legales de homicidio en grado de tentativa y amenazas".Desde ese episodio y otros de agresiones que se le suman, los vecinos comenzaron a desalojar sus apartamentos a “casusa de miedo al escritor”. En Reforma se lee que los vecinos describen que “un ambiente de encierro prevalecía en los departamentos y, quienes ahí se quedaron, miraban de reojo antes de salir a un pasillo”.A estas circunstancias se le suman que Antón murió a sus 94 años, el pasado mes de diciembre. Vallejo decidió vender el apartamento en el que compartió por años junto a su compañero, y desde donde vio cómo se desplomaba uno cercano.La secuencia de sucesos negativos por los que huyó Vallejo de Colombia, no se comparan con la que lo hacen regresar a su país natal. Y es que décadas después Vallejo regresó a Colombia, "con apenas cuatro maletas. Dos grandes, que documenta en el avión, y dos pequeñas, que lleva consigo", sin su pareja, sin los trastes que acumuló en sus años, sin los sueños que tenía de ser cineasta. ¿Traerá una pluma más afilada o al contrario una más reposada a causa de las marcas de los últimos meses? Lo cierto, es que regresó al país.