Así como en la serie hay dos bandos en disputa, el verde de los Targaryen nacidos de Alicent Hightower y el negro de los Targaryen de Rhaenyra Targaryen (¡legítimos aspirantes a la corona!), parece haber dos bandos entre los espectadores de la cautivante House of the Dragon.
Para algunos, más adeptos a la acción sin dosificación, la serie se toma demasiado tiempo en establecer un conflicto que devastará la vida de millones y marcará generaciones por venir. Para otros, los que más la disfrutan, la producción teje un conflicto lentamente para incendiarlo, verlo estallar y reorganizar el tablero de lo que queda física y emocionalmente. Estos espectadores encuentran mucha de la gracia de la serie en cómo se cocina. Entre esos me ubico.
En los primeros cuatro capítulos de su segunda temporada (la mitad), que ha ido creciendo en tensión y en audiencias, House of the Dragon ratificó su método. Durante varios episodios recogió la tensión de la primera temporada y bailó con la idea de ese choque inevitable entre familias de sangre compartida, impulsándolo de maneras impensadas, e incluso llevando al límite la posibilidad de evitarlo. La serie tejió. Y luego, en el cuarto, alcanzó su primer pico inolvidable. Cerró con una batalla épica entre dragones, nunca antes vista, que además del espectáculo se guardaba un giro increíble, una traición memorable, una muerte triste, todo en una secuencia icónica con puntos de giro de los cuales no se regresa.
En ese marco, cuando a la temporada le quedan los últimos tres episodios (el sexto se emite en HBO y llega a Max este domingo en la noche), hablamos con el actor británico Freddie Fox, quien vive un momento estelar. Porque no solo hace parte de esta, la serie del momento, también amplía su presente vibrante con participaciones en streaming y en cine dirigido por Guy Ritchie y con un rol en la gran serie Slow Horses de Gary Oldman, en apple TV+.
Pero volviendo al modo dragón, el personaje de Freddie Fox en la serie es Gwayne Hightower, hermano de Alicent Hightower, que llega en el momento de acompañar ese clímax inesperado del cuarto episodio. Alicent, la madre del rey malcriado que es Aegon, ve su poder disminuido y su opinión más rápidamente desechada por sus hijos, y dentro de los pocos aliados que tiene está Gwayne. Por eso le pide acompañar en la batalla a Criston Cole (un personaje hasta ahora más bien nefasto), como combatiente y como su informante.
Sobre el método del show y el personaje de Gwayne, sobre la historia y sus retos de adaptación, sobre metáforas de dragones y actuar con esa armadura, Fox respondió con generosidad a las inquietudes de varios medios latinoamericanos. Y porque las preguntas indagan sobre distintos aspectos de lo que es integrar un fenómeno cultural como House of the Dragon, compartimos la charla entera.
MEDIO MÉXICO: HOTD es una de las series más exitosas de la historia y de la actualidad, ¿cómo manejas hacer parte de algo así?
FREDDIE FOX: Es muy emocionante, porque cuando estás en el set eres consciente de la dimensión y el increíble nivel de detalle en el arte que exige hacer un show de este tipo. Ahora, en lo que respecta a la atención que genera y la fama, quizá es algo inglés, pero hasta ahora ha sido muy tranquilo todo. Algunas personas me han dicho que están disfrutando de la serie y siguen su camino. Por el momento, no se siente muy diferente de como vivía antes de hacer parte de HOTD, y eso es agradable, de cierta manera. Es muy emocionante, pero es un trabajo más.
MEDIO BRASIL: En ese cuarto episodio, Gwayne Hightower hace parte de una batalla inolvidable y traumática. ¿Cómo fue esa experiencia?
F.F.: Es un proceso que se aborda en tres fases. El primero es leer los guiones e imaginarte lo que será. Y desde ese punto, ya resultaba totalmente épico y emocionante. Porque sabes que será la primera vez que verás dragones peleando entre ellos, en todo el universo televisivo de Game of Thrones / House of the Dragon. En ese punto, en la página, se sabía que se convertiría en un momento esencial, de los que la gente charla en su oficina o trabajo. Luego te expones a los previds, que el director Alan Taylor nos muestra, para darnos una idea de cómo lucirá todo y de la geografía de la escena.
Y entonces llegas al set, y es inevitable no impresionarse con la escala de la producción, con tantas personas en sus armaduras, a caballo, con los dobles tomando posición y siendo encendidos en fuego. Y mientras todo sucede piensas “¡Qué extraordinario!”. Y ahí viene la parte de la actuación, y en esta debes imaginar varios eventos, imaginar que ves a una dragón caer desde el cielo, con un impacto inmenso, que no está ahí. Y en ese punto debes aspirar a que tus reacciones estén acorde a lo que sucede, pues no sabes si están actuando de más, o de menos. Y por eso confías en tu director. Él te lo dirá.
