Una banda que en su tierra es profeta, White Lies recientemente lanzó As I Try Not To Fall Apart, su sexto álbum de estudio, un trabajo que por sus cualidades de impulso merece los comentarios positivos que viene recibiendo. Como muchos otros discos que nacieron estos dos años, este también sintió el impacto creativo de la separación física y de la incertidumbre existencial que supuso la pandemia, pero también es resultado de “superar” esa etapa. Se constituyó entre el antes y el después y guarda esa tensión entre la mucha luz vibrante, la oscuridad y la reflexión (a no confundirse con quietud, quizá con inquietud).
Presenta el trabajo una portada genial que los adeptos a la comunicación de maneras alternativas sabrán reconocer y que nos explica su guitarrista y cantante Harry McVeigh en esta entrevista. La charla tuvo lugar semanas antes del lanzamiento de su disco, en febrero, antes de que este escenario mundial cambiara de nuevo hacia las agresiones militares y las brutalidades que acarrean. La incertidumbre es otra, pero los temas son los mismos: su arte y su disco, que se hacen más vigentes en horas en las que sirve catalizar emociones y tirar para arriba.
Musicalmente, As I Try Not To Fall Apart es un trabajo rotundo. Las dinámicas que desencadenan un bajo poderosamente activo y unos teclados de tremendo tacto y efecto, interpretados ambos por Charles Cave, en conjunción con la batería de Jack Lawrence-Brown y las guitarra y voz de seda de Harry McVeigh, se conjugan en una propuesta que bien puede llevarlo de viaje a otro país, porque transporta y anima. Estas 10 canciones resultan especialmente gratificantes para quienes tienen una sensibilidad por la música de los años ochenta y los clímax de ciertos himnos setenteros; con ellas, White Lies provoca movimiento y aligera, así sus temas líricos no sean los más tranquilos.
La banda acaba de empezar su gira 2022, que los verá tocar esta noche en Manchester, cubrir lo largo y ancho del Reino Unido en marzo, y luego, en abril y mayo, tomarse 30 ciudades de Europa (si nadie oprime el botón rojo). Y en buena hora para ellos pues, como es claro estos días y ratifica Harry McVeigh, la mayoría de artistas ganan hoy su sustento en los conciertos, no en las reproducciones de sus canciones (que posiblemente los dejarían famélicos, pero que abonan el terreno para los conciertos).
McVeigh es la guitarra y es la voz de la banda y con Cave el corazón creativo de la misma. También es un tipo muy amable. El músico nacido en 1988 nos contó detalles de la composición, de por qué en vivo son más banda de rock que en el disco; también nos habló de Bach, de Bowie y de los tiempos de reinvención para las bandas de su país en los tiempos de Brexit y streaming.
SEMANA: Lleva ya unos años en este tren, ¿ha cambiado la manera en la que define a su banda?
Harry McVeigh: Siempre es difícil responderlo, y mi familia y mis amigos siempre me lo preguntan. Yo creo que es música rock (y si nos vas a ver a un show en vivo, no te queda duda de eso, incluimos muchas guitarras), pero también nos ha apasionado muchísimo la música pop, especialmente la de los ochentas y de los setentas, escuchamos mucha música así. Y hay algo de eso en nuestro arte, por eso hay momentos pop en White Lies, canciones con esa cualidad de himno pop que le gusta a muchos y a nosotros nos fascina. Es esa mezcla, así la describiría.
SEMANA: Muchos estados anímicos evocan en este trabajo, donde un bajo muy poderoso carga la marcha y sobre el cual el resto brilla. ¿Ha cambiado mucho el método de composición en White Lies?
H.M: La manera de aproximarnos a las canciones sí ha cambiado mucho, y de hecho, ha cambiado en cada álbum que hemos hecho. Es difícil explicarlo, honestamente... cuando estamos en el estudio, cuando escribimos, creo que seguimos el instinto de lo que se siente que está bien, y eso depende muchísimo del momento que vives; lo que te rodea afecta lo que haces. Al respecto, algo que me fascina de la música en general, especialmente cuando has escrito tus propias canciones, es que te devuelven a un tiempo y a un lugar de manera muy fácil y rápida: todo te viene a la cabeza, lo que vestías, dónde estabas, lo que hacías, lo que sentías. Adoro eso, funciona como una máquina del tiempo.
SEMANA: As I Try Not To Fall Apart nace en tiempos pandémicos, ¿qué tan complejo fue armarlo?
