Cuando faltan menos de dos semanas para que arranque la séptima versión de la Fiesta del Libro y la Cultura que se realiza en Medellín, se desató una agria polémica por cuenta de un incidente con el escritor y comentarista Gustavo Álvarez Gardeazábal. La historia empezó cuando el novelista valluno de “Cóndores no entierran todos los días”, le dio por buscar su nombre en un aviso de prensa que publicó la Alcaldía de Medellín (organizador de la feria) en la más reciente edición de la revista Arcadia. En ese aviso de dos páginas aparecen con sus nombres y apellidos el centenar de escritores invitados a la Feria. Pero al comentarista del programa radial La Luciérnaga le pareció muy extraño que su nombre no figurara en el grupo de invitados. Ante semejante olvido se sintió marginado y se despachó con una carta contra los organizadores de la feria, “el error mío fue aceptarles la invitación para que luego me desinvitaran”, le dijo a este medio. “Hice un acto de arrepentimiento para aceptar volver a dejarme manosear por los escritores de este país que siempre me han hecho el vacío y acepté, (en un acto estúpido de vejete ilusionado)”, agregó. Semana.com consultó el asunto con Juan Diego Mejía, director de la feria y este aclaró que todo se trató de un error y “asumo la responsabilidad del aviso. Ese error me duele mucho porque no quiero que Gustavo se sienta marginado y quiero que esté presente en la feria para darle un abrazo”, dijo. Mejía precisó que la omisión del nombre de Gustavo Álvarez del aviso de prensa y la página web oficial del certamen, se debe a que realmente él fue invitado por una de las entidades aliadas para una de las actividades que se desarrollan dentro de la feria. En efecto, esta revista pudo establecer que la invitación la hizo directamente Jairo Osorio, director de Ediciones Unaula, el fondo editorial de la Universidad Autónoma Latinoamericana. El asunto habría quedado como un incidente menor u olvido sin mayor importancia, de no ser por los calificativos que usó Gardeazábal para manifestar su indignación a través de la famosa carta que ya es pública. En el corto escrito que dirige a Osorio, le dice entre otras cosas que “si mi nombre honrara el certamen, lo ponen en el aviso. No los honro, les estorbo, les huelo a la mierda que les saben mis éxitos y mi felicidad!!!!”. Agrega en esa misma carta que “entiéndelo, no es una pataleta de vedette (que mucho me hubiera gustado antaño hacer para que públicamente se volviera escándalo), es un razonamiento por respeto a tus ilusiones de editor y amigo”. A continuación reproducimos el texto completo de la carta: Jairo: 1. Hice un acto de arrepentimiento para aceptar volver a dejarme manosear por los escritores de este país que siempre me han hecho el vacío y acepté, (en un acto estúpido de vejete ilusionado), y al mismo tiempo, ir en septiembre a Cúcuta a la Feria del Libro de la Frontera y a Medellín a presentar el libro de Isaacs sobre la revolución de 1880 en la Fiesta Anual del Libro. Creía que la edad, el ser doctor honoris causa y el haber llegado a 43 años ininterrumpidos de publicar una novela como CONDORES, que se lee y se comenta y se estudia, me daba respetabilidad. 2. En el aviso oficial de la Fiesta del Libro de Medellín, publicado en la Revista Arcadia, aviso de 2 páginas, donde se incluyen los escritores invitados a la fiesta del Libro de Medellín, que dirige Juan Diego Mejia, mencionan 108 personas, pero a mí no me incluyen. 3. Se vuelve así a la misma actitud de siempre: desconocerme. Antaño porque no fui marxista, después porque no dejé de ser provinciano, siempre por altanero, ahora porque soy un viejo con éxito y popularidad nacional que no tienen ninguno de esos escritores que convocan. 4. Si a mis 68 años no identifico en donde les fastidia mi presencia, habría perdido todo lo que he aprendido en la vida. Juan Diego Mejía sabía que yo iba. Tú le pediste el turno y el espacio para que la editorial de Unaula presentara el libro de Isaacs. Si mi nombre honrara el certamen lo ponen en el aviso. No los honro, les estorbo, les huelo a la mierda que les saben mis éxitos y mi felicidad!!!. Entiéndelo, no es una pataleta de vedette (que mucho me hubiera gustado antaño hacer para que públicamente se volviera escándalo), es un razonamiento por respeto a tus ilusiones de editor y amigo.