SEMANA: Cada quién interpreta los dragones a su manera. Luego de este choque de dragones, ¿cómo los interpreta usted? ¿Ve en ellos una metáfora?
F.F.: Es una gran pregunta... que no lo he pensado lo suficiente. Pero lo que sí resulta impactante es que, cuando vi el episodio (algo que no suelo hacer, porque no suelo repasar mi trabajo, pero estaba tan intrigado por cómo se vería terminado que lo hice), es palpable el dolor de estas criaturas. Y se les ve como monstruos aterradores, pero es notorio el sonido de sus gritos y gemidos, con su sangre y entrañas brotando, y además demuestran una cierta sensibilidad. Parecen caballos. Porque cuando montas a caballo, sabes que si quisieran, te lanzarían al piso y te aplastarían.
Volviendo a los dragones, esa sensibilidad y ese fuego que son capaces de emanar, la destrucción que pueden causar, son una metáfora de la tristeza de estas dos casas tratando de destruirse la una a la otra, todo mientras el conflicto tienen un vientre vulnerable y suave. Todo podría resolverse, casi, con las mentes correctas, diciendo las cosas correctas en el momento que corresponde a los oídos necesarios. La metáfora sería la de la cercanía de la paz y la tragedia del conflicto.
MEDIO ARGENTINA: La personalidad de Gwayne Hightower ha llevado a la gente a describirlo como engreído, fácil de odiar, ¿qué tan entretenido es interpretarlo y qué le enseña sobre usted mismo?
F.F.: Es cierto que inicialmente Gwayne llega con una actitud muy determinada y una opinión sobre lo que es Criston Cole, a quien acompañará, y está preparado a odiarlo por lo que es, lo que ha hecho, por su origen, por el lugar de donde viene y lo que representa. Y luego, con el paso de los capítulos, creo que irán descubriendo un cierto toque humano, unas cualidades que reflotan cuando estos dos enfrentan la escala creciente del conflicto y una destrucción que jamás hubieran creído posible. Eso, quizá, va rompiendo esa superficie que Gwayne proyecta en principio y lo hace más humano, empático e indulgente ante los errores de otros. Y es un camino que espero que disfruten ustedes y la audiencia.
Y sobre qué me enseña, creo que me enseña a no juzgar a la gente por su primera impresión, a no juzgar a un libro por su portada, porque siempre hay una realidad más compleja de la que podemos ver en un principio.
MEDIO CHILE: Es una adaptación de Fire and Blood de George R.R. Martin, con varios cambios con respecto a su material fuente, en general bien recibidos por la audiencia. ¿Cómo lo logran? ¿Está el autor involucrado en esos cambios?
F.F.: No tengo tan claro en qué medida George está involucrado. Sé que, como productor ejecutivo de la serie, él lee todos los guiones, y mantiene una relación con Ryan Condal, el showrunner y guionista líder. Así que tiene voz y opinión, pero, a la vez, creo que confía mucho en Ryan y el equipo de excelentes escritores hagan lo que mejor saben hacer. Y es interesante lo que anotas, porque sí creo que el trabajo de Ryan y sus escritores es extraer la humanidad de esa estructura que George consignó en su libro. Los libros se leen casi como textos históricos, más como libros de historia que de ficción, y en ese proceso de humanizar a los personajes, se encuentran capas y rasgos que no aparecen en el estilo de escritura de George. Y, como actor, me alivia mucho ver ese paso entre el libro y la adaptación, porque inevitablemente esta versión me da un hueso mucho más carnudo. Y eso sucedió con el personaje de Gwayne, quien en el libro no tiene mucha injerencia, pero en la serie es un personaje más redondo y rico.
MEDIO MÉXICO: Me pregunto si puedes compartir algo del proceso de entrenamiento, porque has mencionado que va más allá de las batallas...
F.F.: Sin duda. Tenía muy presente que debía cabalgar tan bien como pudiera, porque Ryan me había hablado de Gwayne como un un caballero muy recorrido y entrenado en torneos, si bien no ha enfrentado batallas hasta ese punto. Y Gwayne cree que puede lidiar con la batalla, pero la guerra lo supera, como a cualquiera. Por eso, Ryan me pidió ser más que competente encima de un caballo. Y yo tenía experiencia, pues he hecho películas y programas en los que he montado, pero quise llevarlo al siguiente nivel, y para eso pasé un buen tiempo con The Devils Horsemen, que son los mejores entrenadores de caballos para tv y cine, con quienes he trabajado.