H.M: Este álbum nos forzó a hacer las cosas distinto. Primero, en un tiempo trabajamos por separado (covid 19), compusimos cada uno por su cuenta y luego nos reunimos a armarlo todo en grupo. Y no es lo que hacemos usualmente, fue difícil. En una sesión en septiembre del 2020 no se sentía como el disco que queríamos hacer, así que decidimos tomarnos un tiempo. Algunas de esas canciones sí quedaron en el disco, pero se completó luego, cuando nos sentamos a escribir juntos, unos cuatro meses. Y ahí grabamos un poco más.
Las canciones suenan diferentes entre ellas, muchos sentimientos diferentes las atraviesan, apelan a instrumentaciones y vibras que varían
La combinación de esas dos sesiones es parte de lo que hace de este un muy buen disco, pues se puede escuchar esa separación en la música. Las canciones suenan diferentes entre ellas, muchos sentimientos diferentes las atraviesan, apelan a instrumentaciones y vibras que varían. Para nosotros fue un viaje de descubrimiento, y aprendimos mucho sobre lo que tenemos que hacer para seguir adelante. Esto nos ha hecho más fuertes, nos llevó a una mayor comunicación.
SEMANA: Hablemos de las palabras y las letras. ‘I Don’t Want To go To Mars’, mira hacia el futuro, pero vamos hacia allá con esta era de millonarios en cohetes planteando paseos...
H.M: ¡Quizá! Nuestro bajista escribe todas las letras, y por eso mis respuestas sobre estos temas son limitadas, tenemos que preguntárselo a él. Sobre la canción que preguntas, definitivamente toma elementos de lo que vivimos estos días, pero desde una perspectiva de un futuro distante: el momento en el que jodimos tanto el planeta que ya no podemos seguir viviendo en él, y a todos les toca subirse a una nave espacial y echar para Marte.
Sospecho que Charles se sentiría de esa manera, él sería quien no quiere subirse a esa nave. “Esa opción es una mierda, no voy a vivir en una base espacial, sin aire, sin naturaleza. Suena al infierno, sí nos lo vendan con glamour y utopía”. El personaje de la canción ve que toda esa promesa es falsa, que todo está mal. Es una canción divertida, diría, y sus letras me parecen más ligeras comparadas a muchas de nuestras canciones del pasado. Esa canción marca un cambio de escena, y me gusta, y creo que el mensaje es muy acertado. ¡Sería una mierda!
SEMANA: Es una simbiosis interesante la de cantar letras que no componen. ¿En qué punto se vuelven suyas esas palabras?
H.M: Se vuelven de todos, de hecho. Tan pronto lanzamos una canción y llega a la gente, cada quien le toma lo que quiere, más allá de nuestras intenciones o de lo que creemos que significa. Es hermoso eso de la música, es diferente para todos. Sobre cantar lo que Charles escribe, sí hay una dinámica interesante. Él escribe muy buenas letras, que encajan muy bien con la canción y que puedo cantar fácilmente. Además, él entiende la realidad desde un nivel emocional. Escribe temas universales, sobre la muerte y las preocupaciones que acarrea, y es fácil conectar con eso. Es muy universal. Al final de cuentas, él es mejor con las palabras que el resto, y es bueno que lo controle.
SEMANA: Ya en este punto son una banda pospandémica, posbrexit, cuéntenos sobre ese escenario para las bandas allá...
H.M: En 2021 tocamos un show en Bélgica y fue genial. Todo fluyó bastante bien. Desde una perspectiva más amplia, diría que el Gobierno sabe que la industria musical en el Reino Unido es una industria grande, que exporta muchísimo. No solo en bandas, también en integrantes de crews, en especialistas que arman estos espectáculos y los hacen posibles. Muchos vienen del Reino Unido, somos muy buenos en ello, creo. Y por eso creo que quienes negocian están preparados para hacer concesiones necesarias para mantenerlo así.
Por Brexit habrá más barreras para tocar en el resto de Europa, y tendremos que sobrellevarlo. Una banda como la nuestra, que alcanza a tocar los shows suficientemente grandes para pagar esos costos extra, lo hace. Pero me preocupan las bandas que nacen, más pequeñas
Ahora, no hay duda de que habrá más barreras para tocar en el resto de Europa, y tendremos que sobrellevarlo. Una banda como la nuestra, que alcanza a tocar los shows suficientemente grandes para pagar esos costos extra, lo hace. Pero me preocupan las bandas que nacen, más pequeñas, es injusto que deban batallar más. Y es una de las cosas menos terribles de Brexit, que deja mucho peor parada a mucha más gente en otros ámbitos. Es una idea económicamente terrible, y la gente la sufrirá. Me pone muy triste que haya sucedido, pero nosotros seguiremos tocando. Es posible que esto incluso nos lleve a pensar por fuera de Europa, y quizá podemos pasar por Colombia. He escuchado cosas maravillosas de ese país.
