En un día cualquiera de 1960 los artistas Fernando Botero, Enrique Grau, Guillermo Wiedemann, Alejandro Obregón, Eduardo Ramírez Villamizar y Armando Villegas posaron para el fotógrafo Hernán Díaz. En la imagen que se publicó finalmente no apareció uno de los artistas. Aunque la foto es muy conocida, pocos conocen la historia detrás de la foto.A inicios de los sesenta la crítica de arte argentina Marta Traba estaba impulsando el trabajo de algunos artistas colombianos y hacía su libro ‘Seis pintores contemporáneos colombianos’ de la mano de Hernán Díaz. Para su texto reunió a los pintores mencionados pero decidió sacar a Armando Villegas.Para la Bienal de arte de Sao Paulo que se realizaría en 1961 Armando Villegas sugirió a Marta Traba como curadora. Ella, para su sorpresa, lo eliminó de la lista de artistas que representarían a Colombia y su relación termina de irse abajo cuando él le dice: “Marta, el arte queda y los críticos pasan”.Así que ella decide sacar de su libro la obra de Villegas e incluir al escultor Edgar Negret y cambiar el título de su libro a ‘Seis artistas contemporáneos colombianos’. La foto no se pudo repetir así que se publicó la imagen pero Villegas no apareció en la foto, según relata Joyce Lamassonne, pintora y gestora de la galería Lamazone.Traba en su momento jugó un papel decisivo en la escena del arte colombiano. Fue la fundadora del Museo de Arte Moderno de Bogotá y era la curadora de varias exposiciones y bienales en varios lugares de Latinoamérica. Su crítica dejó huella en el país y abrió puertas a muchos artistas colombianos, así como también, de forma implacable, se las cerró a otros. Ricardo Arcos- Palma, crítico de arte, explica que Marta Traba seleccionó a estos artistas porque eran a quienes quería impulsar en el extranjero. Este grupo de artistas era la punta de lanza del movimiento de arte moderno que se empezaba a vivir por aquella época.La foto se tomó en La Macarena, un barrio conocido en ese entonces como ‘La Colina de la deshonra’. Allí los artistas se iban concentrando, y hacían fiestas interminables. “En esa década -explica Arcos-Palma- Bogotá todavía era muy provincial y en este barrio se reunían artistas que habían conocido varios lugares del mundo” y contrastaban con lo que se vivía en la ciudad seria y gris.El barrio, que no era muy pretencioso, estaba cerca de El Cisne, la cafetería intelectual de la época; también estaba a unas cuantas calles de teatros del centro y del cine club del edificio de Radio Sutatenza, en donde se proyectaban las películas de la Nouvelle Vague francesa y el Free Cinema inglés.Le puede interesar:“La pintura, al igual que el sexo y el amor, ha perdido sentido”: Fernando De SzyszloLa imagen se toma en una época en que se vive la liberación sexual, las mujeres habrían votado por primera vez y en 1962 se levantaría el estado de sitio que había vivido el país por más de 13 años. Estos artistas se reunían en fiestas en las que Grau y Hernán Díaz eran los anfitriones de noches en las que terminaban embriagados, disfrazados, maquillados, cantando y recitando fragmentos de libros de sus autores favoritos. Por esa época en la foto Botero todavía no había acuñado su estilo de figuras volumétricas, su pintura era figurativa expresionista. Grau estaba experimentando un ambiente medio teatral. Wiedemann ya era reconocido y fue quien abrió la puerta hacia el exotismo y modernismo; ya estaba pintando con sus figuras negras del Chocó. Obregón comenzó a ser reconocido por su pincelada libre. Villamizar ya se destacaba por ser un gran escultor y un excelente dibujante. Armando Villegas se acercaba al realismo mágico y Negret comenzaba a conocerse por su escultura que mezcla lo indígena con lo contemporáneo.Alrededor de esta foto y de esta historia se realizará la exposición de obras de estos artistas en la galería Lamazone. Desde el 29 de septiembre se presentarán 30 piezas entre bocetos, dibujos, collages, pinturas y esculturas de estos artistas.Le sugerimos leer: El Mambo necesita donaciones, pasantes y voluntariosSin duda la exposición evocará lo que fueron los grandes inicios del arte moderno en Colombia a través de la obra de aquellos que siguen vivos por su trabajo. El único vivo es Fernando Botero.*Las piezas que se verán en la galería fueron seleccionadas por el curador Andrés Felipe Ortiz, quien descubrió esta foto gracias a que ya había hecho una exposición de Hernán Díaz. La exposición se presentará hasta el 1 de noviembre de 2016 en Lamazone (Cra. 3A #63-58, Bogotá).