SEMANA: El Hay Festival lleva 15 años celebrando las ideas de quienes se dedican al oficio de escribir y pensar un mundo cada día más complejo. Frente a la primera edición del festival en Colombia y la que viene este año, ¿qué ha cambiado? Cristina Fuentes: Empezamos como un festival con un foco muy literario y poco a poco nos fuimos convirtiendo en un certamen de ideas, en el que se tratan multitud de temáticas importantes para el mundo que vivimos: ciencia, crisis climática, periodismo, activismo, la lucha por la igualdad de género y de las minorías, filosofía, pensamiento y la mejor literatura a nivel nacional e internacional. En estos 15 años, el mundo ha cambiado paradigmas. Por ejemplo, hay uno que está en proceso de ser deconstruido del todo: el de la diferencia por cuestiones de género. Los feminismos, cuyos planteamientos se habían ido definiendo a lo largo del siglo XX, han llegado para quedarse y para recordarnos que la búsqueda de la igualdad entre los géneros es positiva para todos. También la idea del progreso como algo intrínsecamente bueno y lineal se está cuestionando; comenzamos a poner el cuidado del medioambiente por delante del desarrollo económico o industrial, y esto también es un cambio fundamental, clave si queremos conservar este planeta para las generaciones futuras. Estos grandes temas se ven reflejados en la programación más que antes.
SEMANA: ¿Cuál ha sido el reto más grande en ese cambio de enfoque para que la gente no perciba el Hay solo como un festival literario? C.F.: Este cambio se ha dado progresivamente. Yo creo que cada festival tiene su propia alma, y el mismo público pidió diversidad con su reacción positiva y masiva a los nuevos temas que íbamos presentando. Fue interesante traer a los negociadores de la paz cuando estaban todavía en conversaciones en La Habana para hablar con el público casi por primera vez. Lo mismo, a Thomas Piketty para debatir sobre cómo crear un mundo menos desigual en una de las ciudades más desiguales de Colombia o a activistas como Nadia Tolokno de Pussy Riot. Vivimos un momento complejo, y hace falta no solo crear, sino mantener espacios para la conversación y la pluralidad del pensamiento. SEMANA: El modelo del Hay Festival, ha dicho usted, ha querido alejarse del tradicional de la feria del libro hispana. ¿Cómo contrasta el modelo del Hay con ese que domina en los eventos de pensamiento en el continente? C.F.: Hace 15 años, cuando comenzamos a llevar el Hay Festival a ciudades de América Latina, en las ferias del libro imperaba el modelo de un recinto de venta de ejemplares y presentación de novedades literarias. No se estilaba, en general, ofrecer debates, charlas o encuentros más allá de los libros del momento, así que el Hay Festival fue un modelo novedoso, en el que el foco principal se ponía en los escritores y sus ideas. Aunque se vendían libros después de las charlas, lo principal era la conversación. Hoy en día, las ferias han cambiado mucho y casi todas tienen una programación cultural estupenda y diversa que complementa el aspecto comercial. Ahora proliferan los festivales de literatura e ideas en todo el continente, un fenómeno del que hemos sido, en parte, catalizadores, lo que nos alegra y enorgullece.
