En 1510, Martín Fernández de Enciso y Vasco Núñez de Balboa fundaron Santa María la Antigua del Darién, la primera ciudad española en tierra firme. A pesar de que duró en pie solo quince años, fue el punto inicial de la conquista de la América continental. Por ella pasaron los más importantes conquistadores de la época, Francisco Pizarro, Sebastián de Belalcázar, Diego de Almagro, Gonzalo Fernández de Oviedo y Pedro Arias Dávila. Por eso, para Alberto Sarcina, antropólogo del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (Icanh), Santa María se convirtió en el laboratorio de la conquista: el sometimiento de los indígenas y la fundación de ciudades.

Ubicada al norte del hoy departamento del Chocó, en cercanías de la costa occidental del golfo de Urabá, en tierras del municipio de Unguía, Santa María estuvo perdida durante casi 500 años. En las últimas décadas, ese territorio presenció el conflicto armado colombiano, el avance de los paramilitares, los asesinatos y el desplazamiento forzado. Incluso, los Castaño tuvieron una finca en sus alrededores.

Ese contexto parecía condenar al olvido a Santa María. Pero, tras más de 40 años de investigaciones y salidas de campo, la encontraron antropólogos e historiadores locales e internacionales. Entre 2006 y 2013, el antropólogo italiano Alberto Sarcina, con el apoyo del Icanh, halló pruebas contundentes de que en una zona de la vereda Santuario (Unguía) reposaban los restos de ese enclave. Luego de 6 años de trabajos, el próximo 4 de abril, el Ministerio de Cultura inaugurará el Parque Arqueológico e Histórico de Santa María de Belén la Antigua del Darién. Un verdadero hito en el ámbito cultural colombiano ya que hace 30 el país no fundaba un parque arqueológico nacional.

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La historia

Al mejor estilo de Game of Thrones, a Santa María la fundaron en medio de intrigas políticas, intereses personales y los enfrentamientos con los indígenas que caracterizaron la conquista de América. Y como principales protagonistas tiene a Martín Fernández de Enciso, Vasco Núñez de Balboa, Alonso de Ojeda y Pedro Arias Dávila.

Ojeda tenía permiso de la corona para explorar y conquistar la costa Caribe entre el golfo de Urabá y el cabo de la Vela. En 1510, tras huir de los ataques de los indígenas que vivían en la actual Cartagena, llegó al costado oriental del golfo de Urabá y fundó una pequeña empalizada que llamó San Sebastián de Urabá.

Al poco tiempo los indígenas de la región atacaron a Ojeda y a sus hombres. Ante las noticias del hostigamiento, Martín Fernández de Enciso salió de la isla La Española a socorrer a su compañero. En uno de los barcos viajaba de polizón Núñez de Balboa, escapado de esa isla por deudas y problemas políticos. Cuando Enciso atracó en San Sebastián, encontraron a Balboa y lo iban a colgar. Pero el polizón pidió clemencia y se ofreció a pelear contra los indígenas.

Al poco tiempo, Ojeda abandonó la empalizada para nunca más volver. Del lugar quedaron a cargo Enciso y Francisco Pizarro, quienes no pudieron hacerle frente a la ofensiva indígena.

En el yacimiento arqueológico han aparecido restos prehispánicos y españoles como narigueras de oro que datan de los siglos XI-XIV y una botija. Foto: cortesía ICANH

Ernesto Montenegro, director del Icanh, cuenta que Balboa robó unas canoas a los indígenas y en una noche cruzó el golfo con Enciso y alrededor de 300 hombres. Llegaron a un lugar habitado por los indígenas cuevas, que los recibieron pacíficamente. Los españoles se dirigieron al poblado selva adentro, donde se encontraba el cacique Cémaco. Enciso y Balboa traicionaron entonces a los indios, se tomaron el pueblo y fundaron Santa María.

En 1513, al considerar que Santa María se podía convertir en una ciudad estable y eje de la conquista, el rey Fernando de Aragón y Castilla emitió las capitulaciones que la fundaban legalmente. También nombró como su gobernador a Pedro Arias de Ávila, (llamado Pedrarias) que inmediatamente partió de Sevilla con una flota de veinte buques y más de 2.000 personas. Según Sarcina, Arias hizo el trasteo de una ciudad española a América: “Allí viajaban artesanos, monjes, religiosos, soldados… y transportaban todos los artefactos necesarios para construir una ciudad”.

Pero todo les salió mal. En pocos meses murieron más de 600 españoles, y a esa tragedia se sumó la pelea política entre Pedrarias y Balboa, que terminó decapitado en 1519. Arias decidió, en 1519, trasladar a Santa María a la actual ciudad de Panamá. La suerte de Santa María se selló cuando, en 1524, una rebelión indígena incendió el poblado y mató a los pocos españoles que todavía vivían allá.

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El Icanh construyó en ese lugar el museo que alberga los restos arqueológicos. El instituto acordó con los habitantes que lo encontrado en las excavaciones se quedaría allá. Foto: cortesía ICANH

Descubrimiento

Las primeras exploraciones para encontrar a Santa María se iniciaron en la década de 1960. A pesar de que encontraron artefactos y restos, no determinaron si en ese sitio quedaba la ciudad o una simple empalizada. Las pistas de su localización aparecieron entre 2006 y 2013, cuando Sarcina empezó a explorar la zona. En 2013, El Icanh inició su participación en el proyecto y comenzó un proceso de diálogo con los habitantes de la región para llevar a cabo las excavaciones y, finalmente, construir el parque arqueológico.

Con la comunidad acordaron que los habitantes participarían de las excavaciones y que lo encontrado se quedaría allí en un museo. “Esta fue una labor interesante porque logramos ganarnos la confianza de una gente que desconfiaba del Estado, les transferimos conocimientos arqueológicos, además de ayudarnos con las excavaciones. Hoy entienden el valor de lo que hay allí y se preocupan por preservarlo, lo sienten como propio”, dijo Montenegro.

En este parque arqueológico de más de 50 hectáreas, los colombianos podrán ver los restos de un poblado indígena que se encontraba allí desde el siglo XII y los vestigios de la ciudad española. Aunque no hay construcciones porque todas eran de madera, los arqueólogos y habitantes han recuperado espadas, armas, monedas, y vasijas de las familias olvidadas que alguna vez pusieron sus ilusiones en Santa María la Antigua del Darién.

Azulejos parietales españoles de estilo mozárabe de comienzo del siglo XVI. Foto: cortesía ICANH.

En un caso poco común en la arqueología colombiana, los habitantes de la región, algunos de ellos indígenas recibieron entrenamiento en métodos arqueológicos para que participaran en las excavaciones. Foto: cortesía ICANH.