Mientras a su competencia le ha funcionado la estrategia de revivir éxitos de décadas pasadas, Caracol apuesta por una serie con la que quiere marcar un hito. Para ello, devolvió el reloj poco más de doscientos años para narrar la vida de Simón Bolívar. El canal no se puso límites para completar su superproducción y tomó todo su tiempo para estrenarla en Colombia. Por medio de una alianza con Netflix, quedó disponible desde junio en Europa, Estados Unidos, Venezuela y muchos otros países con el título de Bolívar, una lucha admirable. Y este miércoles empezó al fin en Colombia, donde los espectadores verán al Libertador crecer, querer, sufrir, perder, luchar, ganar y caer.

En el marco de su aniversario 50 y del bicentenario de la independencia, el canal tiró la casa por la ventana para hacer Bolívar: el hombre, el amante, el libertador (su título en Colombia). Por la gran expectativa que la precede, la serie sufrirá un escrutinio sin par. Pero, más allá de críticas o aplausos, Caracol ha hecho todo para entregar el producto más ambicioso de su existencia. El esfuerzo comenzó desde que decidieron narrar las distintas épocas de la vida de Simón Bolívar, una de las figuras más fascinantes, discutidas e idealizadas del continente.

Para asegurar ese logro, el canal encomendó el guion a Juana Uribe. La experimentada guionista integró su equipo de argumentistas con dos historiadores, una investigadora y tres escritores que leyeron prácticamente toda la bibliografía existente sobre el Libertador para convertirlo en un ser humano. Uribe cuenta que ella y su equipo cruzaron “los hechos que lo marcaron, su forma de afrontar los obstáculos y los retos que tuvo que sortear; de esta manera formamos el carácter y su personalidad. De forma muy parecida hicimos con el resto de los personajes”.

Foto: Irene Esser (venezolana) y Shany Nadan (ecuatoriana) interpretan a los amores de Simón Bolívar: María Teresa Rodríguez del Toro, su única esposa, y Manuelita Sáenz, ‘la libertadora del Libertador’. FOTOS: CORTESÍA CARACOL TELEVISIÓN / RAMIRO AYERBE Y ANDRÉS VALBUENA.

Uribe ya ha sumado en proyectos significativos de Caracol como El patrón del mal y La niña, que desde narrativas casi opuestas han sabido ilustrar dolores y esperanzas de este país. Ahora encontró cómo sumar gotas de ficción al drama, especialmente a las relaciones amorosas de algunos de sus personajes.

Para realizar la obra, el canal tuvo que encadenar acciones titánicas. Primero, buscar y elegir durante meses un reparto talentoso de 600 actores y 6.000 extras (a modo de referencia, en la memorable ‘Batalla de los bastardos’ de Juego de tronos usaron 500 extras), así que bien empleados pueden tener gran efecto. Segundo, encontrar decenas de locaciones y luego destinar tres unidades de producción, entre marzo y septiembre de 2018, a recorrer miles de kilómetros.

En Colombia, Bolívar se rodó en una treintena de locaciones. Llegó a ciudades que hasta ahora la televisión había ignorado como Popayán y Yopal, a otras como Cartagena y Villa de Leyva, a pueblos como Monguí y a parajes como el páramo de Ocetá y el Parque de los Nevados. Además de las obvias dificultades que se presentan al llevar equipos grandes a lugares inhóspitos, las ciudades plantearon sus propios problemas y obligaron a borrar la huella del tiempo en algunos de los paisajes urbanos. No fueron pocos los casos en los que la producción se vio obligada, entre otras medidas, a desplazar postes de luz para preservar el corte genuino.

En su decisión de no escatimar gastos, el canal también decidió grabar en locaciones auténticas en España. Como SEMANA pudo constatar, encontró las locaciones perfectas en Aranjuez y su imponente palacio o en espacios hermosos y callejuelas del pueblo de Pedraza, que parece detenido en tiempos medievales. Y a las afueras de Toledo halló una casa grande y amplia, con cuartos decorados en estilos que van del español al árabe, para filmar algunas escenas interiores del paso del joven Bolívar por la ‘madre patria’.

Foto: Los guiones de Juana Uribe y de su equipo, que integró historiadores, investigadores y guionistas, hicieron a Nicolás Maduro cambiar de opinión. FOTOS: CORTESÍA CARACOL TELEVISIÓN / RAMIRO AYERBE Y ANDRÉS VALBUENA.

Por estos detalles y su magnitud, Asier Aguilar (productor de la serie) y Dago García (vicepresidente de Producción y Contenido de Caracol Televisión) aseguran que se trata de la serie más ambiciosa de la historia de la televisión colombiana. La pantalla refleja el acierto de evitar el estudio y jugársela por locaciones reales que le dan al producto un aire auténtico sin precedentes en la televisión nacional.

Y si bien no grabaron en Venezuela, actores de ese país tienen una importante participación. Simón Bolívar aparece en tres etapas de su vida: de niño, de joven y de adulto. Al primero lo interpreta el caleño Maximiliano Gómez, mientras que José Ramón Barreto y Luis Gerónimo Abreu, ambos venezolanos, le dan vida en su juventud y en su madurez.