SEMANA: Harry, háblenos de sus influencias y de cómo ha cambiado su manera de escuchar música . ¿Le da tiempo a cosas nuevas, vuelve a los clásicos de siempre?
H.M: Le dedico tiempo a escuchar nueva música. Muchas veces navego la lista de lanzamientos nuevos en Spotify, escucho y escojo en qué quedarme. Es algo muy veloz; si en los primeros 30 segundos no me atrapa, sigo. Por mi parte, estos últimos años he estado tocando mucha música clásica, mucho Bach en mi piano, lo amo. Puede ser aburrido para algunos, pero me gusta escuchar a Bach en muchas versiones, escuchar diferentes grabaciones y músicos distintos tocando las piezas. Esto, para informar lo que yo hago en mi propia interpretación de esa música.
Tu disco favorito de Bowie cambia con el tiempo, de esto estoy seguro
Charles (Cave) y yo nos la pasamos escuchando música, muchos discos de los setentas y ochentas. Uno importante para esta etapa nuestra sería Goat Head Soup de los Rolling Stones, ese discazo nos acompañó mientras grabábamos. Y hay clásicos como Bowie, que siempre han estado en mi vida (en la de todos)... pero hay periodos en los que conectas de nuevo, en los que vuelves a él. Y regresa el tema que mencionaba antes: la manera en la que lo interpretas depende de las experiencias que has tenido, y eso cambia con el tiempo. Tu disco favorito de Bowie cambia con el tiempo, de esto estoy seguro. Además hubo una época, en los setentas, en la que le fue imposible dar un mal paso. Sus discos son increíbles de maneras tan distintas, son tan inspiradores. Puede ser una respuesta cliché, pero es siempre una enorme inspiración.
SEMANA: Mencionó Spotify, y hacia ese servicio de streaming se dirige el reclamo del pago injusto a los artistas. ¿Lo ve así? ¿Se puede solucionar esto?
H.M: Creo que exige enormes ajustes por parte de bandas como nosotros. Nuestro negocio cambió completamente en estos diez años en los que hemos hecho esto. No es necesariamente algo malo pero sí exige innovación y “cabeza” acerca de cómo harás el dinero. Para nosotros, es hacer espectáculos. Lanzamos música para salir allá afuera y tocar shows en vivo, para hacer parte de giras en Europa y ganarnos el pan.
Es fácil decir que Spotify trata de manera injusta a los artistas, y hay verdad en eso, y eso se podría balancear mejor, pero no estoy seguro de que sea tan malo como mucha gente lo pinta. El punto de balance no está tan lejos como muchos creen, porque sí hay una exposición mundial que te da. Como artistas, nuestro Spotify nos muestra dónde se escucha nuestra música, en qué ciudades, en qué países. Sin este tipo de plataformas creo que hubiera sido muy difícil conseguir que te escucharan en Suramérica tan fácilmente. Es un carrusel y esto gira, tiene cosas buenas y cosas malas. Y sí, creo que podrían pagar un poco más.
SEMANA: Háblenos del arte en este disco, un código llamativo de banderas...
H.M: Con estas banderas solías comunicarte en los botes mercantes. Uniendo banderas podías mandar mensajes, alzándolas en tu mástil. Y es una especie de tema nuestro: en el disco anterior, FIVE, la portada era en sistema Braille; nos gusta la idea de adoptar otra manera de comunicación y, literalmente, escribir el título del álbum en ese lenguaje. Y aquí seguimos con esa idea. Es otra manera interesante de hacerlo y ya nos pone a pensar en cómo será la siguiente. Quizás apelamos al Klingon.
SEMANA: ¿Se ve haciendo música el resto de su vida?
H.M: Creo que todos los músicos del mundo enfrentamos en pandemia un escenario de “¿Qué carajos voy a hacer ahora si esto no retoma como antes?” Uno podía seguir haciendo música, y seguro lo haría, porque siento que es una de las que cosas que una vez empiezan ya no se detienen más, se vuelven parte de ti, pero lo pensé mucho. Mi conclusión es que me hubiera jodido, no sé hacer nada más.
SEMANA: ¿Algo de música latinoamericana o colombiana que lo haya marcado?
Harry McVeigh: Creo que muchas cosas, no sé si las que esperas. Tengo en mí mucho bossa nova, y adoro canciones como The Girl from Ipanema interpretada por Stan Getz y Astrud Gilberto, ese tipo de música. Colombia debe tener una tradición muy rica de música, con estilos que seguramente he escuchado pero no sabría mencionar ahora.