SEMANA: La sostenibilidad de un proyecto tan ambicioso y de la envergadura del Hay debe ser retadora. ¿Cómo se mantiene y qué pueden aprender otros festivales más pequeños de su éxito? C.F.: Hace falta una gran coalición de apoyos públicos, privados, mediáticos, institucionales y de multitud de embajadas y organismos gubernamentales, que deben compartir nuestra visión y plantear apoyos a largo plazo. Para que un festival deje un legado real y tangible en el país donde esté, lo importante es la sostenibilidad en el tiempo: que se convierta en un punto de culminación o de comienzo de multitud de proyectos que duran todo el año, como el programa Crecer Leyendo de grupos de lectura que organizamos con la fundación Plan en localidades de Cartagena o el concurso de cuento del Ministerio de Educación y RCN. En Colombia hemos encontrado un sector público interesado en sostener proyectos inclusivos y en llevar el Hay Festival a zonas desfavorecidas, y un sector privado que entiende el valor de la cultura para todos y el valor simbólico de estar asociado con ella. “En Colombia hemos encontrado un sector privado que entiende el valor de la cultura para todos". SEMANA: Este año hay un fuerte énfasis en autores y conversaciones sobre ciencia y medioambiente. ¿Por qué decidieron apostarle a esta línea temática y a quiénes invitaron en estas áreas? C.F.: La preservación del medioambiente y de nuestro planeta, buscar maneras más sostenibles para la producción y para la vida de las personas, es uno de los grandes retos de nuestros tiempos. Trataremos de acercarnos a él a través de la participación de invitados como el antropólogo y etnobotánico Wade Davis, el estadounidense David Wallace-Wells y la divulgadora científica Jennifer Ackerman, que narra sus hallazgos sobre la sorprendente inteligencia de las aves. Sobre ciencia, el aclamado científico Christophe Galfard hablará sobre la figura de Einstein, y el divulgador científico Philip Ball sobre cómo cultivar un ser humano, trabajo que basó en un experimento realizado con su propia piel. Entre otros, junto con el Consejo de Investigación del Medio Ambiente Natural, del Reino Unido, el Hay Festival traerá también el programa Trans.MISSION II, una iniciativa que busca reunir a personas del mundo de la cultura y de la ciencia. SEMANA: Muchos de los invitados son figuras inesperadas: no pudo llegar el reguetonero J Balvin, pero era la apuesta central para la charla inaugural. ¿Por qué pensaron en él? C.F.: En el evento inaugural siempre presentamos personajes que ofrezcan un interés cultural más amplio, acercándonos al mainstream desde sus mejores exponentes. Quisimos en esta edición que fuese J Balvin como fenómeno cultural, no sin controversia, y además como ejemplo de superación a nivel laboral y vital; esperamos que nos pueda acompañar en otra ocasión. Estamos emocionados con la charla inaugural de esta próxima edición que ahora será con la actriz española Maribel Verdú. Una invitada de lujo.
SEMANA: Se supo recientemente que otra invitada principal es Dilma Rousseff, un personaje que ha estado en el corazón de intensas discusiones políticas en la región. ¿Por qué decidieron incluirla entre las invitadas centrales? C.F.: Es un honor contar con Dilma Rousseff en conversación con Javier Moreno, el editor de El País América, para hablar sobre lo que pasa con la izquierda en América Latina, en específico, y del mundo, en general, y de los retos que tiene por delante. Es una expresidenta con una larga carrera política y como activista que tiene mucho que contar. Vivimos en tiempos de polarización política extrema, y creemos que es fundamental para romper con estas diferencias el conversar desde diferentes perspectivas con los espectadores. Se habla de política desde el pensamiento; lo político está en todo. Sin duda alguna, la forma y modelo de gobernabilidad de nuestros sistemas políticos así como los retos del sistema democrático tienen que estar presentes en un festival de ideas.
SEMANA: ¿Cuál puede ser el papel de la cultura, el arte y el pensamiento en una región como Hispanoamérica, donde se ha visto el regreso de grupos de extrema derecha, líderes conservadores y focos de intolerancia frente a la diversidad? C.F.: En este mundo tan polarizado y con los auges de los extremos, de las noticias falsas, del populismo, hace falta proteger y potenciar la cultura más que nunca. La cultura nos hace pensar, nos ensancha y amplía nuestras miras, y nos hace cuestionar el mundo en que vivimos. Creo que nuestra labor se hace más apremiante que nunca: crear espacios para la conversación, para potenciar intercambio y generar pensamiento plural y crítico, y también para celebrar lo mejor de la literatura y el pensamiento.