Reacciones

Paradójicamente, la serie se benefició del golpe de publicidad que le dio Nicolás Maduro hace unos meses. En una primera instancia, sin haberla visto, el dictador vecino se empeñó en desacreditarla por el hecho de ser un “producto de la oligarquía colombiana”. Pero no se resistió a verla y, contra todo pronóstico, cambió sus ataques por aplausos.

En Estados Unidos la serie ha suscitado críticas de quienes, acostumbrados al concepto de temporadas, no entienden por qué lanzan 60 capítulos de un envión, y consideran que hay muchos de más. Pero, a nivel general, los televidentes latinoamericanos, que entienden la cultura de la telenovela, han exaltado sus muchas virtudes.

Fotos: En 30 locaciones de Colombia y España rodaron la serie. Quienes la han visto completa, incluido Nicolás Maduro, han aplaudido su resultado. En su primera noche venció a su enfrentado con 11 puntos de rating. FOTOS: CORTESÍA CARACOL TELEVISIÓN / RAMIRO AYERBE Y ANDRÉS VALBUENA.

Por ejemplo, Juan Carlos Iragorri, corresponsal internacional de esta revista y director de Voces RCN. Gran admirador de Simón Bolívar, Iragorri ‘maratoneó’ por Netflix sus muchos episodios en el curso de cinco días y llegó a ver 15 capítulos de un solo envión. De la experiencia, que recomienda a ojos cerrados, destaca muchos aspectos: la capacidad de despertar curiosidad histórica (que lo llevó a investigar sobre muchos de los personajes) y el rigor enriquecedor de filmar en lugares que el Libertador visitó, como Popayán y varias haciendas circundantes como Calibío y Coconuco, entre muchos más.

Iragorri disipa además uno de los grandes temores asociados a la televisión nacional: las escenas de acción. Asegura que las secuencias de batallas, como las libradas en el pantano de Vargas y en el puente de Boyacá, están más que a la altura de las circunstancias. También calificó de impresionante el registro del cruce de Venezuela al altiplano por el páramo de Pisba.

De los actores que interpretan al Libertador, Iragorri se queda con los dos más jóvenes, si bien destaca la labor de los tres y, en general, de la mayoría de actores y actrices. Aplaude las interpretaciones de José Antonio Páez y el coronel Rondón. Para el periodista, la serie demuestra que Bolívar fue un verdadero titán, al no omitir sus muchos matices: su tremenda sencillez, ilustrada en su relación con Hipólita –la esclava que por momentos fue madre y padre para él–, pero también sus debilidades, errores y defectos, así como su obstinación, su violencia y sus apetitos monárquicos.

In Situ

Mucho antes de ser el Libertador, el joven Bolívar viajó a Europa con el fin de recuperar un título nobiliario. Allí dio con unos tíos parranderos que le enseñaron de la vida, pero no propiamente con buen ejemplo. Más importante aún, en España conoció a María Teresa Rodríguez del Toro, la hija de un criollo venezolano que se convirtió en su primer amor y en su única esposa. Mientras la producción se empeñaba en lograr estas escenas, SEMANA habló con algunas de las actrices y actores que manifestaron que participar en esa obra era un honor para cualquier intérprete.

Barreto señala que en Venezuela la clase de historia se ve desde el primer año hasta el final del bachillerato, pero señala una contradicción interesante

Uno de ellos, Bernardo García, describe la emoción de integrar este drama de época “porque tú lo ves, es palpable. Cuando uno lee un libreto se hace una idea, y la imagen que yo tenía en la cabeza no resultó tan rica como la que se ha logrado. Superó la expectativa al ver los detalles del arte y a todos los departamentos alineados y sincronizados hacerlo bien”.

Para José Ramón Barreto, una producción así no solo narra, sino que enfrenta el reto de enseñar: “Un proyecto como este habla por sí solo. Presenta la oportunidad de verlo y disfrutarlo, pero también te puede educar, hacerte entender quiénes somos, quiénes fuimos y por qué somos quiénes somos ahora”. Barreto señala que en Venezuela la clase de historia se ve desde el primer año hasta el final del bachillerato, pero señala una contradicción interesante: “En Colombia no, pero se hace un proyecto como este.

Por eso siento un gran compromiso yo, personalmente, de contar un personaje del que tiene tiempo sin hablarse, para que se identifiquen los jóvenes, en ideas y en formas, en ideologías, a partir de hablar más del hombre, de por qué y cómo se formó, y por qué y para qué hizo lo que hizo. Así podemos entender que corremos el riesgo de estar cayendo en los mismos errores que hace 200 años”.

En Madrid, en un café cerca del Palacio de la Zarzuela, el productor Asier Aguilar y el director de arte Diego Guarnizo recorrieron hace algunos meses detalles del vestuario y de las grabaciones. También repasaron lo mejor de las producciones colombianas: actores como Diego Álvarez, guionistas como Julio Jiménez, producciones como Los pecados de Inés de Hinojosa, La casa de las dos palmas, Yo soy Betty, la fea, y Café. En últimas, hablaban de esa lista de series inolvidables que Bolívar quiere superar. El público decidirá si lo logró.

Foto: Talentos como Álvaro Bayona y Ernesto Benjumea representan figuras clave para Bolívar: uno interpreta al tío que le complicó la vida; el otro, al maestro que lo guió. FOTOS: CORTESÍA CARACOL TELEVISIÓN / RAMIRO AYERBE Y ANDRÉS VALBUENA.