Y es una parte muy divertida de la actuación, quizá de lo más entretenido, además de viajar a lugares extraños, geniales y hermosos, la de trabajar con animales entrenados. Es un privilegio.
Encima de esto, mucho sucede con la armadura, porque hay que ajustarla, y desde ahí debes medir cuánto afecta tu postura, y cuánto esa postura habla de tu personaje. Y debes definir cosas cómo dónde tendrás las manos. Suena simple, pero la verdad es que solo logras mantener un número definido de poses en esa armadura. Acostumbrarse a tu armadura, a cómo se siente y a cómo represa al personaje, todo se vuelve importante.
MEDIO BRASIL: Hablemos de los seguidores, porque son apasionados en seguir una u otra casa, la casa verde, la casa negra... ¿Sigue algo de esto en redes sociales? ¿Tiene contacto con ellos?
F.F.: No tengo redes sociales, así que estoy lejos de esa especie de polémica. Y creo que es mejor así, porque uno no quisiera que algo así interfiriera con la actuación. Mi contacto más directo con los seguidores tuvo lugar en la première, en Londres. Pero desde antes, en España, cuando empezamos a filmar, llegó gente de todas partes del mundo a estar cerca del rodaje y del proceso. Y en camino al hotel me topé con gente que me hablaba de mi personaje sobre cosas que yo ni conocía. Y sabían que yo era Gwayne antes de que hubiera rodado una escena. Esa obsesión por los detalles de estos seguidores es asombrosa. Y es agradable, cuando la gente te habla con tanto detalle de algo que... ¡jamás sucedió! (jaja). El poder de la narración y de las historias queda en evidencia en estas interacciones con los fans. Por eso me gustan.
REVISTA SEMANA: Entendemos que le gusta dirigir y que en su corto dirigió a Charles Dance (inolvidable como Tywin Lannister en ‘Game of Thrones’), ¿le ofreció él algún consejo sobre integrar una producción de tal dimensión?
F.F.: Él se enteró de que yo haría este papel, y hablamos al respecto, y tenía un montón de memorias geniales de filmar Game of Thrones. A él lo conozco hace mucho tiempo, desde que era un niño. Recuerdo bien un día, que íbamos manejando no sé a dónde, y dijo (cambia la voz para imitarlo): “Tengo esta escena, muy intensa, ¡en la que me disparan en el retrete con una ballesta!”. Y claro, reí y le dije que estaría pendiente, y luego vi cómo se convirtió en historia icónica de la televisión. Fue una sensación un poco surrealista.
Dirigirlo a él fue uno de los grandes privilegios de mi vida. Era mi primer cortometraje, y estaba totalmente verde, y pretendía saber lo que hacía, pero la verdad es que eché mucha mierda mientras fingía. Y durante todo el proceso, Charles fue muy paciente, comprensivo, y me aconsejó de gran forma. Y como alguien que ha dirigido películas, él admiró la pasión y la determinación que mostré y mi ánimo de entender los detalles más finos de cómo liderar una producción. Y, además, dejó un papel increíble.
MEDIO BRASIL: Game of Thrones se estrenó en 2010, y en 2024 hay aún una enorme base de seguidores, ¿por qué crees que se aprecia tanto esta serie?
F.F.: ¡Es la pregunta del millón!, pero no le tengo respuesta satisfactoria. Creo que hay varias razones detrás de ese aprecio. Una es el nivel de detalle que George entrega con sus libros y lo completo que es su universo. Y a todos nos gusta salir de la realidad, pero con historias que ofrezcan comparaciones con nuestros propios mundos, para relacionarnos y relajarnos al tiempo. Y hay algo de halcyon, de ese disfrute del pasado y esa idea de mundos antiguos, que a todos nos apelan de manera casi romántica.
Además, cuando se entrega de esta manera, sin ahorrarse nada, con dragones que imaginábamos de niños, cuando nuestra imaginación se materializa a este nivel vívido como el de este show, es difícil no asombrarse. Nos devuelve al placer de ser niños, pero en un marco muy adulto, con violencia, corazones rotos, sexo y rabia. Es un lugar en el que estamos a salvo, pero también nos permite relacionarnos con nuestra humanidad cotidiana.
MEDIO CHILE: Quedan tres capítulos, ¿qué podemos esperar de la serie? ¿Ganará un bando?
F.F.: Creo que puedo decir, sin que HBO me corte la cabeza, que al final de la temporada, un bando se siente mejor parado que el otro. Pero sabemos, por lo que es este universo y por lo que es la política a nivel general, que esa suerte puede cambiar en segundos. Entonces, a pesar de una ventaja, no se puede decir que es definitiva. Y hay cierta estructura que los libros dictan, pero Ryan y su equipo también tienen esa capacidad de moldear la historia si creen que valdrá la pena.