Murió Marciano Cantero, líder de Enanitos Verdes, una banda de la era ochentera del rock en español que hubiera podido encajar en esta amplia celebración de sonidos latinoamericanos que se llama Festival Cordillera. No se perdonaría, pues si alguna de las 44 bandas, la mayoría conocidísimas, otras emergentes y otras nacientes, no elevara versos de Cantero en homenaje. Sucederá (no propiamente de su canción “Cordillera”) y servirá para recordar que el arte perdura y que, mientras se pueda, se debe cantar y bailar.
A pocos días de su primera edición, el 24 y el 25 de este mes, el festival tendrá lugar en el Parque Simón Bolívar y reunirá en su parrilla a una gama vasta e impactante de talentos de renombre de Colombia, Latinoamérica, el Caribe, España y unos colados bienvenidos desde Bosnia. Es una reunión de sonidos en español casi histórica, con pocas pero altamente selectas excepciones, entre ellas Emir Kusturica, The Wailers, Quantic y Mad Professor. Muchas de estas bandas han visitado el país con enorme éxito, varias veces, y el chiste aquí es que están básicamente reunidas en dos días que no dan casi lugar a respiro.
Y se cantará mucho porque Cordillera ostenta esos talentos taquilleros, casi uno tras otro. Entre sus actos principales, el regreso y celebración de 30 años de Maná; artistas de mágico presente como la chilena Mon Laferte, como Julieta Venegas, como Briela Ojeda, a artistas que suman exploraciones a sus largas trayectorias como Aterciopelados, Caifanes, Café Tacvba, Los Fabulosos Cadillacs, Babasónicos y Los amigos Invisibles. De estas bandas casi todo se ha dicho. Todas con algo parecido a una hinchada y con decenas de éxitos.
Cubriendo otras franjas generacionales, se presentarán Piero y Totó la Momposina. En otros tonos y horas, tendrán su momento bandas que despiertan fervor futbolero como Los Auténticos Decadentes y agrupaciones que estallaron la década pasada como Zoé y Moenia.
A ellos se suman una figura mundialmente reconocida del rap en español como Kase-O y una banda insignia del género en el país como La Etnnia, otra propuesta que parece alimentarse de ambas y nutrir de su flow como LosPetitFellas y la voz poética de Lianna.
Y, en paralelo a estos tres escenarios, se ofrecerá el llamado Bosque Electrónico. En este, actos de nombre internacional como Mitú y Quantic alternarán con otros artistas como Cerrero, Rosa Pistola y Chancha Vía Circuito, que vibrarán en sus frecuencias entre chamánicas, atadas a la tierra y al tumbao.
Y resulta interesante destacar que el festival nació por una alianza fraguada entre empresas que suelen competir por los pesos que los colombianos gastan en su entretenimiento. Según le dijeron a esta revista, trabajaron por primera vez juntos en 2021 para los autoconciertos Caravana. La experiencia, que tuvo lugar en Salitre Mágico, en medio de una pandemia arrasadora, los llevó a aliarse para seguir latiendo y les mostró que podían sacar cosas adelante.
Y mientras que Páramo tiene más cancha en armar festivales, Ocesa contaba con tremendos contactos con artistas latinoamericanos. El resultado de la sumatoria salta a la vista, un evento latinoamericano de peso que quizá se replique.
Se espera también que ambas empresas ofrezcan al público lo mejor en términos logísticos. Se implementará el sistema cashless, que se ha demostrado efectivo en agilizar las transacciones en el festival, más allá de pequeñas dudas con las devoluciones.
Por coincidencia o circunstancia, semanas después del hoyo de música que dejó el Jamming Festival, conocido como el gran fiasco del año, Festival Cordillera se anunció y parece cubrir algunas de las bases del evento cancelado. El fervor que despierta en Rock al Parque cuando estos artistas han aparecido y la aceptación de festivales como Cosquín Rock parecen demostrar que el terreno está arado. Ahora resta disfrutar.